El primer audífono… la trompetilla
A día de hoy, estamos acostumbrados a audífonos que, sin apenas apreciar que se llevan, mejoran notablemente la calidad de vida de las personas con pérdida auditiva. Pero esto no siempre fue así y si nos remontamos al origen de estos dispositivos, sorprende conocer las dimensiones que llegaron a tener sus precursores, las trompetillas para sordos.
Parece ser que la inspiración para la fabricación de estos ingenios pudo estar en la forma que los marinos utilizaban para comunicarse, a través del uso de trompetas que funcionaban como megáfonos.

En concreto, se atribuye este invento a Samuel Morland, que en su libro Tuba Stentora Phonica, describe cómo una trompeta de unos siete metros de longitud conduce la voz a más de dos kilómetros. Por su parte, Francis Digby, capitán de barco, es quien comprueba que, pegando el oído al extremo más estrecho de esa trompeta, es capaz de oír a personas que están muy alejadas.
El invento, bautizado como «trompetilla para sordos» se usará hasta principios del siglo XX. Sus formas y diseños fueron muy variados, e incluso, se adaptaron a las modas de la época como un complemento más.