El Daño Cerebral Adquirido (DCA) puede aparecer cuando una persona sana sufre una lesión repentina en el cerebro. Algunas de sus secuelas afectan a la audición. Una rehabilitación temprana y eficaz de estos pacientes les ayuda a mantener una mejor calidad de vida.
El término Daño Cerebral Adquirido (DCA) comprende las distintas alteraciones que se manifiestan tras una lesión cerebral que irrumpe en el desarrollo normal de los pacientes (Defensor del Pueblo, 2005; Galián, 2013).
La lesión cerebral se puede producir por diversas causas como traumatismos craneoencefálicos, ictus, tumores cerebrales, meningitis o hipoxia cerebral (ahogamiento, intoxicaciones, parada cardíaca,…). En España se estima que unas 420.000 personas están afectadas por algún tipo de Daño Cerebral Adquirido y de estos, el 78% de los casos se deben a un ictus (FEDACE, 2012).
Las secuelas tras un DCA pueden ser múltiples (alteraciones sensoriales, cognitivas, emocionales, comunicativas, físicas o de autonomía personal) y afectar a varios sistemas. En la familia del afectado con DCA el impacto emocional y social es importante puesto que cambia la dinámica familiar por las necesidades sociosanitarias que implica el grado mayor o menor de dependencia del paciente (Carrión, 2006).
Las consecuencias del DCA varían dependiendo del tipo de etiología que provoca la lesión, la localización de la misma, la severidad del daño y el área cerebral afectada. También influye el nivel sociocultural previo, la edad y el entorno familiar del paciente.
Las repercusiones debidas al daño cerebral provocado por el DCA pueden causar déficits en diversas áreas. Se pueden encontrar manifestaciones de la lesión a nivel cognitivo, emocional, motor, de lenguaje o perceptivo, entre otros.
Dentro de los déficits cognitivos más frecuentes tras el daño cerebral se encuentran los fallos de memoria, la reducción de la atención y del período de concentración, los problemas visoespaciales y visomanipulativos, el empeoramiento de las habilidades de razonamiento, la pobre planificación y la escasa capacidad de organización (Rodríguez, 2014).
Las secuelas emocionales se manifiestan con la apatía, la iniciativa, la irritabilidad, la impulsividad, la tolerancia a la frustración, la conciencia de las limitaciones o las habilidades sociales.
Entre los déficits motores se encuentran las apraxias y diferentes trastornos que afectan a la capacidad motora del paciente como la hemiparesia, la hemiplejía, la ataxia, la hipotonía, la hipertonía, la espasticidad, las dificultades de equilibrio, la somatognosia, la autopagnosia o el déficit de discriminación izquierda/derecha (Odriozola et al., 2009).
En el lenguaje, las consecuencias del daño cerebral se presentan en las afasias o trastornos de la comprensión o emisión del lenguaje, las disartrias o las alteraciones en la producción del habla debido a alteraciones en la respiración, la fonación, la articulación, la resonancia o la prosodia. También se pueden manifestar dificultades en la lectura, la escritura o el cálculo.
Los déficits en la percepción pueden aparecer bajo cualquier modalidad sensorial y son las denominadas agnosias. Un paciente con DCA puede tener agnosias en el sistema visual mostrando dificultades en el reconocimiento de objetos, como la negligencia unilateral espacial, la ceguera cortical, las alteraciones en la percepción del color, las alteraciones visoespaciales, el déficit de las funciones de análisis visual y los trastornos en la síntesis visual, las hemianopsias, los escotomas, la diplopía, etc. Las dificultades visuales secundarias a un DCA tienen un importante impacto en la planificación motora, el control postural o el equilibrio.
Además, en estos pacientes la percepción auditiva puede estar alterada. Así encontramos dificultades en el reconocimiento de sonidos del medio y de la información de carácter verbal. También aparecen alteraciones en la discriminación auditiva, déficit de análisis auditivo, problemas en la lateralización y localización del sonido, velocidad de procesamiento auditivo enlentecida y respuesta distorsionada ante la presencia de un sonido, problemas de equilibrio o tinnitus.
En el resto de modalidades sensoriales, como la táctil, olfativa y gustativa, encontramos también alteraciones en la percepción de los estímulos.
Asimismo, en los pacientes con DCA podemos encontrar alteraciones en el control de la respiración con consecuencias más o menos graves en el habla y en el control de las secreciones mucosas. También pueden aparecer problemas para tragar alimentos (disfagia), incontinencia urinaria, etc.
El momento de comienzo de la rehabilitación funcional del paciente con DCA es muy importante de cara a mitigar las secuelas que puedan arrastrar estos pacientes. En este sentido, es importante conducir la rehabilitación desde el principio para trabajar los déficits del paciente con el objetivo de normalizar su vida y adecuar el desempeño de todas las áreas afectadas a niveles previos a la lesión (Quemada et al., 2007).
Conocer las dificultades de comunicación, de procesamiento y de comprensión del entorno del paciente con DCA cuando acuden al gabinete audiológico es importante para poder abordar con éxito el desarrollo de su tratamiento. Entender sus limitaciones funcionales puede ayudar a una práctica profesional más eficaz.
SABER MÁS
BIBLIOGRAFÍA
• Carrión, J. L. (2006). Daño cerebral: una guía para familias y terapeutas. Madrid: Delta Publicaciones.
• Galián, E. (2013). Convivir con el daño cerebral adquirido. Madrid: Síntesis.
• Odriozola, F. A., Ibarrarán, M. I., Gorostidi, Á. M., Murgialdai, A., &Garde, P. M. (2009). Pronóstico de las secuelas tras la lesión cerebral. Medicina intensiva, 33(4), 171-181.
• Rodríguez, B. G. (2014). Alteraciones visuales, atencionales y perceptivas después de un daño cerebral adquirido: aportaciones desde la neuropsicología. Integración: Revista sobre ceguera y deficiencia visual, (64), 3.
AUTORA
MONTSERRAT DÍAZ
Doctora en Psicología
Psicóloga Sanitaria y Neuropsicóloga Clínica en Centro Integral San Lorenzo.
Profesora de Grado Univiversitario CEU San Pablo y en Módulo de Técnico Superior en Audioprótesis ISEP-CEU.
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