¿Existe relación entre audición y lenguaje?

28/02/2023 | Comparte:
Autor/a: Tania García
Todos los seres vivos tienen la capacidad de comunicar, es decir, intercambiar información con el fin de enviar o recibir un mensaje concreto. Si bien, lo que a los humanos nos diferencia del resto de las especies animales, es que nosotros podemos realizar esta comunicación a través de un canal oral, y para ello, empleamos un «código» de signos verbales, la lengua.

Este código es compartido por todos los individuos de una misma comunidad atendiendo a la zona geográfica en donde viven, además de a aspectos culturales, educativos y sociales, entre otros, y está regido por unas reglas o normas lingüísticas, que son iguales para toda la comunidad de hablantes. Pero, ¿sabías que no es posible desarrollar el lenguaje oral correctamente si existe algún problema auditivo? 

Tal y como recoge Palacios (2014), en el momento del nacimiento, la maduración tanto de los órganos de los sentidos como de sus vía y estructuras cerebrales correspondientes, tienen todavía camino por recorrer hasta llegar a los niveles característicos de los adultos, aunque el desarrollo completo se da en el plazo de semanas o meses. 

Para que una persona logre adquirir buenas competencias comunicativas debe tener un correcto desarrollo evolutivo desde los primeros momentos de su vida, desde que nace.

Por tanto, para que una persona logre adquirir buenas competencias comunicativas debe tener un correcto desarrollo evolutivo desde los primeros momentos de su vida, desde que nace. Algunos de los hitos más relevantes en el desarrollo evolutivo de un niño entre los 0 y los 6 años, atendiendo a aspectos de desarrollo motriz, cognitivo, lenguaje y social, se presentan a continuación.

— En cuanto a su desarrollo motriz, desde apenas los primeros meses de vida (en torno a los 3) el bebé, en la mayoría de los casos, muestra ya que es capaz de sostener la cabeza y levantarla levemente, se incorpora con ayuda sobre los 4 o 5 meses y sin ella sobre los 6 o 7 meses, edad a la que también le salen sus primeros incisivos. Progresivamente, se va preparando para empezar a gatear (sobre los 10 meses sus rodillas y brazos ya tienen suficiente fuerza como para sostenerle durante el gateo) y sobre los 12 meses, comienza a caminar, primero con apoyo y más tarde sin él. Según Palacios y Mora (2014), se controlan antes las partes del cuerpo que están más próximas a la cabeza y al eje corporal que las más distantes. Por otro lado, hablamos de desarrollo de la motricidad gruesa, para acciones musculares más globales, como controlar el movimiento de los brazos, posición del cuerpo o gatear o andar, y de motricidad fina para las habilidades que implican a los músculos más pequeños del cuerpo, por ejemplo, manipular objetos, hacer la pinza con los dedos o abrocharse un botón. El bebé primero va desarrollando las habilidades de motricidad gruesa progresivamente y más tarde, sobre los 4 o 5 años comienza a dominar habilidades de la motricidad fina. 

— Por otro lado, en apenas dos o tres meses desde su nacimiento, es capaz de responder a estímulos visuales, teniendo clara preferencia por los que se muestran organizados sobre los que no lo están. Por ejemplo, a los tres meses reconoce diferentes caras y manifiesta su preferencia por los rostros conocidos. Aproximadamente a los 6 meses, está muy cercano a alcanzar valores visuales similares a los de un adulto y sobre los 9, distingue rostros alegres, tristes, de enfado o sorpresa.

— En lo que a la parte auditiva respecta, la cóclea está totalmente formada a las 24 semanas de gestación, con lo que un bebé que aún está en el útero ya es capaz de percibir estímulos sonoros, lo que le permite un mejor reconocimiento y preferencia por la voz de la madre tras el nacimiento. Así, es capaz de atender a estímulos sonoros, e incluso, hace ciertas discriminaciones auditivas con precisión y demuestra predilección por la voz humana frente a otros sonidos, o puede distinguir un tono más alto y agudo de lo habitual en una frase corta y dirigida hacia él o una exageración de la vocalización. Desde muy temprano, discrimina sonidos muy semejantes como /ba/ y /pa/ y gira los ojos y la cabeza en dirección a la fuente sonora. Sobre los 3 meses comienza a distinguir el tono emocional de las expresiones (alegría vs enfado) y en torno a los 6 usa el sonido para estimar la distancia a la que se encuentran los objetos de su entorno.

Un estudio de Winkler et al. (2003) demostró que, usando un método de respuestas eléctricas cerebrales, los recién nacidos segregan las líneas de sonido que se presentan de forma simultánea, por ejemplo, la voz de la madre y otros ruidos, permitiéndoles organizar toda la información auditiva entrante en función del origen del sonido. Esta separación se considera un paso crucial a la hora de identificar los objetos del entorno y su presencia en recién nacidos pone de manifiesto que estas habilidades ya están presentes en el momento del nacimiento.

La cóclea está totalmente formada a las 24 semanas de gestación, con lo que un bebé que aún está en el útero ya es capaz de percibir estímulos sonoros y reconocer la voz de su madre.

— También desde los primeros días de vida se ve que son sensibles al dolor y a los cambios de temperatura, y sobre los 3 o 4 meses distinguen los olores que son agradables de los que no lo son y perciben diferencias de sabor. Además, se introducen en la boca los objetos del entorno que pueden manipular con sus manos para repasar su superficie con los labios y la lengua y, después, examinarlos con la vista.

— En relación al lenguaje, las primeras emisiones vocálicas aparecen ya desde el nacimiento aunque hasta los 3 meses de vida son exclusivamente para mostrar relación con su entorno mediante respuestas automáticas que expresan hambre, sueño o dolor, entre otros estados. A partir de aquí comienza la etapa de interacción comunicativa que irá creciendo a medida que él se vaya desarrollando. Primero se ve una etapa, alrededor de los 3 meses conocida como «laleo o gageo» en la que el bebé comienza a experimentar su capacidad vocal y juega con sus emisiones, en clara conexión con el entorno y mostrando predisposición a la interacción. Progresivamente, va modulando sus emisiones hasta que sobre los 8 meses ya se evidencia una clara existencia de balbuceo canónico, donde realiza emisiones que presentan una estructura silábica, aún muy básica pero que refleja ya la capacidad que posee de emitir sonidos agrupados y repeticiones de los mismos, como por ejemplo /mama/, /papa/ o /tatata/. En los últimos meses del primer año aparece la «protoconversación», mostrándose capaz de encadenar varias sílabas y hacer variaciones entonativas para comunicar un mensaje. Las «protopalabras» son esas primeras palabras que aparecen en el bebé en las cuales se ve claramente la intención comunicativa con otros individuos y con el medio que le rodea, aunque todavía se trata de sistema muy incipiente. Progresivamente, irá depurando y dando forma a su lenguaje, de manera que, en torno a los 24 meses, tiene un vocabulario aproximado de 200 palabras, sobre los 4 años presenta un lenguaje altamente comprensible y alcanza el desarrollo lingüístico completo alrededor de los 7 años.

Todo lo que el pequeño va aprendiendo a lo largo del día de manera paulatina, se sedimenta durante la fase del sueño rem, por eso es de vital importancia que además de que el bebé duerma mucho, su ciclo de sueño sea bueno, que tenga calidad.

Desarrollo del niño de 0 a 6 años

De 0 a 6 mesesDe 6 a 12 mesesDe 12 a 24 mesesDe 2 a 4 añosDe 4 a 6 años
MotrizLevanta la cabeza y se prepara para gatear.Gatea y es capaz de dar algunos pasos y levanta los brazos.Anda y se mantiene en pie sin apoyo.Aprende a montar en bici y en patinete.Salta, trepa, baila.
CognitivoAtiende a estímulos sonoros y visuales.Tiene un juguete favorito, desarrolla independencia
y curiosidad.
Muestra interés por objetos como juguetes y libros de fieltro.Señala o escoge dos imágenes iguales. Utiliza la Tablet de forma autónoma.Empareja formas geométricas sencillas.
LenguajeSe comunica a través del llanto, las risas y los balbuceos.Dice sus primeras palabras.Comienza a unir palabras.Ha desarrollado el lenguaje casi por completo. Expresa emociones y sentimientos.
SocialDependía total
de los padres.
Es capaz de interaccionar con otros niños.Va perdiendo el apego por los padres.En esta etapa se desatan las rabietas.Disfruta de los juegos en grupo.

Cada niño tiene sus propios ritmos dentro del desarrollo evolutivo, por lo que se debe ser relativamente flexible con los plazos en la adquisición de los hitos del desarrollo y tratar de no alarmarse si alguno de esas metas se cumple con algo de demora sobre los tiempos establecidos de manera estandarizada. No obstante, los primeros indicadores que han de tenerse en cuenta para saber si el desarrollo se está dando de forma adecuada o no son la orientación visual y la auditiva. Por ejemplo, estaríamos ante un trastorno cuando el niño no se gira hacia el adulto que le habla en los primeros meses de vida, no busca contacto visual o no reacciona a su nombre cuando se le llama.

Existen algunos signos que pueden alertarnos sobre un déficit auditivo durante los primeros meses de vida como que no reaccione o no se asuste ante estímulos sonoros fuertes (portazos o palmadas cerca de él); si tras los primeros meses de vocalizaciones sonoras, en torno a los 6 meses, deja de producirlas y desaparece por tanto el balbuceo; si no muestra signos de interacción cuando el adulto se dirige concretamente a él haciendo, por ejemplo, el juego de «cucú-tras»; o si no responde girando la cabeza o realizando una emisión vocal cuando se le llama por su nombre o suena un ruido. 

Durante los primeros meses de vida, existen algunos signos que pueden alertarnos de un déficit auditivo, como que no se asuste ante estímulos sonoros fuertes o si desaparece el balbuceo.

Ante la presencia de una hipoacusia transmisiva a consecuencia de varias otitis medias (OM) recurrentes, se produce un retroceso del lenguaje o una latencia mayor en su adquisición con respecto a los hitos del desarrollo lingüístico, ya que el sonido no puede atravesar correctamente las cavidades auditivas y no consigue llegar adecuadamente hasta el oído interno para, posteriormente, enviarlo al córtex auditivo a través de la vía auditiva central, con el fin de ser procesado e integrado correctamente. Por supuesto, ocurre también un retraso en la adquisición de las competencias lingüísticas y una alteración en el desarrollo evolutivo normal ante la presencia de una hipoacusia neurosensorial no diagnosticada precozmente, aunque en ocasiones, si se trata de una hipoacusia leve o moderada, sobre todo si se presenta monoauralmente, es posible que pase desapercibida durante los primeros años de vida de este niño.

Afortunadamente, hoy en día existen programas específicos de cribado neonatal en los hospitales en los que se incluye la prueba de Potenciales Evocados Auditivos (PEA), con el fin de realizar de manera precoz un diagnóstico lo más acertado posible ante la existencia de una probable hipoacusia y poder así, poner en marcha una intervención terapéutica lo más pronto y eficazmente posible.

Y entonces, ¿por qué es importante la detección precoz de una hipoacusia en un niño y qué tiene que ver con el lenguaje? 

Para que el desarrollo del lenguaje en el niño se dé correctamente debe existir una percepción sensorial del sonido, del habla, a través del órgano auditivo, y además, un feedback, una interacción entre él y otros individuos. Si el niño no tiene acceso auditivo, es imposible que pueda reconocer qué es lo que se le pregunta o qué instrucción se le está dando de forma verbal, no podrá relacionar la imagen acústica con la visual, no tendrá acceso al juego simbólico y a la capacidad de pensamiento abstracto. Además, las neuronas cerebrales predestinadas a realizar tareas auditivas y algunas de las destinadas a funciones del lenguaje pasarán a formar parte de otras áreas, normalmente las visuales, y una vez esta migración celular esté afianzada, será muy difícil volver a restaurarla.

En presencia de déficit sensorial auditivo no diagnosticado y no intervenido precozmente, se estará ante un niño o un adulto que no es capaz de comprender tampoco los signos extralingüísticos correctamente.

Pensar en el desarrollo evolutivo del niño desde un punto de vista global nos hará darnos cuenta de que los humanos empleamos nuestro lenguaje oral para mucho más que hablar; lo empleamos para comunicar y lo hacemos a través de las palabras y las oraciones, pero también lo efectuamos a través de signos extralingüísticos como son las inferencias, los gestos kinestésicos, las metáforas o las anáforas, entre otros elementos. En presencia de déficit sensorial auditivo no diagnosticado y no intervenido precozmente, se estará ante un niño o un adulto que no es capaz de comprender todos estos signos extralingüísticos correctamente y, por tanto, estaremos ante un déficit en la correcta y completa comunicación.

Para que el desarrollo del lenguaje en el niño se dé correctamente debe existir una percepción sensorial del sonido a través del órgano auditivo y, además, una interacción entre él y otros individuos.

Bibliografía

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Palacios, J. y Mora, J. (2014). Desarrollo Cognitivo durante los dos primeros años. En J. Palacios, A. Marchesí y C. Coll (Eds.), Desarrollo Psicológico y Educación. Vol 1. Psicología Evolutiva (pp. 103-132). Madrid: Alianza Editorial.

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Winkler, I., Kushnerenko, E., Horvath, J., Ceponiene, R., Fellman, V., Huotilainen, M., Naatanen, R. y Sussman, E. (2003). Nweborn infants can organize the auditory world. Proceedings of the National Academy of Sciences, 100 (20), 11812-11815.


Tania García
Audióloga Protésica

CV Autor

Técnico Superior en Audiología Protésica.
Máster en Audiología Clínica y Terapia de la Audición.
CAAB Centro Auditivo Profesional.

Publicado en:
GA #48

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El reto de la audiología pediátrica: muchos roles y una sola misión

Han pasado más de 20 años desde que la CODEPEH (Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia), instaurara en España el cribado auditivo universal en neonatos. Desde entonces se ha recorrido un largo camino, los protocolos de evaluación se han agilizado y mejorado y la detección y el diagnóstico de la hipoacusia en los primeros meses de vida es una realidad desde hace unos años. Las implicaciones en la Audiología de tan notables avances son innegables; los otorrinos infantiles, los fabricantes de audífonos y los especialistas dedicados tradicionalmente a la Audiología protésica pediátrica, han tenido que formarse y emplearse a fondo para poder responder con celeridad y precisión a esta nueva demanda de amplificación y estimulación auditiva a edades tan tempranas. Pero el trabajo en Audiología pediátrica va mucho más allá de la evaluación auditiva y la ulterior adaptación de audífonos. 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Como numerosos estudios concluyen, alrededor del 95% de los niños que nacen con hipoacusia son hijos de padres oyentes, que nunca tuvieron contacto alguno con niños con pérdida auditiva, y que quizá toda su relación con este mundo se reduce a algún abuelo o abuela que ha llevado audífonos en sus últimos años de vida. Alrededor del 95% de los niños que nacen con hipoacusia son hijos de padres oyentes, que nunca tuvieron contacto alguno con niños con pérdida auditiva. Así, uno de nuestros «sombreros» más importantes como audiólogos pediátricos consiste en ser «proveedores de esperanza», y brindar a las familias confianza, información y seguridad hacia el futuro. 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Hutchings y Hogan, en su estudio de 2018, evaluaron las tasas de progreso de un grupo de niños de preescolar con diferentes grados de hipoacusia, con y sin necesidades educativas especiales, después de aplicar un programa individualizado «Auditivo Verbal». Los niños desarrollaron el programa entre 2007 y 2017. Las conclusiones de este estudio mostraron que, en general, el 79% de los niños de esta cohorte alcanzaron puntuaciones de lenguaje hablado apropiadas para su edad. La edad de intervención es un factor determinante, ya que afecta directamente a la plasticidad neuronal y al desarrollo del sistema auditivo y sus diferentes conexiones. Los niños con necesidades educativas especiales, que representaban el 40% de la muestra, alcanzaron un desarrollo menor al de los niños con hipoacusia únicamente, si bien uno de cada dos de los niños con necesidades educativas especiales alcanzó un nivel de lenguaje acorde a su edad al final de su programa individualizado. Partiendo de los resultados de su estudio, los autores concluyeron que garantizar que las familias tengan acceso a una intervención temprana eficaz aumenta las posibilidades de que se adopte un enfoque de comunicación adecuado lo antes posible y de que un niño con necesidades educativas especiales adquiera la capacidad de escuchar y hablar a un ritmo acorde con su potencial. En lo relativo a la edad de implantación o adaptación protésica, las conclusiones son idénticas; la edad de intervención es un factor determinante, ya que la plasticidad neuronal y por tanto los efectos de la hipoacusia en el desarrollo del sistema auditivo y sus diferentes conexiones, cambian drásticamente con la edad, y las consecuencias de una intervención tardía pueden ser devastadoras. La Dra. Oshinaga-Itano, profesora de niños con hipoacusia, audióloga e investigadora, lleva los últimos veinte años estudiando la importancia de la detección e intervención precoz. Para ella, es absolutamente crítico que la intervención se realice en los primeros seis meses de vida, para que los niños con hipoacusia congénita puedan alcanzar los hitos del lenguaje al mismo tiempo que sus pares normoyentes. Señala también que existe un período sensible en el desarrollo de la comunicación que requiere acceso al desarrollo del lenguaje en etapas tempranas de la vida. Aunque son muchos los factores que pueden condicionar la edad de intervención, es evidente que el sistema sanitario español cada vez se acerca más a estos estándares de excelencia. Actualmente, con algunas diferencias determinadas principalmente por el área geográfica de nacimiento, la gran mayoría de los niños diagnosticados con hipoacusia congénita son equipados antes de los seis meses. El tiempo de intervención puede dilatarse algo más en el caso de niños con otras patologías asociadas, especialmente si se trata de patologías graves, o con hipoacusias moderadas o con importante componente transmisivo que pueden dificultar el diagnóstico. Idealmente, según algunos autores, habría que «correr» un poco más, de modo que los niños con hipoacusia deberían tener adaptados sus audífonos a los tres meses y los implantes cocleares (cuando se considere necesario), como máximo entre los 6 y 9 meses. Es crítico que la intervención se realice en los primeros seis meses de vida para que los niños con hipoacusia congénita puedan alcanzar los hitos del lenguaje al mismo tiempo que sus pares normoyentes. Dado que está sobradamente demostrada la importancia de actuar cuanto antes con todo, nuestro papel consiste también en abordar estos temas con determinación cuando hablamos con las familias, especialmente cuando nos encontramos en tiempo «límite». En este sentido, podría decirse también, en palabras de Wolfe, que somos «constructores de cerebros». No es lo mismo hoy que mañana y no es lo mismo una sesión de rehabilitación auditiva a la semana que dos, o tres. En palabras de Carol Flexer, doctora en Audiología norteamericana de extraordinaria trayectoria profesional (la primera persona a la que escuché decir en una conferencia que «oímos con el cerebro») y autora de varias publicaciones sobre Audiología pediátrica, la pérdida auditiva es una «emergencia para el neurodesarrollo». En este sentido, las investigaciones mencionadas en el blog señalan que: — Las áreas cerebrales encargadas del lenguaje hablado se desarrollan durante el primer año de vida. — Hacia el final del primer año, cuando falta la estimulación auditiva, se produce una importante reducción de las sinapsis en las áreas auditivas del cerebro. La privación auditiva durante el primer o segundo año puede provocar cambios irreparables en las redes del lenguaje hablado. — Si los adultos que cuidan a los niños hablan de forma clara e inteligible, se desarrollan redes neuronales que optimizan las habilidades de lenguaje expresivo y lectura. En esta primera etapa tan esencial para el desarrollo, sin llegar a la saturación, podría decirse que «más es mejor», sin perder de vista el bien llamado «aprendizaje incidental», tan importante en este período, que se produce en situaciones no estructuradas de aprendizaje. Las familias tienen que conocer las claves para generar en la vida diaria entornos en los que este aprendizaje incidental pueda producirse y aprovechar al máximo estas oportunidades espontáneas de adquisición de conocimiento. Es vital que transmitamos a las familias la conexión que existe entre estas experiencias auditivas tempranas y el desarrollo del cerebro. Dice Wolfe que otro de nuestros sombreros (¡qué gran responsabilidad!), es ser catalizadores de sueños. De la misma forma que los buenos profesores son catalizadores de conocimiento cuando generan en sus alumnos la curiosidad o el interés por aprender, los audiólogos pediátricos somos catalizadores de sueños (de los niños y de sus familias), cuando favorecemos las condiciones para que alcancen un adecuado desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo. Según los interesantísimos estudios de Moeller y Tomblin (2015), nuestra responsabilidad como catalizadores de sueños es mucho mayor de lo que pensamos. Basta con leer sus conclusiones: — Los niños con pérdida auditiva de leve a severa/profunda corren el riesgo de sufrir un desarrollo del lenguaje insuficiente y la probabilidad aumenta cuando la hipoacusia es mayor y no está convenientemente equipada. — La adaptación de audífonos correctamente programados reduce el riesgo y brinda cierto grado de protección contra el retraso del lenguaje. Una mayor audibilidad con audífonos se asocia con mejores resultados en el lenguaje en edad preescolar. — Una proporción sustancial (más de la mitad) de los audífonos de los niños no se ajustan de manera óptima, lo que afecta negativamente a la audibilidad asistida. — La adaptación precoz de audífonos facilita mejores resultados en las primeras adquisiciones lingüísticas, pero los niños adecuadamente adaptados más tarde, presentan patrones de crecimiento acelerado en el lenguaje cuando dicha adaptación se lleva a efecto. La adaptación de audífonos correctamente programados brinda cierto grado de protección contra el retraso del lenguaje en edad preescolar. — El uso continuado de audífonos proporciona cierta protección contra el retraso del lenguaje y favorece el desarrollo auditivo. — Las dimensiones cualitativas de la intervención de los especialistas (audiólogos y logopedas) influyen en los resultados del lenguaje del niño. — Tanto el nivel de lenguaje receptivo como la audibilidad asistida influyen en las habilidades funcionales auditivas y de reconocimiento del habla de los niños. — Los niños con dificultades auditivas parecen tener un riesgo particular de sufrir retrasos en los aspectos estructurales, es decir, formales, del lenguaje. — La valoración fundamentada exclusivamente en puntuaciones normativas puede sobrestimar (yo diría que también subestimar) los resultados de los niños con dificultades auditivas. — Según las conclusiones de este estudio, los ajustes y prestaciones de la audibilidad asistida, el uso regular de los audífonos y las características del entorno lingüístico interactúan para moderar la influencia de la pérdida auditiva en los resultados de los niños. Es, por tanto, nuestra responsabilidad estudiar con detenimiento cada caso de hipoacusia infantil, valorar la adaptación protésica más adecuada, tanto en capacidad de amplificación como en formato y prestaciones, y utilizar todos los recursos a nuestro alcance para proporcionar una amplificación óptima: evaluación auditiva exhaustiva, tonal y verbal, método prescriptivo apropiado, medidas de la amplificación en oído real o en caja, valoración funcional de la ayuda proporcionada, seguimiento de la adaptación, etc. En lo relativo a nuestro papel en la adaptación, Wolfe hace referencia al cuarto y último de nuestros «sombreros»: el de coaches o mentores. No podemos eludir la enorme responsabilidad que tenemos a la hora de instruir a las familias sobre el adecuado uso de los audífonos. Son importantes las cuestiones prácticas de manejo y colocación, de limpieza, de cambio de pilas o recarga de baterías. También es conveniente orientarles sobre las ayudas técnicas de las que pueden disponer y que consideramos adecuadas en cada caso, así como de los procedimientos para acceder a ellas. Las familias tienen que conocer las claves para generar en la vida diaria entornos en los que el aprendizaje incidental pueda producirse y aprovechar al máximo estas oportunidades. Pero cuando Wolfe habla de mentores y coaches se refiere principalmente al compromiso de inculcar a los padres la absoluta necesidad de usar los audífonos de forma continuada y de generar, como hemos visto anteriormente, situaciones facilitadoras de aprendizaje. Señala la trascendencia de que los familiares hablen, canten, lean cuentos y jueguen con los niños desde el primer minuto, de que narren -como si fueran los comentaristas de un partido- las actividades cotidianas que realizan con ellos. Según sus propias palabras, el lenguaje hablado es el «nutriente» que mejor alimenta el desarrollo del cerebro, y hablar, cantar, leer y jugar son las mejores maneras de desarrollar los cerebros de los pequeños. Los audiólogos pediátricos somos catalizadores de sueños cuando favorecemos las condiciones para que estos niños alcancen un adecuado desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo. Una vez revisados todos estos aspectos, a nadie se le escapa que ser audiólogo pediátrico es una tarea compleja; no hay que tenerle miedo, pero hay que formarse bien y, a la vista de lo expuesto anteriormente, ser muy conscientes de lo que tenemos entre manos. Nuestros «sombreros» no solo son importantes para garantizar el desarrollo auditivo de los niños, sino también para abrirles las puertas a un futuro lleno de posibilidades, comunicación y calidad de vida. Este artículo es una adaptación personal de: https://audiologyblog.phonakpro.com/the-many-hats-pediatric-audiologists-must-wear/ Para saber más: Burigo, L. S. P., Quialheiro, A., de Paiva, K. M., dos Santos, T. V., Woide, L. K., Cigana, L. B., Massignani, J., & Haas, P. (2024). Hearing and Language Skills in Children Using Hearing Aids: Experimental Intervention Study. Journal of Personalized Medicine, 14(4), 372. https://doi.org/10.3390/jpm14040372 Moeller, M. P., Tomblin, J. B., & OCHL Collaboration (2015). Epilogue: Conclusions and Implications for Research and Practice. Ear and hearing, 36 Suppl 1(0 1), 92S–8S. https://doi.org/10.1097/AUD.0000000000000214. Sahli, a. s. (2024). Cochlear implantation in children with hearingloss. Current Research in Medicine and Health Sciences-2024, 57. Werker, J. F., & Hensch, T. K. (2015). Critical periods in speech perception: New directions. 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La revolución de la Inteligencia Artificial en la Audiología

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando diversas disciplinas y la Audiología no es una excepción. Desde la mejora de la calidad de los audífonos hasta la optimización de los diagnósticos o el desarrollo de nuevas herramientas terapéuticas, la IA se está posicionando como una tecnología clave en el tratamiento y gestión de los trastornos auditivos. A lo largo de estas líneas, vamos a mostrar cómo está influyendo en nuestro sector y cuál es su impacto directo en la evolución de la profesión. IA en audífonos: más allá de la amplificación Tradicionalmente, las prótesis auditivas han sido dispositivos de amplificación de sonido para ayudar a las personas con pérdida auditiva a escuchar mejor. Sin embargo, en la actualidad, los audífonos inteligentes no solo cumplen esta función, sino que también adaptan sus prestaciones al entorno auditivo y a las necesidades del usuario. Y ¿cómo lo hacen?: PERSONALIZACIÓN DEL AJUSTE La personalización es uno de los avances más significativos impulsados por la IA en la tecnología de los audífonos. Estos dispositivos, ahora, pueden ajustarse automáticamente a las diferentes situaciones acústicas, lo que significa que los usuarios no tienen que intervenir manualmente para cambiar configuraciones de volumen o modo. La IA permite que el audífono reconozca el entorno en el que se encuentra la persona (ruido de fondo, conversación en grupo, ruido ambiental, etc.) y adapte automáticamente los parámetros en tiempo real para mejorar la experiencia auditiva. Los audífonos inteligentes reconocen el entorno en el que se encuentra la persona y adaptan automáticamente los parámetros para mejorar la experiencia auditiva. Aquí juega un papel fundamental el conocido como machine learning, una parte la Inteligencia Artificial que a través de algoritmos, permite a los ordenadores identificar patrones a partir de la recopilación de datos masivos para tomar decisiones autónomas. El análisis constante de datos hace que estos sistemas se vuelven más rigurosos y eficientes. MEJORA DE LA DISCRIMINACION DEL HABLA Los audífonos equipados con IA también mejoran la capacidad de discriminación del habla. Esta tecnología permite que las nuevas prótesis auditivas diferencien entre la voz humana y los ruidos no deseados, lo que mejora la inteligibilidad del habla, incluso, en entornos ruidosos. Este proceso se realiza a través de las redes neuronales profundas (DNN), una tecnología que imita la forma en que el cerebro humano procesa la información y es capaz de aprender para tomar decisiones.  Las redes neuronales pueden reconocer patrones específicos en la señal auditiva y filtrar los ruidos molestos, lo que facilita la comprensión en entornos y situaciones de difícil audición. Por tanto, la configuración del audífono se adecua a las preferencias de cada usuario, al tipo de pérdida que padezca y a su estilo de vida. MONITORIZACIÓN Y ADAPTACIÓN CONTINUA Algunos modelos de audífonos inteligentes utilizan la IA para monitorear el comportamiento auditivo del usuario durante el día. Con el tiempo, la IA puede identificar patrones en el uso de la prótesis auditiva y realizar ajustes automáticos para optimizar el rendimiento. Además se conectan con plataformas en la nube para que los audiólogos accedan a los datos del audífono en tiempo real, con el fin de poder realizar ajustes remotos sin necesidad de que el paciente acuda a una visita física en el gabinete. La IA está revolucionando la forma en que se realizan las pruebas auditivas, ofreciendo resultados más rápidos, precisos y con menos intervención humana. Los audífonos inteligentes pueden incluir asistentes virtuales, monitorizar indicadores de salud auditiva o traducir idiomas de forma simultánea. Implante coclear con IA: el ajuste perfecto Los implantes cocleares también se han visto beneficiados por la IA, optimizando sus ajustes y su programación. Con esta tecnología, se adaptan los niveles de estimulación de los electrodos en el momento en que se produce el sonido y esto contribuye a mejorar la comodidad del usuario. Los algoritmos analizan la respuesta neural del paciente para optimizar los mapas de estímulos eléctricos en función de su percepción auditiva. Además, la IA permite un seguimiento remoto continuo, garantizando los ajustes perfectos. IA en el diagnóstico auditivo: precisión y eficiencia El diagnóstico temprano de los trastornos auditivos es fundamental para una intervención eficaz. La IA está revolucionando la forma en que se realizan las pruebas auditivas, ofreciendo resultados más rápidos, precisos y con menos intervención humana. Pero, ¿de qué estamos hablando exactamente?: LAS EVALUACIONES AUDITIVAS AUTOMATIZADAS El machine learning se ha aplicado en el análisis de datos audiométricos con un elevado rango de eficacia. Las pruebas tradicionales como las de umbral auditivo, requieren que un audiólogo evalúe los resultados. Sin embargo, el uso de algoritmos para analizar los audiogramas puede detectar y catalogar rápidamente si la pérdida auditiva es conductiva, neurosensorial o mixta. Además, las redes neuronales profundas son capaces de identificar anomalías en los registros de otoemisiones acústicas y potenciales evocados auditivos con una sensibilidad superior al diagnóstico humano. En consecuencia, se facilita la automatización del proceso y su fiabilidad. Los sistemas basados en IA están permitiendo diagnósticos audiológicos remotos y automatizados con informes detallados y sin intervención de un audiólogo. Con ellos se pueden realizar pruebas auditivas online o en entornos de «telemedicina», utilizando algoritmos que estudian las respuestas del paciente e interpretan los resultados para ofrecer un diagnóstico preliminar y pautar recomendaciones. Además, la IA puede identificar patrones y tendencias en los datos de los pacientes que podrían pasar inadvertidos en una evaluación de rutina, lo que aumenta la precisión del diagnóstico.     Diagnóstico de enfermedades relacionadas con la audición La IA no solo mejora la detección de la pérdida auditiva, sino que también ayuda a identificar enfermedades auditivas subyacentes que podrían ser difíciles de detectar en una etapa incipiente. Esta tecnología puede analizar imágenes de la cóclea o de la vía auditiva central para detectar signos tempranos de patologías como la otitis media, la otosclerosis o, incluso, los trastornos neurológicos que afectan al procesamiento auditivo. La Inteligencia Artificial tiene el potencial de mejorar el procesamiento auditivo central, es decir, la forma en que el cerebro interpreta y comprende los sonidos. MONITOREO Y ADAPTACIÓN A PACIENTES Otro avance importante es el uso de la IA en el monitoreo remoto de pacientes. Con el aumento de la «telemedicina» y las consultas online, la IA permite a los profesionales de la salud auditiva supervisar el progreso de sus pacientes sin necesidad de que estos se desplacen a la clínica. A través de dispositivos conectados como audífonos y otros sensores auditivos, los datos sobre la audición del paciente pueden ser enviados automáticamente a una plataforma online, donde los algoritmos de IA analizan los resultados y ofrecen indicaciones personalizadas o alertan a los profesionales sobre cualquier cambio significativo en la condición del paciente. Rehabilitación a la carta La IA permite diseñar programas de rehabilitación auditiva personalizados, utilizando modelos predictivos basados en el historial clínico y el rendimiento auditivo del paciente. Por medio de apps con algoritmos de aprendizaje, se puede tratar al paciente con terapias auditivas a su medida. Otras aplicaciones de la IA Si todo lo anterior supone una auténtica revolución en la Audiología como la conocíamos hasta el momento, las posibilidades que se abren de cara al futuro no resultan menos prometedoras. ¿Curiosidad por saber hacia dónde se orientan las nuevas aplicaciones de la IA en el sector? Te lo contamos: IA EN LA MEJORA DEL PROCESAMIENTO AUDITIVO CENTRAL La mayoría de las tecnologías actuales se centran en la mejora del procesamiento auditivo periférico, es decir, la amplificación del sonido. Sin embargo, la IA también tiene el potencial de mejorar el procesamiento auditivo central, es decir, la forma en que el cerebro interpreta y comprende los sonidos. Los investigadores están explorando su uso para entrenar algoritmos que simulen esta capacidad del cerebro. Esto podría abrir nuevas posibilidades en el tratamiento de trastornos del procesamiento auditivo central (APD), que afectan a personas con audición normal pero que manifiestan dificultades para comprender el habla en situaciones complejas. Las redes neuronales profundas son capaces de identificar anomalías en los registros de otoemisiones acústicas y potenciales evocados auditivos con una sensibilidad superior al diagnóstico humano. IA EN EL TRATAMIENTO DE TINNITUS El tinnitus o acúfeno es un trastorno auditivo complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque no existe cura, la IA está ganando terreno en su tratamiento a través de la creación de terapias auditivas personalizadas. Los audífonos que cuentan con esta prestación pueden generar sonidos terapéuticos diseñados específicamente para contrarrestar el acúfeno de un paciente, proporcionando un alivio individualizado. Además, la IA puede adaptarse a la respuesta del paciente, ajustando continuamente los estímulos auditivos en función de la efectividad del tratamiento. INTEGRACIÓN DE IA CON OTRAS TECNOLOGÍAS EMERGENTES La integración de la IA con otras tecnologías emergentes, como la realidad aumentada (RA) o la realidad virtual (RV), también apunta a importantes transformaciones en la Audiología. Por ejemplo, mediante RA o RV, los pacientes podrían realizar ejercicios de rehabilitación auditiva en entornos inmersivos que simulasen situaciones de la vida real. Los algoritmos de IA podrían analizar las respuestas del paciente a estos ejercicios, proporcionando datos que serían utilizados para individualizar aún más el tratamiento y mejorar la rehabilitación auditiva. Como se deduce de todo lo expuesto, la Inteligencia Artificial está desempeñando un papel fundamental en la Audiología que va desde la mejora de la calidad de los audífonos hasta la optimización de los diagnósticos y tratamientos. La capacidad de la IA para personalizar la experiencia auditiva, automatizar evaluaciones y mejorar el seguimiento de los pacientes está llevando a nuestro sector hacia una nueva era de precisión, eficiencia y accesibilidad. Aunque aún estamos en las primeras etapas de su aplicación, el potencial de la IA para perfeccionar la forma en que diagnosticamos y tratamos los trastornos auditivos parece ilimitado y promete ofrecer soluciones cada vez más innovadoras y efectivas para aquellos que viven con pérdida auditiva.

Sordera Súbita

¿Qué es la sordera súbita? La pérdida súbita de audición neurosensorial (oído interno), comúnmente conocida como sordera súbita, se produce como una pérdida rápida e inexplicable de la audición, ya sea de pronto o en el transcurso de varios días. Ocurre porque algo no funciona en los órganos sensoriales del oído interno y, normalmente, afecta a un solo oído. Las personas con sordera súbita a menudo descubren que han perdido la audición al despertarse por la mañana. Algunos pacientes se dan cuenta cuando intentan usar el oído en el que han perdido la audición, por ejemplo, al ir a hablar por teléfono. Otros, notan un sonido explosivo y fuerte, como un «pop», justo antes de perder la audición. Las personas con este trastorno también pueden manifestar algunos otros síntomas como sensación de plenitud en el oído, mareos o un timbre o zumbido en los oídos, como un tinnitus. A veces, los pacientes con sordera súbita no consultan al médico enseguida porque piensan que su pérdida de audición se debe a alergias, sinusitis, cera que tapa el conducto auditivo u otros problemas médicos comunes. Sin embargo, los síntomas de sordera súbita se deben considerar como una emergencia médica y se debe consultar con el otorrino de inmediato. Aunque aproximadamente la mitad de las personas con sordera súbita recuperan parte o toda su audición espontáneamente, por lo general en el transcurso de una a dos semanas desde el inicio de los síntomas, retrasar el diagnóstico y el tratamiento (cuando esté justificado) puede disminuir la eficacia de este. Por el contrario, recibir el tratamiento adecuado en tiempo y forma aumenta en gran medida la posibilidad de que se recupere al menos parte de la audición. Los expertos calculan que, cada año, la sordera súbita afecta a entre una y seis personas de cada 5000. Sin embargo, la cantidad real de nuevos casos anuales podría ser mucho mayor, ya que este trastorno, a menudo, no se llega a diagnosticar. La sordera súbita le puede ocurrir a personas de cualquier edad, pero con mayor frecuencia afecta a adultos de entre 45 a 55 años. ¿Qué causa la sordera súbita? Son varios los trastornos que afectan al oído y pueden causar sordera súbita, pero solo alrededor del 10% de las personas diagnosticadas presentan una causa identificable. Algunos de estos trastornos son: — infecciones. — trauma en la cabeza. — enfermedades autoinmunes. — exposición a ciertos medicamentos para tratar el cáncer o infecciones graves. — problemas de circulación de la sangre. — trastornos neurológicos, como la esclerosis múltiple. — trastornos del oído interno, como la enfermedad de Ménière. Los expertos calculan que, cada año, la sordera súbita afecta a entre una y seis personas de cada 5000 pero la cantidad real de nuevos casos podría ser mayor porque, a menudo, no se llega a diagnosticar. La mayoría de estas causas vienen junto con otros problemas médicos o síntomas que llevan al diagnóstico correcto. Otro factor que se debe considerar es si la pérdida de audición ocurre en uno o ambos oídos. Por ejemplo, los tumores en el nervio auditivo deben descartarse como la causa si la sordera súbita ocurre solo en un oído. En cambio, una enfermedad autoinmune puede causar sordera súbita en uno o ambos oídos. ¿Cómo se diagnostica la sordera súbita? Si nuestro paciente tiene síntomas de sordera súbita, debemos descartar una pérdida de audición conductiva, la pérdida de audición debida a una obstrucción en el oído por líquido o cera, previa consulta con el otorrinolaringólogo. Si al examinarle su médico no detecta una causa obvia e identificable para la sordera súbita, se deberá hacer una audiometría de tonos puros en el transcurso de unos días desde el inicio de los síntomas para identificar cualquier pérdida de audición neurosensorial. Una señal clara de sordera súbita sería que nuestro paciente presentara una pérdida de al menos 30 decibelios en tres frecuencias consecutivas en menos de 72 horas. Una disminución de este tipo en la audición puede hacer que una conversación suene como un susurro. Los pacientes podrían tener cambios más sutiles y repentinos en su audición, y su diagnóstico requeriría otras pruebas para tratar de determinar la causa subyacente. Estas pueden incluir análisis de sangre, pruebas de imágenes (por lo general, una resonancia magnética) y pruebas de equilibrio. ¿Cómo se trata la sordera súbita? El tratamiento más común para la sordera súbita son los corticoesteroides, sobre todo cuando no se conoce la causa. Los esteroides se usan para tratar varios problemas médicos y su función es reducir la inflamación y la hinchazón, y ayudar al cuerpo a combatir enfermedades. Anteriormente, los esteroides se recetaban en forma de pastillas. En 2011, un ensayo clínico financiado por el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD) demostró que las inyecciones intratimpánicas de esteroides (a través del tímpano) eran tan eficaces como los esteroides orales. Después de este estudio, los médicos comenzaron a recetar inyecciones intratimpánicas de esteroides directas en el oído medio, de donde el medicamento pasa al oído interno. Las inyecciones se pueden poner en los consultorios otorrinolaringólogos y son una buena opción para las personas que no pueden tomar esteroides orales o que quieren evitar sus efectos secundarios. Si la pérdida de audición es grave, no responde al tratamiento y ocurre en ambos oídos, se le puede recomendar el uso audífonos o incluso, que valore los implantes cocleares. Los esteroides deben comenzar a usarse tan pronto como sea posible para obtener el mejor beneficio, e incluso, puede que se recomienden antes de obtener los resultados de todas las pruebas. Si el tratamiento se retrasa de dos a cuatro semanas, las probabilidades de revertir o disminuir la pérdida de audición permanente disminuye. Si a nuestro paciente se le detecta una causa subyacente de la sordera súbita, es posible que necesite tratamientos adicionales, por ejemplo, si fue causada por una infección el tratamiento pasaría por tomar antibióticos; si fuera el resultado de los efectos secundarios de un medicamento tóxico para el oído habría que revertirla con otro medicamento; si la causa es una enfermedad autoinmune que hace que el sistema inmunitario ataque al oído interno, quizá haya que tomar medicamentos para suprimir el sistema inmunitario. Si la pérdida de audición es grave, no responde al tratamiento y ocurre en ambos oídos, se le puede recomendar el uso audífonos (para amplificar el sonido) o incluso, que valore los implantes cocleares (para estimular directamente las conexiones auditivas en el oído que van al cerebro). ¿Qué investigaciones se están llevando a cabo sobre la sordera súbita? Se sabe muy poco acerca de las causas de la mayoría de las sorderas súbitas. Los investigadores están considerando diferentes tipos, factores de riesgo y causas, por ejemplo, cómo los cambios en el oído interno, tales como una alteración en el flujo sanguíneo o una inflamación, pueden contribuir a la pérdida de audición. También están probando nuevas formas de utilizar las tecnologías de imágenes para ayudar a diagnosticar la sordera súbita y potencialmente detectar sus causas. Fuente NIDCD National Institute on Deafness and Other Communication Disorders.

Pérdidas auditivas con «rollover»; cómo mejorar la adaptación en el gabinete

Las pérdidas auditivas asociadas a audiogramas verbales con el fenómeno «rollover» representan un desafío complejo en el ámbito de la Audiología. A diferencia de las pérdidas auditivas con audiogramas verbales comunes, los protocolos de adaptación convencional de audífonos no siempre son eficaces, ya que la respuesta auditiva del paciente no sigue los mismos principios que en otros tipos de pérdida. En 1946, Carhart[1] publicó uno de los primeros artículos que abordó la relevancia de la audiometría verbal en el proceso de selección y adaptación de audífonos, resaltando la necesidad de este estudio para conocer las consecuencias funcionales de la hipoacusia. Mejorar el acceso de una persona a los sonidos del habla es el principal objetivo para utilizar audífonos, por lo que comprender cómo discrimina el paciente antes de proporcionarle amplificación, es fundamental. Esta evaluación permite a los audiólogos realizar una mejor selección y ajuste de los dispositivos auditivos, lo que optimiza la rehabilitación auditiva y facilita la adaptación del paciente a su nueva realidad sonora. Las consecuencias derivadas del fenómeno «rollover» en la adaptación de audífonos son múltiples y pueden impactar considerablemente en la experiencia del usuario. Este artículo propone medidas para manejar las pérdidas auditivas con «rollover», con el fin de conseguir mejorar la adaptación de audífonos y optimizar los resultados de la rehabilitación auditiva. El fenómeno conocido como «rollover» en Audiología ocurre cuando en la audiometría verbal, la capacidad para entender las palabras disminuye a medida que aumenta el volumen del sonido (Bess et al, 1977). Este fenómeno suele estar relacionado con lesiones retrococleares (Katz[2] et al, 2017). En estos casos, se observa que, después de alcanzar el nivel máximo de discriminación, el porcentaje de palabras correctamente identificadas comienza a disminuir a medida que aumenta la intensidad de la señal presentada. En situaciones ruidosas, el paciente puede experimentar fatiga auditiva con el uso del dispositivo y la calidad del sonido puede verse afectada con distorsión e incomodidad. Las consecuencias derivadas del fenómeno «rollover» en la adaptación de audífonos son múltiples y pueden impactar considerablemente en la experiencia del usuario, ya que la comprensión del habla no alcanza el 100% ni siquiera en ambientes silenciosos. Dependiendo de la programación, la amplificación puede empeorar la comprensión a altas intensidades. Especialmente en situaciones ruidosas, el paciente puede experimentar fatiga auditiva con el uso del dispositivo y la calidad del sonido puede verse afectada, con distorsión, incomodidad y sensación de reverberación de los sonidos exteriores y de su propia voz, aun cuando se presentan a intensidades poco elevadas, si no se realizan los ajustes precisos. Como consecuencia, los usuarios pueden percibir una disminución en la satisfacción con el rendimiento de los audífonos, lo que como ya es sabido, puede conllevar visitas recurrentes para ajustes, frustración y, eventualmente, el abandono del uso del dispositivo, lo que repercute negativamente en la rehabilitación auditiva del paciente y en su calidad de vida. Katz describe la hipoacusia retrococlear como una pérdida auditiva que tiene su origen más allá de la cóclea, específicamente en las vías auditivas centrales, tales como el nervio auditivo o el tronco encefálico. Esta afección se asocia frecuentemente con patologías que afectan a la conducción de las señales nerviosas provenientes del oído hacia el cerebro. Las características más comunes de este tipo de hipoacusia son, dificultad de discriminación (incluso en ambientes tranquilos) que no correlacionan con los umbrales tonales, pérdida auditiva unilateral o pérdida auditiva asimétrica, acúfeno persistente y problemas de equilibrio o vértigo. Entre las causas más habituales que dan lugar a este tipo de pérdida auditiva encontramos la neurinoma del acústico, anomalías vasculares, esclerosis múltiple, lesiones del tronco encefálico causadas por accidentes cerebrovasculares o infecciones, traumatismos, enfermedades neurodegenerativas o condiciones genéticas, como la neurofibromatosis tipo II asociadas a la aparición de Schwannomas (Prathap[3], 2023). El diagnóstico de este tipo de hipoacusia es realizado por el ORL aplicando el principio de verificación cruzada (utilización de múltiples métodos y pruebas para validar un diagnóstico) y se realiza a través de pruebas de imagen (RM), estudio electrofisiológico (OAEs, PEATC), audiometría e impedanciometría, examen neurológico e incluso, en ocasiones, punción lumbar. Sin embargo, no es infrecuente que acudan a los centros audiológicos pacientes que fueron diagnosticados mucho tiempo atrás y no recuerdan la información con exactitud, o simplemente no aportan el informe del ORL y describen el diagnóstico de forma imprecisa. En estos casos, los audiólogos podemos encontrar en nuestra evaluación signos de sospecha de patología retrococlear. Durante la anamnesis es importante detectar como indicio la concurrencia de los síntomas típicos de hipoacusia retrococlear mencionados. Además, el audiólogo puede encontrar pistas al realizar otras pruebas que ayuden a confirmar la sospecha, y al mismo tiempo, obtener información valiosa para la adaptación de audífonos en estos pacientes. Fig. 2Prueba de fatiga de reflejo negativa. El reflejo no decae tras 10 segundos de presentación del estímulo. © Imagen: interacoustics.com Las características más comunes de la hipoacusia retrococlear son dificultad de discriminación, pérdida auditiva unilateral o asimétrica, acúfeno persistente y problemas de equilibrio o vértigo. El reflejo estapedial es una contracción del músculo estapedio en respuesta a un estímulo sonoro fuerte. Los umbrales de aparición del reflejo se encuentran ente 70-90 dB por encima de los umbrales por vía aérea (Metz, 1952). Se mide en frecuencias de 500, 1000, 2000 y 4000 Hz, (si bien es común encontrar la ausencia del reflejo en esta frecuencia en umbrales normales). Su ausencia o alteración puede indicar problemas en el oído medio, cóclea o vías nerviosas. En la hipoacusia coclear, los reflejos estapediales pueden activarse a niveles más bajos de estimulación debido al reclutamiento, mientras que en la hipoacusia retrococlear, los reflejos suelen estar elevados o ausentes, incluso en oídos con audición normal o pérdidas leve (Katz, 2015). En el caso de presencia de reflejos, la sospecha puede ser confirmada mediante otra prueba de rápida y fácil realización con el impedanciómetro: la prueba de fatiga del reflejo estapedial o «Tone Decay». La prueba evalúa la capacidad del reflejo estapedial para mantenerse en presencia de un estímulo sonoro continuo. El objetivo de esta prueba es observar si el reflejo estapedial se mantiene o disminuye a lo largo del tiempo, cuando se aplica un estímulo sonoro continuo 10 dB por encima del umbral en que apareció el reflejo, durante 10 segundos (usualmente 500 Hz o 1000 Hz). Si la respuesta del reflejo disminuye a la mitad de su magnitud original durante los 10 segundos de estimulación, el test se considera positivo para fatiga del reflejo estapedial lo que indica la presencia de una patología retrococlear. Fig. 3Prueba de fatiga de reflejo positiva. El reflejo decae más del 50% tras 10 segundos de presentación del estímulo. © Imagen: interacoustics.com Sin embargo, como se ha explicado unas líneas más arriba, la ausencia de reflejo es una característica de las hipoacusias retrococleares, por lo que de nuevo nuestro tema original, comportamiento «rollover» de la audiometría verbal, será uno de los indicadores de patología retrococlear más claros para el audiólogo. El audiólogo debe estructurar su intervención considerando la gestión de expectativas por parte del paciente. Antes se han descrito algunos de los problemas que encuentran los audiólogos cuando realizan la adaptación de este tipo de perfil audiométrico. Los algoritmos convencionales utilizados para el cálculo de ganancia en las medidas REM suelen generar disconfort cuando se activan los audífonos en hipoacusias de este perfil. Por otro lado, existen escasas publicaciones con recomendaciones específicas para afrontar el desafío que supone este tipo de adaptación. Ferechozkwoski[4] et al. (2024), han estudiado diferentes configuraciones de compresión en audífonos y su efecto en la adaptación de pacientes con audiometrías verbales con presencia de «rollover». Su estudio concluyó que los mejores resultados para prevenir el fenómeno «rollover» en niveles de habla superiores al nivel conversacional normal (punto a partir del cual la discriminación desciende), se obtenían al aplicar compresión con amplitud alta (CR 5:1) y tiempos de ataque y recuperación largos (Sweet-Spot Slow). En niveles de entrada suaves y normales, los resultados de aplicar esta estrategia frente a otras, no mostraban ventajas, de manera que proponían una opción híbrida de aplicación de estrategias convencionales (NAL-NL.2) en niveles suaves y medios y Sweet-Spot Slow en niveles de entrada superiores. No obstante, es recomendable la lectura del artículo mencionado para una comprensión integral de este criterio, el cual debe ser considerado, en cualquier circunstancia, como una propuesta. Asimismo, al igual que con todos los cambios implementados en la programación de estos pacientes, es fundamental verificar. Será necesario proporcionar de forma controlada y progresiva la ganancia, entendiendo que es probable que finalmente la ganancia proporcionada quede por debajo de la prescrita por los métodos convencionales. Herramientas como COX nos ayudarán a identificar el efecto de los cambios realizados en la programación, en el confort y en la discriminación. En el caso de hipoacusias asimétricas en las que uno de los oídos presente mejor discriminación que otro, se sugiere proponer al paciente el uso del control de volumen o aplicaciones móviles para que, en situaciones complejas o en presencia de entradas altas en las que el oído con «rollover» no ayude o interfiera, se limite o anule la señal por dicho oído. Esta misma herramienta se propondrá si el paciente detecta fatiga por el uso de la amplificación, proponiéndole reducciones de volumen en los momentos que no sea imprescindible. Sin embargo, la efectividad de estas medidas, pueden ser limitadas si las vías neuronales están significativamente comprometidas. No existe una fórmula mágica que pueda cambiar una condición inicialmente desfavorable. Por consiguiente, cuando el especialista (ORL) recomienda la adaptación de audífonos, el audiólogo debe estructurar su intervención considerando desde el principio otros aspectos. En el caso de hipoacusias asimétricas en las que uno de los oídos presente mejor discriminación que otro, se sugiere proponer al paciente el uso del control de volumen o de aplicaciones móviles. En primer lugar, es muy importante la gestión de expectativas. Se sugiere proporcionar al paciente la información necesaria para que comprenda las limitaciones de su hipoacusia, destacando que la simple adaptación de audífonos no constituirá la única intervención propuesta. Es importante explicar la importancia de realizar entrenamiento auditivo como parte de un programa de rehabilitación auditiva, fundamental para facilitar la adaptación del paciente a su pérdida auditiva. Además, es recomendable informar inicialmente sobre la necesidad de complementar la adaptación de audífonos con otros dispositivos de asistencia auditiva, tales como los sistemas FM y accesorios de conectividad, que mejorarán su participación en las actividades diarias. Será conveniente desarrollar estrategias de comunicación efectivas en su entorno por lo que se recomienda incluir a los familiares en el proceso. Advertencias antes de comenzar a hablar, favorecer la lectura labial y realizar los ajustes necesarios en el hogar como colocar avisos visuales de timbres y alarmas, pueden mejorar la comodidad y la seguridad del paciente, ayudándole a mantener su independencia. Para las personas con hipoacusia retrococlear, las interacciones sociales pueden ser difíciles, pero este tipo de relación es vital para el bienestar emocional, por lo que los expertos proponen que se promueva una comunicación abierta con amigos y familiares sobre la condición. Los encuentros sociales podrán requerir planificación, como elegir lugares más tranquilos para seguir disfrutando de una vida social activa. La implicación activa de familiares y amigos resulta fundamental para crear un ambiente de empatía y apoyo que favorezca la adaptación del paciente a sus requerimientos de comunicación. Por último, al igual que en otras patologías auditivas, en algunos casos la pérdida auditiva retrococlear puede afectar al bienestar emocional, causando aislamiento, frustración y desánimo. No podemos dejar de lado en estos casos la necesidad de recomendar el trabajo con especialistas que les ayuden a abordar las dificultades psicológicas que puedan producirse. En conclusión, es imprescindible que el audiólogo sea capaz de identificar de manera temprana la presencia de una hipoacusia retrococlear con evidencia de «rollover», ya que el enfoque de toda su intervención estará determinado por esta condición. Para las personas con hipoacusia retrococlear, las interacciones sociales pueden ser difíciles y la implicación activa de familiares y amigos es fundamental. [1]              . Carhart, R. (1946). Tests for selection of hearing aids. The Laryngoscope, 56(12), 607-616. https://doi.org/10.1288/00005537-194612000-00004 [2]              . Katz, J. (Ed.). (2015). Handbook of clinical audiology (7th ed.). Wolters Kluwer. [3]              . Prathap, U. (2023). Retrocochlear disorders: Understanding the causes and diagnostic approaches. Journal of Communication Disorders, Deaf Studies & Hearing Aids, 11(4). [4]              . Fereczkowski, M. Sánchez-López, RH. Christiansen, S. Neher, T. Amplitude Compression for Preventing Rollover at Above-Conversational Speech Levels. Trends in Hearing. 2024;28. doi:10.1177/23312165231224597. Sonia BajoAudióloga / Audioprotesista CV Autor Técnico Superior en Audiología Protésica.Diplomada en Logopedia.Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, en RV Alfa Centros Auditivos.Docente en el Máster de Audiología. Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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