Todo hace suponer que el interés por la audiología en España (que dicho sea de paso es un interés circunstancial y no vocacional, como consecuencia de factores como la crisis), el incumplimiento de las normativas en el ejercicio libre de la profesión (del fabricante, del distribuidor, del ORL y del audiólogo), el desempleo, el paro juvenil y la idea generalizada de que la audiología proporciona un enriquecimiento rápido y fácil hacen que internet, ópticos y farmacéuticos, ORL y unos 400 nuevos audiólogos técnicos al año proporcionen a la misma un halo de futuro prometedor.
Obviamente me refiero a la vertiente comercial de la audiología.
Y es que la vertiente comercial de la audiología entrará imparablemente en una fase de “expansión” que tendrá repercusiones “maravillosas” para los vendedores de prótesis entre los que se incluyen portales de venta online, cadenas de ópticas, cadenas farmacéuticas, multinacionales, franquicias, etc.
¡No hay más que echar un vistazo a internet y ver noticias como estas!: “Las ventas de audífonos aumentaron en Estados Unidos un 2,9% durante el primer semestre del 2014”, “Negocio de futuro: la venta de audífonos”
Presumo que esta fase se caracterizará por una publicidad agresiva y engañosa, por una guerra bestial y brutal de precios, por un dirigismo no ético y por un deficiente servicio profesional pre/posventa, donde imperaran “los regalos” y “lo gratuito”.
Todo ello adornado de una falsa profesionalidad y de un gran marketing comercial encaminado a vender, vender y vender no importando el cuándo, el cómo ni dónde, lo que lleva implícito el no importa a quién ni por qué ni para qué.
Tras este impacto se entrará en una fase de decaimiento y es muy probable que, por analogía, ocurra lo que ocurrió con la óptica, que tras un periodo de expansión y proliferación cayó en un profundo pozo como consecuencia de su política de gestión económica.
Ahora, con la audiología en manos de estos mismos gestores (como parece ser que se pretende) y/o de otros afines puede que le ocurra exactamente lo mismo.
Si a esto le añadimos la saturación del mercado, como consecuencia del aumento indiscriminado de los puntos de venta, los problemas económicos, los cambios en las políticas de subvenciones y la insatisfacción lógica de los usuarios, la decadencia del sector de la audiología está servida y garantizada.
Conviviendo con estas dos fases estará la audiología científica, en manos de Técnicos Superiores en Audiología en el ejercicio libre e independiente de la profesión, que serán los que den estabilidad, credibilidad y profesionalidad al sector de la audiología.
En definitiva y resumiendo, en el futuro, la audiología comercial será una catástrofe (audífonos bajo precio, baja calidad, proliferación de puntos de venta que no cumplen normativa, implantes cocleares para todo, dirigismo “legal” creado a la carta, una audiología social deficiente, aumento de las personas con problemas auditivos, insatisfacción generalizada de usuarios…) y la audiología científica se mantendrá e incluso mejorará su imagen profesional como consecuencia de su alta especialización quedando reservada (desgraciadamente y como consecuencia de la catástrofe anterior) para los que su poder adquisitivo les permita usar audífonos de calidad y acceder a un tratamiento auditivo y rehabilitador, realizado por profesionales que vivan para la audiología y no de la audiología.