Otitis externas

01/09/2023 | Comparte:
Autor/a: Dra. M. A. Díaz Sastre, Dr. I. Zannin, Dr. J. JiménezAntolín / Hospital Virgen de la Salud, Toledo.

Extraído del capítulo 13 del Libro virtual de formación en ORL

La patología infecciosa del oído externo está constituida por un grupo de enfermedades que afectan fundamentalmente al CAE y que se extienden, ocasionalmente, al pabellón auricular o a la capa externa epidérmica de la membrana timpánica. Cursan habitualmente con dolor, otorrea, picor, sensación de plenitud e hipoacusia leve de transmisión. Ocurre frecuente en los meses estivales, en relación con la exposición prolongada al agua.

Las condiciones para el crecimiento de patógenos son más favorables cuando el conducto auditivo externo está alcalinizado por retención de agua de la piscina. El traumatismo, la extracción de cerumen, la presencia de cuerpos extraños o el rascado de piel del conducto para aliviar el picor, también pueden predisponer a la infección. Las reacciones alérgicas pueden afectar al oído y producir otitis externa crónica, propiciada en pacientes afectos de dermatitis seborreica por rascado.

Como ocurre en el resto de enfermedades infecciosas, su desarrollo depende de la interrelación de tres factores: agente patógeno, huésped y medio ambiente, y consiste en la inflamación del epitelio que recubre el conducto auditivo externo.

Otitis externa circunscrita o localizada

Infección de uno de los folículos pilosos del tercio externo del conducto auditivo. También se denomina forúnculo del conducto auditivo externo. Más raro es que se infecten varios folículos apareciendo amplias zonas de afectación, con cuadros de tipo ántrax.

El agente causante es el Staphylo coccus aureus. Se piensa que el germen se inocula por rascado procedente de las fosas nasales o de otros lugares, donde se encuentra como germen no patógeno.

Clínica

Inicialmente, aparece prurito en la zona del meato auditivo externo y en pocas horas se transforma en dolor que va creciendo en intensidad, no refiere otorrea, ni sensación de hipoacusia. Pueden aparecer adenopatías satélites inflamatorias preauriculares y retroauriculares y la palpación del trago y la movilización del pabellón resulta muy dolorosa.

Diagnóstico

En la otoscopia se aprecia una tumoración hiperémica, a tensión, que en ocasiones fluctúa, y en la que es frecuente observar en el vértice un pequeño absceso centrado en un pelo del conducto. Con la otoscopia, que hay que realizar con sumo cuidado para no exacerbar el dolor, la localización del forúnculo se encuentra, generalmente, en la cara antero-inferior del CAE, con un tímpano de aspecto normal.

En algunos casos, la inflamación se extiende por el meato auditivo, por la región retroauricular y por el pabellón, que es desplazado hacia adelante. Puede aparecer fiebre y afectación del estado general. Al hacerse con dificultad la otoscopia, no se logra ver el aspecto de la membrana timpánica y podemos caer en un error de diagnóstico etiquetando el proceso de mastoiditis.

Otitis externa aguda difusa bacteriana

El desarrollo de las otitis depende de la interrelación de tres factores: agente patógeno, huésped y medio ambiente.

Tratamiento

Se realiza con pomadas antibióticas en el CAE. Generalmente también es necesario utilizar fármacos sistémicos y además se asocian analgésicos-antiinflamatorios orales.

El calor local facilita la maduración de la lesión y su drenaje espontáneo. Si no drena en 48 horas, se debe drenar bajo anestesia local en la zona más fluctuante y en lesiones grandes, dejar un drenaje de gasa sobre el que se instilarán gotas antibióticas.

Otitis externa difusa

Es una inflamación de todo el epitelio del conducto auditivo externo, muy frecuente en las épocas más templadas del año. La piel del CAE, desprovista de sus medios de protección, sufre una maceración por la acción de la humedad y el calor; sobre esta piel macerada actúan con facilidad los gérmenes gram negativos que desencadenan la enfermedad.

Como en cualquier infección, se deben tener en cuenta ciertas características del huésped. Las personas que sufren una sudoración excesiva mantienen también un mayor grado de humedad en sus CAE. En el verano, con más calor, aumenta la sudoración y se establecen las condiciones idóneas para la aparición de este tipo de otitis. El manto lipídico que cubre la piel protege a esta de la infección por bacterias u hongos. Los lavados muy frecuentes impiden la reinstauración de esta cubierta grasa, facilitando el paso de agentes infecciosos a la dermis. Esta capa de protección superficial tiene normalmente un pH ácido y si se torna alcalino, es más fácil su colonización por gérmenes. La ausencia de cerumen es un factor predisponente que debe conocerse.

El cerumen es un magma que cubre y protege las paredes del CAE. Solo debe extraerse cuando forma un tapón que crea pequeñas molestias y obstruye el paso de la onda sonora. Los frotamientos y pequeños traumas del CAE pueden facilitar la aparición de la enfermedad por lo que debe evitarse rascarse con horquillas, llaves, palillos u otros útiles. Tampoco es recomendable el uso de «bastoncitos» de limpieza ya que empujan y aglomeran el cerumen en el fondo del CAE, desprotegiendo la zona distal.

Se invocan otros factores coadyuvantes en la aparición de otitis externa: alergia, stress, ambiente polvoriento o contaminación bacteriana o química de las aguas.

También en los últimos años, se observa la aparición de infecciones atípicas del CAE asociadas a diferentes síndromes de inmunodeficiencia.

Clínica

Clínicamente hay otalgia moderada-intensa, que se acompaña de tumefacción que estenosa el conducto auditivo externo, eritema y, con frecuencia, una otorrea purulenta, por lo que la otoscopia a veces es imposible. La otorrea, generalmente, no es muy abundante y se manifiesta tardíamente. Después de un período variable de molestias o dolor, comienza una secreción clara que arrastra cierta cantidad de detritus y descamación, y que con la evolución en el tiempo se hace francamente purulenta, llegando a ser de color verdoso, pastosa y notablemente fétida.

Cerumen migrando al exterior.
Cerumen normal a la entrada del CAE

La presión sobre el trago o la movilización del pabellón auricular resulta, así mismo muy molesta: la masticación, el bostezo y otros movimientos de la articulación temporo-mandibular, al transmitirse el movimiento al CAE, pueden resultar dolorosos en los casos severos.

El cerumen cubre y protege las paredes del CAE, y solo debe extraerse cuando forma un tapón que crea pequeñas molestias y obstruye el paso de la onda sonora.

El prurito aparece en muchas ocasiones, siendo frecuentemente el síntoma con el que debuta el proceso. En las cronificaciones, la mayoría de los síntomas se hacen imperceptibles o desaparecen, quedando un picor pertinaz que es, a veces, el único indicio de persistencia de la enfermedad. Los pacientes también refieren también una sensación de repleción del CAE, unos la notan como ocupación molesta y otros como una presión continua.

La hipoacusia de transmisión es frecuente, pero no adquiere gran intensidad, el paciente la relata como una sensación de ensordecimiento. Ocurre por obstrucción del CAE ocasionada porque su luz, cuyo calibre está muy disminuido por la inflamación de las paredes, está ocupada por la supuración y el detritus de descamación.

Diagnóstico

En estos procesos, existe enrojecimiento de la piel del meato auditivo externo e incluso del pabellón auricular. En el meato auditivo externo puede encontrarse secreción acantonada, que cuando se seca forma unas costras amarillentas. A veces ocurre que una gran inflamación del CAE se extienda a la piel de la región mastoidea, con enrojecimiento y aparición de una hinchazón retro-
auricular que desplaza hacia adelante el pabellón auricular; esto da a la región un aspecto que hace necesario un diagnóstico diferencial con las mastoiditis.

La otoscopia es difícil. La tracción del pabellón auricular hacia atrás, imprescindible para realizarla, generalmente resulta dolorosa. La introducción del espéculo causa más dolor, por lo que a veces se debe escoger un espéculo de poco calibre, menor que el normalmente indicado para explorar el oído en estudio. Siempre es necesaria una limpieza cuidadosa de todas las secreciones y detritus, instrumental o por aspiración, para visualizar el campo necesario. Si a pesar de todo esto no logramos una información suficiente, no conviene insistir y debe establecerse un tratamiento previo con antibióticos y corticoides, de dos o tres días de duración, para que una vez pasada la situación aguda podamos explorar convenientemente el oído externo y la membrana timpánica.

En la otoscopia apreciamos un notable engrosamiento de las paredes del CAE, fruto de la inflamación y el edema que padecen; la piel que las cubre está enrojecida. La supuración es de diferente consistencia, desde clara a pastosa, y su color varía del amarillo pálido al marrón claro o verdoso. En los casos leves, la membrana timpánica es normal; en casos severos o en los de evolución muy prolongada, se percibe una inflamación de la capa externa epidérmica con cierto enrojecimiento y aumento de la trama vascular en las zonas periféricas y en las proximidades del mango del martillo.

Tratamiento

Debe ser local y sistémico. También implica la limpieza cuidadosa (aspiración) del conducto. En casos de obstrucción intensa, puede colocarse una mecha de gasa o moldes de celulosa para permitir que las gotas de antibióticos alcancen los aspectos más mediales del conducto y se deben retirar en 48-72 horas.

En las otitis externas difusas leves es suficiente con un tratamiento tópico, aplicando en el CAE gotas óticas antibióticas más corticoides, tres o cuatro veces al día. Previamente, se puede realizar un lavado cuidadoso empleando una jeringa y un antiséptico muy diluido.

La otomicosis es una otitis externa producida por hongos oportunistas que proliferan por un tratamiento prolongado con gotas antibióticas y la exposición continuada al agua y al calor.

En casos moderados se utilizan aplicaciones tópicas con gotas; algunos autores no recomiendan la cura oclusiva (taponar el conducto con una fina gasa de bordes embebida en estos fármacos), pues bajo su criterio, la molestia de aplicación y la posible erosión de la piel son hechos negativos de suficiente entidad como para rechazar esta práctica. Se debe administrar un antibiótico vía oral en dosis suficientes en casos de dolor muy intenso, de diseminación de la infección a las partes blandas periauriculares o cuando no se resuelve con tratamiento tópico. Según la entidad del componente doloroso instauraremos el tratamiento preciso con fármacos analgésicos-antinflamatorios.

En las otitis externas difusas severas asociadas por lo general a inmunodeficiencias, diabetes, se precisa un tratamiento basado en el empleo sistémico de antibióticos y corticoides. La posibilidad clásicamente admitida de que los corticoides colaboran en la difusión de la enfermedad infecciosa no está justificada en este cuadro, por lo que deben evitarse únicamente en el caso de padecer alguna enfermedad sistémica que los contraindique, como la diabetes.

Una vez obtenida la curación se debe prevenir al paciente de la posibilidad de futuros brotes, indicándole que parece existir una susceptibilidad individual que hace que determinados sujetos padezcan más fácilmente la enfermedad. Como recomendaciones indicaremos: no introducir agua en los oídos, no utilizar bastoncitos de limpieza, no introducir utensilios para el rascado, sustituir la natación por otro deporte, etc.

Otitis externa fúngica

Es una otitis externa producida por hongos oportunistas que se encuentran en el CAE. También se denomina otomicosis.

Otitis externa por hongo Aspergillus Níger

Las causas más frecuentes son el tratamiento prolongado de gotas óticas tópicas con antibióticos y la exposición continuada al agua, que macera el conducto y cambia su pH, y que junto al calor, proporciona las condiciones adecuadas para el crecimiento fúngico.

Existen una serie de situaciones predisponentes:

— Las épocas calurosas: la sudoración en los conductos estrechos y los baños, especialmente en época estival, producen humedad y maceración en el CAE.

— Las otitis medias y externas con otorrea crónica en las que se administran tratamientos con gotas antibióticas y corticoides demasiado prolongados.

— Las cavidades radicales aticomastoideas resultantes de procedimientos quirúrgicos que permanecen húmedas.

Los hongos se implantan en el estrato córneo de la piel del conducto y permanecen silentes durante días o semanas. Posteriormente comienzan a proliferar entre la piel, la queratina descamada y la cera, produciendo una inflamación en la piel del CAE junto con el crecimiento de las colonias de hongos.

Clínica

La clínica es menos llamativa que en las Otitis bacterianas, menos tumefacción y menos dolor, siendo el síntoma principal e inicial el prurito que es muy intenso. Más tarde se acompaña de un dolor moderado y, finalmente, de otorrea escasa serosanguinolenta y sensación de taponamiento ótico.

A la exploración, el signo del trago es débilmente positivo y podemos ver restos de secreciones en la concha, incluso grados variables de eccema que pueden actuar como sustrato de la otomicosis.

Diagnóstico

La otoscopia pone de manifiesto un engrosamiento y un enrojecimiento de las paredes del CAE, y en ocasiones, la hiperemia se continúa por la superficie de la membrana timpánica.

En el interior del CAE se pueden ver masas de hifas acabadas en cabezuelas negras, que orientan hacia Aspergillus níger; masas de aspecto amarillento, que hacen pensar en Aspergillus flavus; o masas que parecen «papel mascado», que corresponden al Aspergillus fumigatus. Tras la aspiración bajo microscopio, se observa un CAE no muy engrosado pero muy hiperémico, con gran tendencia al sangrado al contacto con el aspirador.

Tratamiento

Es muy importante la limpieza del CAE, eliminando por completo las masas fúngicas, además de aspirar los detritus y las secreciones. Se comienza el tratamiento con soluciones tópicas de antifúngicos. Tras esto es conveniente aplicar soluciones que nos van a secar el CAE impidiendo la recidiva de la infección, como gotas de alcohol boricado a saturación de 3 gotas diarias durante 10-15 días.

En la otitis vírica hemorrágica, el paciente presenta otalgia, no tan intensa como en la otitis externa bacteriana, pero el dolor se controla mal con analgésicos.

 Solamente en fracasos o en pacientes inmunodeprimidos se debe asociar algún antifúngico oral. 

En cuanto a los cuidados adicionales, es importante recordar que no debe mojarse el oído afectado.

Otitis externas víricas

Otitis vírica hemorrágica 

Existe una inflamación del epitelio del oído externo que incluye la capa más externa del tímpano y, por lo tanto, forma una unidad histológica con el resto del oído externo.

Clínica

El paciente presenta otalgia, no tan intensa como en la otitis externa bacteriana, en uno o ambos oídos, y el dolor se controla mal con analgésicos. Después de horas o días, las microvesículas, al romperse, provocan la aparición de un exudado sanguinolento (otorragia), que llena el CAE y termina por salir al exterior. El dolor no cesa al comenzar la otorragia, lo que la diferencia de las otitis medias y de la miringitis bullosa, además no existe hipoacusia

Diagnóstico

Otitis externa vírica por Herpes Zóster

La otoscopia muestra unas formaciones bullosas llenas de un contenido hemorrágico y situadas en las paredes del CAE óseo. Al romperse las bullas acontece la citada efusión.

Tratamiento

Solo cuando se sospecha la continuidad del proceso hacia el oído medio, debe realizarse antibioterapia sistémica. 

El tratamiento ordinario es fundamentalmente sintomático, con antiinflamatorios-analgésicos, siendo conveniente también la limpieza con aspiración suave del conducto auditivo externo y la administración tópica de gotas antisépticas o antibióticos con corticoides, para prevenir la sobreinfección.

Miringitis bullosa

La miringitis bullosa es una enfermedad bien diferenciada producida por virus, que afecta a la parte más profunda del CAE y a la membrana timpánica. Generalmente acontece en el curso de un catarro de las vías aero-digestivas superiores o un catarro común. 

Se piensa que en su desencadenamiento participan los mismos virus causantes de estos procesos, que además de originar el cuadro conocido vulgarmente como «resfriado», con insuficiencia respiratoria nasal, rinorrea, estornudos, etc., desarrollan una miringitis bullosa.

Herpes Zóster, gráfico 3D

Clínica

En el curso de un catarro común aparece una intensa otalgia por afectación de la capa epidérmica de la membrana timpánica. En la otoscopia se observan las bullas de contenido hemorrágico que cuando se rompen, vacían en el conducto una serosidad sanguinolenta.

Diagnóstico

La otoscopia nos permite ver una o varias bullas de contenido hemorrágico, que asientan sobre la membrana y a veces sobrepasan sus límites afectando las inmediaciones del CAE. Es típica la desaparición del dolor desde el momento en que se rompen las vesículas.

Miringitis bullosa

Tratamiento

Lo normal es que cursen espontáneamente hacia la curación, pero es uno de los casos en que el catarro común debe ser tratado con antibióticos para evitar una sobreinfección bacteriana y con esta una otitis media aguda.

Otitis externa por herpes simple

Afectación del oído externo por el Herpes virus hominis tipo1. Estas lesiones aparecen, en personas susceptibles, en determinadas zonas de preferencia (labios y ala nasal fundamentalmente); son desencadenadas por factores diversos como: exposición al sol o al viento, menstruación, fiebre, stress o impactos emocionales.

El herpes simple se caracteriza por la aparición de varias vesículas en un área de 5 a 10 mm, por lo general siguiendo territorio de inervación del trigémino o del plexo cervical superficial. La afectación del oído externo no es frecuente, pero cuando aparecen, pueden estar relacionadas con otras localizaciones o aisladas en pabellón y meato auditivo externo. Los síntomas principales son el picor y el dolor local. Cuando las vesículas se rompen son sustituidas por costras oscuras o amarillentas que desaparecen en un período de siete a diez días.

Se cree que en el desarrollo de la miringitis bullosa participan los mismos virus causantes del resfriado.


Referencias

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Autores

Hospital Virgen de la Salud, Toledo.

Dra. M. A. Díaz Sastre.

Dr. I. Zannin.

Dr. J. JiménezAntolín.

Publicado en:
GA #51

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La revolución de la Inteligencia Artificial en la Audiología

La Inteligencia Artificial (IA) está transformando diversas disciplinas y la Audiología no es una excepción. Desde la mejora de la calidad de los audífonos hasta la optimización de los diagnósticos o el desarrollo de nuevas herramientas terapéuticas, la IA se está posicionando como una tecnología clave en el tratamiento y gestión de los trastornos auditivos. A lo largo de estas líneas, vamos a mostrar cómo está influyendo en nuestro sector y cuál es su impacto directo en la evolución de la profesión. IA en audífonos: más allá de la amplificación Tradicionalmente, las prótesis auditivas han sido dispositivos de amplificación de sonido para ayudar a las personas con pérdida auditiva a escuchar mejor. Sin embargo, en la actualidad, los audífonos inteligentes no solo cumplen esta función, sino que también adaptan sus prestaciones al entorno auditivo y a las necesidades del usuario. Y ¿cómo lo hacen?: PERSONALIZACIÓN DEL AJUSTE La personalización es uno de los avances más significativos impulsados por la IA en la tecnología de los audífonos. Estos dispositivos, ahora, pueden ajustarse automáticamente a las diferentes situaciones acústicas, lo que significa que los usuarios no tienen que intervenir manualmente para cambiar configuraciones de volumen o modo. La IA permite que el audífono reconozca el entorno en el que se encuentra la persona (ruido de fondo, conversación en grupo, ruido ambiental, etc.) y adapte automáticamente los parámetros en tiempo real para mejorar la experiencia auditiva. Los audífonos inteligentes reconocen el entorno en el que se encuentra la persona y adaptan automáticamente los parámetros para mejorar la experiencia auditiva. Aquí juega un papel fundamental el conocido como machine learning, una parte la Inteligencia Artificial que a través de algoritmos, permite a los ordenadores identificar patrones a partir de la recopilación de datos masivos para tomar decisiones autónomas. El análisis constante de datos hace que estos sistemas se vuelven más rigurosos y eficientes. MEJORA DE LA DISCRIMINACION DEL HABLA Los audífonos equipados con IA también mejoran la capacidad de discriminación del habla. Esta tecnología permite que las nuevas prótesis auditivas diferencien entre la voz humana y los ruidos no deseados, lo que mejora la inteligibilidad del habla, incluso, en entornos ruidosos. Este proceso se realiza a través de las redes neuronales profundas (DNN), una tecnología que imita la forma en que el cerebro humano procesa la información y es capaz de aprender para tomar decisiones.  Las redes neuronales pueden reconocer patrones específicos en la señal auditiva y filtrar los ruidos molestos, lo que facilita la comprensión en entornos y situaciones de difícil audición. Por tanto, la configuración del audífono se adecua a las preferencias de cada usuario, al tipo de pérdida que padezca y a su estilo de vida. MONITORIZACIÓN Y ADAPTACIÓN CONTINUA Algunos modelos de audífonos inteligentes utilizan la IA para monitorear el comportamiento auditivo del usuario durante el día. Con el tiempo, la IA puede identificar patrones en el uso de la prótesis auditiva y realizar ajustes automáticos para optimizar el rendimiento. Además se conectan con plataformas en la nube para que los audiólogos accedan a los datos del audífono en tiempo real, con el fin de poder realizar ajustes remotos sin necesidad de que el paciente acuda a una visita física en el gabinete. La IA está revolucionando la forma en que se realizan las pruebas auditivas, ofreciendo resultados más rápidos, precisos y con menos intervención humana. Los audífonos inteligentes pueden incluir asistentes virtuales, monitorizar indicadores de salud auditiva o traducir idiomas de forma simultánea. Implante coclear con IA: el ajuste perfecto Los implantes cocleares también se han visto beneficiados por la IA, optimizando sus ajustes y su programación. Con esta tecnología, se adaptan los niveles de estimulación de los electrodos en el momento en que se produce el sonido y esto contribuye a mejorar la comodidad del usuario. Los algoritmos analizan la respuesta neural del paciente para optimizar los mapas de estímulos eléctricos en función de su percepción auditiva. Además, la IA permite un seguimiento remoto continuo, garantizando los ajustes perfectos. IA en el diagnóstico auditivo: precisión y eficiencia El diagnóstico temprano de los trastornos auditivos es fundamental para una intervención eficaz. La IA está revolucionando la forma en que se realizan las pruebas auditivas, ofreciendo resultados más rápidos, precisos y con menos intervención humana. Pero, ¿de qué estamos hablando exactamente?: LAS EVALUACIONES AUDITIVAS AUTOMATIZADAS El machine learning se ha aplicado en el análisis de datos audiométricos con un elevado rango de eficacia. Las pruebas tradicionales como las de umbral auditivo, requieren que un audiólogo evalúe los resultados. Sin embargo, el uso de algoritmos para analizar los audiogramas puede detectar y catalogar rápidamente si la pérdida auditiva es conductiva, neurosensorial o mixta. Además, las redes neuronales profundas son capaces de identificar anomalías en los registros de otoemisiones acústicas y potenciales evocados auditivos con una sensibilidad superior al diagnóstico humano. En consecuencia, se facilita la automatización del proceso y su fiabilidad. Los sistemas basados en IA están permitiendo diagnósticos audiológicos remotos y automatizados con informes detallados y sin intervención de un audiólogo. Con ellos se pueden realizar pruebas auditivas online o en entornos de «telemedicina», utilizando algoritmos que estudian las respuestas del paciente e interpretan los resultados para ofrecer un diagnóstico preliminar y pautar recomendaciones. Además, la IA puede identificar patrones y tendencias en los datos de los pacientes que podrían pasar inadvertidos en una evaluación de rutina, lo que aumenta la precisión del diagnóstico.     Diagnóstico de enfermedades relacionadas con la audición La IA no solo mejora la detección de la pérdida auditiva, sino que también ayuda a identificar enfermedades auditivas subyacentes que podrían ser difíciles de detectar en una etapa incipiente. Esta tecnología puede analizar imágenes de la cóclea o de la vía auditiva central para detectar signos tempranos de patologías como la otitis media, la otosclerosis o, incluso, los trastornos neurológicos que afectan al procesamiento auditivo. La Inteligencia Artificial tiene el potencial de mejorar el procesamiento auditivo central, es decir, la forma en que el cerebro interpreta y comprende los sonidos. MONITOREO Y ADAPTACIÓN A PACIENTES Otro avance importante es el uso de la IA en el monitoreo remoto de pacientes. Con el aumento de la «telemedicina» y las consultas online, la IA permite a los profesionales de la salud auditiva supervisar el progreso de sus pacientes sin necesidad de que estos se desplacen a la clínica. A través de dispositivos conectados como audífonos y otros sensores auditivos, los datos sobre la audición del paciente pueden ser enviados automáticamente a una plataforma online, donde los algoritmos de IA analizan los resultados y ofrecen indicaciones personalizadas o alertan a los profesionales sobre cualquier cambio significativo en la condición del paciente. Rehabilitación a la carta La IA permite diseñar programas de rehabilitación auditiva personalizados, utilizando modelos predictivos basados en el historial clínico y el rendimiento auditivo del paciente. Por medio de apps con algoritmos de aprendizaje, se puede tratar al paciente con terapias auditivas a su medida. Otras aplicaciones de la IA Si todo lo anterior supone una auténtica revolución en la Audiología como la conocíamos hasta el momento, las posibilidades que se abren de cara al futuro no resultan menos prometedoras. ¿Curiosidad por saber hacia dónde se orientan las nuevas aplicaciones de la IA en el sector? Te lo contamos: IA EN LA MEJORA DEL PROCESAMIENTO AUDITIVO CENTRAL La mayoría de las tecnologías actuales se centran en la mejora del procesamiento auditivo periférico, es decir, la amplificación del sonido. Sin embargo, la IA también tiene el potencial de mejorar el procesamiento auditivo central, es decir, la forma en que el cerebro interpreta y comprende los sonidos. Los investigadores están explorando su uso para entrenar algoritmos que simulen esta capacidad del cerebro. Esto podría abrir nuevas posibilidades en el tratamiento de trastornos del procesamiento auditivo central (APD), que afectan a personas con audición normal pero que manifiestan dificultades para comprender el habla en situaciones complejas. Las redes neuronales profundas son capaces de identificar anomalías en los registros de otoemisiones acústicas y potenciales evocados auditivos con una sensibilidad superior al diagnóstico humano. IA EN EL TRATAMIENTO DE TINNITUS El tinnitus o acúfeno es un trastorno auditivo complejo que afecta a millones de personas en todo el mundo. Aunque no existe cura, la IA está ganando terreno en su tratamiento a través de la creación de terapias auditivas personalizadas. Los audífonos que cuentan con esta prestación pueden generar sonidos terapéuticos diseñados específicamente para contrarrestar el acúfeno de un paciente, proporcionando un alivio individualizado. Además, la IA puede adaptarse a la respuesta del paciente, ajustando continuamente los estímulos auditivos en función de la efectividad del tratamiento. INTEGRACIÓN DE IA CON OTRAS TECNOLOGÍAS EMERGENTES La integración de la IA con otras tecnologías emergentes, como la realidad aumentada (RA) o la realidad virtual (RV), también apunta a importantes transformaciones en la Audiología. Por ejemplo, mediante RA o RV, los pacientes podrían realizar ejercicios de rehabilitación auditiva en entornos inmersivos que simulasen situaciones de la vida real. Los algoritmos de IA podrían analizar las respuestas del paciente a estos ejercicios, proporcionando datos que serían utilizados para individualizar aún más el tratamiento y mejorar la rehabilitación auditiva. Como se deduce de todo lo expuesto, la Inteligencia Artificial está desempeñando un papel fundamental en la Audiología que va desde la mejora de la calidad de los audífonos hasta la optimización de los diagnósticos y tratamientos. La capacidad de la IA para personalizar la experiencia auditiva, automatizar evaluaciones y mejorar el seguimiento de los pacientes está llevando a nuestro sector hacia una nueva era de precisión, eficiencia y accesibilidad. Aunque aún estamos en las primeras etapas de su aplicación, el potencial de la IA para perfeccionar la forma en que diagnosticamos y tratamos los trastornos auditivos parece ilimitado y promete ofrecer soluciones cada vez más innovadoras y efectivas para aquellos que viven con pérdida auditiva.

El reto de la audiología pediátrica: muchos roles y una sola misión

Han pasado más de 20 años desde que la CODEPEH (Comisión para la Detección Precoz de la Hipoacusia), instaurara en España el cribado auditivo universal en neonatos. Desde entonces se ha recorrido un largo camino, los protocolos de evaluación se han agilizado y mejorado y la detección y el diagnóstico de la hipoacusia en los primeros meses de vida es una realidad desde hace unos años. Las implicaciones en la Audiología de tan notables avances son innegables; los otorrinos infantiles, los fabricantes de audífonos y los especialistas dedicados tradicionalmente a la Audiología protésica pediátrica, han tenido que formarse y emplearse a fondo para poder responder con celeridad y precisión a esta nueva demanda de amplificación y estimulación auditiva a edades tan tempranas. Pero el trabajo en Audiología pediátrica va mucho más allá de la evaluación auditiva y la ulterior adaptación de audífonos. Jace Wolfe, especialista en Audiología pediátrica, escribe en un reciente artículo publicado en el blog de audiología del fabricante de audífonos Phonak, sobre los muchos «sombreros» que el audiólogo pediátrico debe llevar, con el objetivo de proporcionar el mejor asesoramiento posible a la familia y de optimizar los resultados de la estimulación. Aunque la evidencia de que la Audiología pediátrica tiene muchas caras existe desde que se publicaron los primeros «manuales» de Audiología en niños, allá por los años 70 (inevitable acordarse, por ejemplo, de la primera edición de Hearing in Children de Northern, en 1974), está claro que la detección precoz ha hecho que muchas familias entren por primera vez en el mundo de la pérdida auditiva con sus bebés de tres o cuatro meses, con la ilusión de la nueva vida ensombrecida por el reciente hallazgo y con una absoluta y total incertidumbre hacia el futuro. Como numerosos estudios concluyen, alrededor del 95% de los niños que nacen con hipoacusia son hijos de padres oyentes, que nunca tuvieron contacto alguno con niños con pérdida auditiva, y que quizá toda su relación con este mundo se reduce a algún abuelo o abuela que ha llevado audífonos en sus últimos años de vida. Alrededor del 95% de los niños que nacen con hipoacusia son hijos de padres oyentes, que nunca tuvieron contacto alguno con niños con pérdida auditiva. Así, uno de nuestros «sombreros» más importantes como audiólogos pediátricos consiste en ser «proveedores de esperanza», y brindar a las familias confianza, información y seguridad hacia el futuro. Hoy día todos los que trabajamos en audiología sabemos los excelentes resultados que los niños obtienen en todas las áreas de desarrollo y socialización en las que la audición se encuentra implicada (lenguaje comprensivo y expresivo, aprendizaje escolar, relaciones personales y familiares, etc.), cuando se brindan los instrumentos necesarios en el momento adecuado, tanto en lo referente a dispositivos de amplificación como a estimulación auditiva y rehabilitación. Ambos instrumentos son imprescindibles e inseparables; solo la conjunción de ambos permitirá alcanzar óptimos resultados y normalizar al máximo la vida de estos niños, equiparando su evolución a la de otros niños normoyentes de su edad lo antes posible. Tal y como menciona Wolfe en el blog, numerosos estudios ratifican esta afirmación. Hutchings y Hogan, en su estudio de 2018, evaluaron las tasas de progreso de un grupo de niños de preescolar con diferentes grados de hipoacusia, con y sin necesidades educativas especiales, después de aplicar un programa individualizado «Auditivo Verbal». Los niños desarrollaron el programa entre 2007 y 2017. Las conclusiones de este estudio mostraron que, en general, el 79% de los niños de esta cohorte alcanzaron puntuaciones de lenguaje hablado apropiadas para su edad. La edad de intervención es un factor determinante, ya que afecta directamente a la plasticidad neuronal y al desarrollo del sistema auditivo y sus diferentes conexiones. Los niños con necesidades educativas especiales, que representaban el 40% de la muestra, alcanzaron un desarrollo menor al de los niños con hipoacusia únicamente, si bien uno de cada dos de los niños con necesidades educativas especiales alcanzó un nivel de lenguaje acorde a su edad al final de su programa individualizado. Partiendo de los resultados de su estudio, los autores concluyeron que garantizar que las familias tengan acceso a una intervención temprana eficaz aumenta las posibilidades de que se adopte un enfoque de comunicación adecuado lo antes posible y de que un niño con necesidades educativas especiales adquiera la capacidad de escuchar y hablar a un ritmo acorde con su potencial. En lo relativo a la edad de implantación o adaptación protésica, las conclusiones son idénticas; la edad de intervención es un factor determinante, ya que la plasticidad neuronal y por tanto los efectos de la hipoacusia en el desarrollo del sistema auditivo y sus diferentes conexiones, cambian drásticamente con la edad, y las consecuencias de una intervención tardía pueden ser devastadoras. La Dra. Oshinaga-Itano, profesora de niños con hipoacusia, audióloga e investigadora, lleva los últimos veinte años estudiando la importancia de la detección e intervención precoz. Para ella, es absolutamente crítico que la intervención se realice en los primeros seis meses de vida, para que los niños con hipoacusia congénita puedan alcanzar los hitos del lenguaje al mismo tiempo que sus pares normoyentes. Señala también que existe un período sensible en el desarrollo de la comunicación que requiere acceso al desarrollo del lenguaje en etapas tempranas de la vida. Aunque son muchos los factores que pueden condicionar la edad de intervención, es evidente que el sistema sanitario español cada vez se acerca más a estos estándares de excelencia. Actualmente, con algunas diferencias determinadas principalmente por el área geográfica de nacimiento, la gran mayoría de los niños diagnosticados con hipoacusia congénita son equipados antes de los seis meses. El tiempo de intervención puede dilatarse algo más en el caso de niños con otras patologías asociadas, especialmente si se trata de patologías graves, o con hipoacusias moderadas o con importante componente transmisivo que pueden dificultar el diagnóstico. Idealmente, según algunos autores, habría que «correr» un poco más, de modo que los niños con hipoacusia deberían tener adaptados sus audífonos a los tres meses y los implantes cocleares (cuando se considere necesario), como máximo entre los 6 y 9 meses. Es crítico que la intervención se realice en los primeros seis meses de vida para que los niños con hipoacusia congénita puedan alcanzar los hitos del lenguaje al mismo tiempo que sus pares normoyentes. Dado que está sobradamente demostrada la importancia de actuar cuanto antes con todo, nuestro papel consiste también en abordar estos temas con determinación cuando hablamos con las familias, especialmente cuando nos encontramos en tiempo «límite». En este sentido, podría decirse también, en palabras de Wolfe, que somos «constructores de cerebros». No es lo mismo hoy que mañana y no es lo mismo una sesión de rehabilitación auditiva a la semana que dos, o tres. En palabras de Carol Flexer, doctora en Audiología norteamericana de extraordinaria trayectoria profesional (la primera persona a la que escuché decir en una conferencia que «oímos con el cerebro») y autora de varias publicaciones sobre Audiología pediátrica, la pérdida auditiva es una «emergencia para el neurodesarrollo». En este sentido, las investigaciones mencionadas en el blog señalan que: — Las áreas cerebrales encargadas del lenguaje hablado se desarrollan durante el primer año de vida. — Hacia el final del primer año, cuando falta la estimulación auditiva, se produce una importante reducción de las sinapsis en las áreas auditivas del cerebro. La privación auditiva durante el primer o segundo año puede provocar cambios irreparables en las redes del lenguaje hablado. — Si los adultos que cuidan a los niños hablan de forma clara e inteligible, se desarrollan redes neuronales que optimizan las habilidades de lenguaje expresivo y lectura. En esta primera etapa tan esencial para el desarrollo, sin llegar a la saturación, podría decirse que «más es mejor», sin perder de vista el bien llamado «aprendizaje incidental», tan importante en este período, que se produce en situaciones no estructuradas de aprendizaje. Las familias tienen que conocer las claves para generar en la vida diaria entornos en los que este aprendizaje incidental pueda producirse y aprovechar al máximo estas oportunidades espontáneas de adquisición de conocimiento. Es vital que transmitamos a las familias la conexión que existe entre estas experiencias auditivas tempranas y el desarrollo del cerebro. Dice Wolfe que otro de nuestros sombreros (¡qué gran responsabilidad!), es ser catalizadores de sueños. De la misma forma que los buenos profesores son catalizadores de conocimiento cuando generan en sus alumnos la curiosidad o el interés por aprender, los audiólogos pediátricos somos catalizadores de sueños (de los niños y de sus familias), cuando favorecemos las condiciones para que alcancen un adecuado desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo. Según los interesantísimos estudios de Moeller y Tomblin (2015), nuestra responsabilidad como catalizadores de sueños es mucho mayor de lo que pensamos. Basta con leer sus conclusiones: — Los niños con pérdida auditiva de leve a severa/profunda corren el riesgo de sufrir un desarrollo del lenguaje insuficiente y la probabilidad aumenta cuando la hipoacusia es mayor y no está convenientemente equipada. — La adaptación de audífonos correctamente programados reduce el riesgo y brinda cierto grado de protección contra el retraso del lenguaje. Una mayor audibilidad con audífonos se asocia con mejores resultados en el lenguaje en edad preescolar. — Una proporción sustancial (más de la mitad) de los audífonos de los niños no se ajustan de manera óptima, lo que afecta negativamente a la audibilidad asistida. — La adaptación precoz de audífonos facilita mejores resultados en las primeras adquisiciones lingüísticas, pero los niños adecuadamente adaptados más tarde, presentan patrones de crecimiento acelerado en el lenguaje cuando dicha adaptación se lleva a efecto. La adaptación de audífonos correctamente programados brinda cierto grado de protección contra el retraso del lenguaje en edad preescolar. — El uso continuado de audífonos proporciona cierta protección contra el retraso del lenguaje y favorece el desarrollo auditivo. — Las dimensiones cualitativas de la intervención de los especialistas (audiólogos y logopedas) influyen en los resultados del lenguaje del niño. — Tanto el nivel de lenguaje receptivo como la audibilidad asistida influyen en las habilidades funcionales auditivas y de reconocimiento del habla de los niños. — Los niños con dificultades auditivas parecen tener un riesgo particular de sufrir retrasos en los aspectos estructurales, es decir, formales, del lenguaje. — La valoración fundamentada exclusivamente en puntuaciones normativas puede sobrestimar (yo diría que también subestimar) los resultados de los niños con dificultades auditivas. — Según las conclusiones de este estudio, los ajustes y prestaciones de la audibilidad asistida, el uso regular de los audífonos y las características del entorno lingüístico interactúan para moderar la influencia de la pérdida auditiva en los resultados de los niños. Es, por tanto, nuestra responsabilidad estudiar con detenimiento cada caso de hipoacusia infantil, valorar la adaptación protésica más adecuada, tanto en capacidad de amplificación como en formato y prestaciones, y utilizar todos los recursos a nuestro alcance para proporcionar una amplificación óptima: evaluación auditiva exhaustiva, tonal y verbal, método prescriptivo apropiado, medidas de la amplificación en oído real o en caja, valoración funcional de la ayuda proporcionada, seguimiento de la adaptación, etc. En lo relativo a nuestro papel en la adaptación, Wolfe hace referencia al cuarto y último de nuestros «sombreros»: el de coaches o mentores. No podemos eludir la enorme responsabilidad que tenemos a la hora de instruir a las familias sobre el adecuado uso de los audífonos. Son importantes las cuestiones prácticas de manejo y colocación, de limpieza, de cambio de pilas o recarga de baterías. También es conveniente orientarles sobre las ayudas técnicas de las que pueden disponer y que consideramos adecuadas en cada caso, así como de los procedimientos para acceder a ellas. Las familias tienen que conocer las claves para generar en la vida diaria entornos en los que el aprendizaje incidental pueda producirse y aprovechar al máximo estas oportunidades. Pero cuando Wolfe habla de mentores y coaches se refiere principalmente al compromiso de inculcar a los padres la absoluta necesidad de usar los audífonos de forma continuada y de generar, como hemos visto anteriormente, situaciones facilitadoras de aprendizaje. Señala la trascendencia de que los familiares hablen, canten, lean cuentos y jueguen con los niños desde el primer minuto, de que narren -como si fueran los comentaristas de un partido- las actividades cotidianas que realizan con ellos. Según sus propias palabras, el lenguaje hablado es el «nutriente» que mejor alimenta el desarrollo del cerebro, y hablar, cantar, leer y jugar son las mejores maneras de desarrollar los cerebros de los pequeños. Los audiólogos pediátricos somos catalizadores de sueños cuando favorecemos las condiciones para que estos niños alcancen un adecuado desarrollo del lenguaje comprensivo y expresivo. Una vez revisados todos estos aspectos, a nadie se le escapa que ser audiólogo pediátrico es una tarea compleja; no hay que tenerle miedo, pero hay que formarse bien y, a la vista de lo expuesto anteriormente, ser muy conscientes de lo que tenemos entre manos. Nuestros «sombreros» no solo son importantes para garantizar el desarrollo auditivo de los niños, sino también para abrirles las puertas a un futuro lleno de posibilidades, comunicación y calidad de vida. Este artículo es una adaptación personal de: https://audiologyblog.phonakpro.com/the-many-hats-pediatric-audiologists-must-wear/ Para saber más: Burigo, L. S. P., Quialheiro, A., de Paiva, K. M., dos Santos, T. V., Woide, L. K., Cigana, L. B., Massignani, J., & Haas, P. (2024). Hearing and Language Skills in Children Using Hearing Aids: Experimental Intervention Study. Journal of Personalized Medicine, 14(4), 372. https://doi.org/10.3390/jpm14040372 Moeller, M. P., Tomblin, J. B., & OCHL Collaboration (2015). Epilogue: Conclusions and Implications for Research and Practice. Ear and hearing, 36 Suppl 1(0 1), 92S–8S. https://doi.org/10.1097/AUD.0000000000000214. Sahli, a. s. (2024). Cochlear implantation in children with hearingloss. Current Research in Medicine and Health Sciences-2024, 57. Werker, J. F., & Hensch, T. K. (2015). Critical periods in speech perception: New directions. Annual Review of Psychology, 66, 173–196. https://doi.org/10.1146/annurev-psych-010814-015104 Yoshinaga-Itano C. (2003). From Screening to Early Identification and Intervention: DiscoveringPredictors to Successful Outcomes for ChildrenWith Significant Hearing Loss. Journal of deafstudies and deafeducation, 8(1), 11–30. https://doi.org/10.1093/deafed/8.1.11 Myriam GonzálezAudióloga / Audioprotesista CV autor: Licenciada en Pedagogía y Máster de Logopedia. Técnico Superior en Audiología Protésica.   Especializada en Audiología Infantil y Evaluación de los trastornos del PAC en RV Alfa Centros Auditivos.  

Sordera Súbita

¿Qué es la sordera súbita? La pérdida súbita de audición neurosensorial (oído interno), comúnmente conocida como sordera súbita, se produce como una pérdida rápida e inexplicable de la audición, ya sea de pronto o en el transcurso de varios días. Ocurre porque algo no funciona en los órganos sensoriales del oído interno y, normalmente, afecta a un solo oído. Las personas con sordera súbita a menudo descubren que han perdido la audición al despertarse por la mañana. Algunos pacientes se dan cuenta cuando intentan usar el oído en el que han perdido la audición, por ejemplo, al ir a hablar por teléfono. Otros, notan un sonido explosivo y fuerte, como un «pop», justo antes de perder la audición. Las personas con este trastorno también pueden manifestar algunos otros síntomas como sensación de plenitud en el oído, mareos o un timbre o zumbido en los oídos, como un tinnitus. A veces, los pacientes con sordera súbita no consultan al médico enseguida porque piensan que su pérdida de audición se debe a alergias, sinusitis, cera que tapa el conducto auditivo u otros problemas médicos comunes. Sin embargo, los síntomas de sordera súbita se deben considerar como una emergencia médica y se debe consultar con el otorrino de inmediato. Aunque aproximadamente la mitad de las personas con sordera súbita recuperan parte o toda su audición espontáneamente, por lo general en el transcurso de una a dos semanas desde el inicio de los síntomas, retrasar el diagnóstico y el tratamiento (cuando esté justificado) puede disminuir la eficacia de este. Por el contrario, recibir el tratamiento adecuado en tiempo y forma aumenta en gran medida la posibilidad de que se recupere al menos parte de la audición. Los expertos calculan que, cada año, la sordera súbita afecta a entre una y seis personas de cada 5000. Sin embargo, la cantidad real de nuevos casos anuales podría ser mucho mayor, ya que este trastorno, a menudo, no se llega a diagnosticar. La sordera súbita le puede ocurrir a personas de cualquier edad, pero con mayor frecuencia afecta a adultos de entre 45 a 55 años. ¿Qué causa la sordera súbita? Son varios los trastornos que afectan al oído y pueden causar sordera súbita, pero solo alrededor del 10% de las personas diagnosticadas presentan una causa identificable. Algunos de estos trastornos son: — infecciones. — trauma en la cabeza. — enfermedades autoinmunes. — exposición a ciertos medicamentos para tratar el cáncer o infecciones graves. — problemas de circulación de la sangre. — trastornos neurológicos, como la esclerosis múltiple. — trastornos del oído interno, como la enfermedad de Ménière. Los expertos calculan que, cada año, la sordera súbita afecta a entre una y seis personas de cada 5000 pero la cantidad real de nuevos casos podría ser mayor porque, a menudo, no se llega a diagnosticar. La mayoría de estas causas vienen junto con otros problemas médicos o síntomas que llevan al diagnóstico correcto. Otro factor que se debe considerar es si la pérdida de audición ocurre en uno o ambos oídos. Por ejemplo, los tumores en el nervio auditivo deben descartarse como la causa si la sordera súbita ocurre solo en un oído. En cambio, una enfermedad autoinmune puede causar sordera súbita en uno o ambos oídos. ¿Cómo se diagnostica la sordera súbita? Si nuestro paciente tiene síntomas de sordera súbita, debemos descartar una pérdida de audición conductiva, la pérdida de audición debida a una obstrucción en el oído por líquido o cera, previa consulta con el otorrinolaringólogo. Si al examinarle su médico no detecta una causa obvia e identificable para la sordera súbita, se deberá hacer una audiometría de tonos puros en el transcurso de unos días desde el inicio de los síntomas para identificar cualquier pérdida de audición neurosensorial. Una señal clara de sordera súbita sería que nuestro paciente presentara una pérdida de al menos 30 decibelios en tres frecuencias consecutivas en menos de 72 horas. Una disminución de este tipo en la audición puede hacer que una conversación suene como un susurro. Los pacientes podrían tener cambios más sutiles y repentinos en su audición, y su diagnóstico requeriría otras pruebas para tratar de determinar la causa subyacente. Estas pueden incluir análisis de sangre, pruebas de imágenes (por lo general, una resonancia magnética) y pruebas de equilibrio. ¿Cómo se trata la sordera súbita? El tratamiento más común para la sordera súbita son los corticoesteroides, sobre todo cuando no se conoce la causa. Los esteroides se usan para tratar varios problemas médicos y su función es reducir la inflamación y la hinchazón, y ayudar al cuerpo a combatir enfermedades. Anteriormente, los esteroides se recetaban en forma de pastillas. En 2011, un ensayo clínico financiado por el Instituto Nacional de la Sordera y Otros Trastornos de la Comunicación (NIDCD) demostró que las inyecciones intratimpánicas de esteroides (a través del tímpano) eran tan eficaces como los esteroides orales. Después de este estudio, los médicos comenzaron a recetar inyecciones intratimpánicas de esteroides directas en el oído medio, de donde el medicamento pasa al oído interno. Las inyecciones se pueden poner en los consultorios otorrinolaringólogos y son una buena opción para las personas que no pueden tomar esteroides orales o que quieren evitar sus efectos secundarios. Si la pérdida de audición es grave, no responde al tratamiento y ocurre en ambos oídos, se le puede recomendar el uso audífonos o incluso, que valore los implantes cocleares. Los esteroides deben comenzar a usarse tan pronto como sea posible para obtener el mejor beneficio, e incluso, puede que se recomienden antes de obtener los resultados de todas las pruebas. Si el tratamiento se retrasa de dos a cuatro semanas, las probabilidades de revertir o disminuir la pérdida de audición permanente disminuye. Si a nuestro paciente se le detecta una causa subyacente de la sordera súbita, es posible que necesite tratamientos adicionales, por ejemplo, si fue causada por una infección el tratamiento pasaría por tomar antibióticos; si fuera el resultado de los efectos secundarios de un medicamento tóxico para el oído habría que revertirla con otro medicamento; si la causa es una enfermedad autoinmune que hace que el sistema inmunitario ataque al oído interno, quizá haya que tomar medicamentos para suprimir el sistema inmunitario. Si la pérdida de audición es grave, no responde al tratamiento y ocurre en ambos oídos, se le puede recomendar el uso audífonos (para amplificar el sonido) o incluso, que valore los implantes cocleares (para estimular directamente las conexiones auditivas en el oído que van al cerebro). ¿Qué investigaciones se están llevando a cabo sobre la sordera súbita? Se sabe muy poco acerca de las causas de la mayoría de las sorderas súbitas. Los investigadores están considerando diferentes tipos, factores de riesgo y causas, por ejemplo, cómo los cambios en el oído interno, tales como una alteración en el flujo sanguíneo o una inflamación, pueden contribuir a la pérdida de audición. También están probando nuevas formas de utilizar las tecnologías de imágenes para ayudar a diagnosticar la sordera súbita y potencialmente detectar sus causas. Fuente NIDCD National Institute on Deafness and Other Communication Disorders.
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