La otoscopia es un procedimiento clínico que puede aportar información de gran utilidad al audiólogo protésico en las distintas etapas de su intervención. Pero es muy importante realizarla de forma correcta, siguiendo unas estrictas pautas de exploración e higiene.
Pregunta:
¿Cuál es el procedimiento correcto para efectuar una otoscopia de forma segura y eficaz?
Respuesta:
Antes de iniciar la adaptación de los audífonos o de elegir el modelo idóneo para cada paciente, el audiólogo deberá, por medio de una otoscopia o videotoscopia, valorar el tamaño del CAE para seleccionar el tipo de audífono adecuado (CIC, RITE, BTE), identificar la presencia de osteomas, estenosis u otras anomalías del CAE, detectar la presencia de cuerpos extraños o cerumen abundante, comprobar la indemnidad de la membrana timpánica (MT), identificar los puntos de referencia de la MT como el triángulo luminoso y el mango del martillo, detectar la retracción de la MT o presencia de líquido, hongos, infección, etc.
Durante las revisiones, esta maniobra permite visualizar el estado del CAE y la presencia de cerumen para reforzar la necesidad de extremar la limpieza de los audífonos o detectar cualquier anomalía producida con posterioridad a la adaptación. En este sentido, el archivo de imágenes en la ficha del paciente facilitará por comparación la identificación de cualquier cambio.
Para realizar este examen del oído de manera segura y efectiva tanto en niños como en adultos se requiere práctica, destreza y experiencia suficiente por parte del audiólogo, y seguir unos pasos estrictos en relación con la higiene y el control de infecciones: lavarse las manos antes y después de la prueba, evitar contacto directo con los fluidos y limpiar y desinfectar cuidadosamente el espéculo antes de utilizarlo con otro paciente. Tampoco deberá utilizarse el mismo espéculo para explorar ambos oídos del mismo paciente si existe riesgo de transmitir infección de un oído a otro. Por ello se recomienda iniciar la exploración por el oído que aparente estar en mejor estado.
El audiólogo debe explicar la prueba al paciente (niño o adulto) y enseñarle la postura que debe mantener evitando moverse durante la prueba. En el caso de niños pequeños se explicará a los padres cómo sujetar al niño para evitar que mueva los brazos o gire la cabeza bruscamente. Si se trata de pacientes con hipoacusia debemos asegurarnos de que comprenden las instrucciones y si son usuarios de audífonos no quitarlos antes de completar la información. En el caso de utilizar un videotoscopio es aconsejable preguntar al paciente si quiere ver la imagen ya que algunas personas no lo desean.
Antes de comenzar la exploración se interrogará al paciente sobre la existencia de síntomas relacionados con el oído (dolor, molestia, supuración) o cirugías previas. También se comprobará el correcto funcionamiento del instrumento, la iluminación adecuada y la postura correcta del audiólogo, que debe estar sentado con su cabeza a la altura de la oreja del paciente y no de pie y encorvado. La exploración comienza con la inspección de las zonas próximas al pabellón y la entrada del CAE para determinar el tamaño adecuado del espéculo.
Éste se ajusta firme e higiénicamente al otoscopio y se introduce en el CAE lentamente sujetándolo con los dedos pulgar e índice. El resto de los dedos se interponen entre la cara del paciente y el instrumento, ayudando a mantenerla en esa posición. La mano contraria en tanto manipula el pabellón traccionando hacia arriba y atrás en los adultos, y hacia atrás (o atrás y abajo) en los niños.
El objetivo es alinear la porción cartilaginosa con la porción ósea y esto puede variar de un sujeto a otro. La maniobra se debe realizar con sumo cuidado ya que la piel que rodea la porción ósea es muy sensible.
Dependiendo de la forma y tamaño del CAE no siempre es posible la visualización total con una sola maniobra, por lo que a veces es necesario variar el ángulo del espéculo para una observación completa. En caso de explorar a niños muy pequeños se debe tener en cuenta que su CAE es corto y estrecho con una MT casi en posición horizontal, lo que dificultará su visualización con la otoscopia.
En cualquier caso, el audiólogo deberá anotar sus observaciones, que serán subjetivas en el caso de la otoscopia aunque más “objetivables” si la imagen puede grabarse con un videotoscopio. Si se detecta alguna anomalía, conviene remitir al paciente al ORL.