Una exposición al ruido suficientemente intensa y prolongada afecta de distintas maneras al organismo humano, pudiendo producir enfermedades psíquicas, fisiológicas, sociológicas, así como las alteraciones y disfunciones en las articulaciones.
El ruido en clase
La exposición continuada a elevados niveles de ruido puede conllevar un déficit en la atención y en la discriminación auditiva confundiendo palabras y, además, puede alterar los procesos de algunos aprendizajes como el de la lectura.
El impacto del ruido resulta especialmente crítico entre los más pequeños, que se encuentran en los primeros niveles en lectura y escritura, y tienen pocos recursos para suplir las lagunas que genera el ruido en la comunicación.
También en clases interactivas en las que varios alumnos hablan a la vez o con mala acústica en el interior de las aulas. Lo mismo puede decirse en edificios antiguos y con los techos altos, y a esto le añadimos el ruido de los pasillos y de los campos deportivos (que muchas veces se encuentran frente a las aulas), o un ruido repentino como el de la caída de un estuche metálico al suelo y el ruido de las aulas vecinas. Los profesores tienen que competir con todos estos inconvenientes para que sus mensajes puedan ser entendidos y oídos.
Los efectos de la reverberación
La reverberación, el reflejo del sonido en una superficie que no lo absorba, es también un efecto que hay que tener en cuenta. Un elevado tiempo de reverberación hace que el alumno perciba el mensaje del profesor varias veces, fruto de la reflexión sobre paredes y objetos del recinto, y dificulta la comprensión del mensaje del profesor. Si la reverberación es excesiva, hace que se prolonguen las vocales superponiéndolas a las consonantes y las enmascara; este exceso de reverberación se puede corregir mediante el uso de apropiados materiales absorbentes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda no exceder de los 35 dBA en el interior de aulas escolares y preescolares y en el exterior no exceder de los 55 dBA. La OMS considera que sobrepasar este límite en las aulas afectaría a la comprensión de la palabra.
PREVENCIÓN
Para conseguir que dentro de las aulas las características acústicas permitan la comprensión de la comunicación oral, los materiales deben ser absorbentes para que impidan o disminuyan el eco.
Para centros educativos se deben tener en cuenta el diseño de estos y la utilización de los materiales apropiados para garantizar unas condiciones acústicas adecuadas para la actividad educativa. Es recomendable que el acristalamiento de las ventanas sea de doble vidrio y cámara estanca intermedia.
Hay otras medidas de prevención sencillas y poco costosas, como son:
· Colocación de parches de fieltro en las patas de las mesas y sillas.
· Realizar un mantenimiento periódico del mobiliario de las aulas.
· Reparación de cajones que hagan ruido o mesas y sillas desniveladas.
· Colocar cortinas o persianas en las ventanas.
· Utilizar recubrimientos de corcho y tablones de anuncios en las paredes.
· Programar los horarios de recreos para que no haya niños en el patio cuando los alumnos de las aulas más próximas al mismo estén dando clase.
· Preparar campañas escolares de sensibilización para controlar el ruido.
CV Autor
Imma Badia Camprubí
Secretaria de Salud Laboral
FEUSO