Aunque ha dejado de ser algo excepcional, el implante coclear es una de las tecnologías que más ha revolucionado el mundo de la deficiencia auditiva profunda neurosensorial.
Desde que André Djourno realizó en 1957 el considerado primer implante coclear, esta práctica ha ido evolucionando pasando por el IC monocanal del Doctor William F. House en los años 60 o el IC multicanal del Profesor Graeme Clark hasta convertirse en una ayuda tecnológica esencial para el tratamiento de determinado tipo de sorderas.
Y es que hoy en día, esta tecnología implantada por primera vez en España en 1985 cuenta con gran proyección. Los datos así lo reflejan: cerca de 13.500 implantados en nuestro país, más de 40 centros implantadores y 4 empresas fabricantes. Sin duda, un escenario muy prometedor, en el que se sigue avanzando.
Para entender la proyección de esta importante ayuda auditiva, previamente es importante entender su definición y funcionamiento. A grandes rasgos, un implante coclear (IC) es un transductor que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo; y que son procesadas a través de las diferentes partes de las que consta el dispositivo, y que se dividen en externas e internas:

Externas:
Micrófono (1):
Recoge los sonidos que pasan al procesador.
Procesador (3):
Selecciona y codifica los sonidos más útiles para la comprensión del lenguaje.
Transmisor (4):
Envía los sonidos codificados al receptor (5).
Internas:
Receptor-Estimulador (5):
Se implanta en el hueso mastoides, detrás del pabellón auricular. Envía las señales eléctricas a los electrodos.
Electrodos (6):
Se introducen en el interior de la cóclea oído interno y estimulan las células nerviosas que aún funcionan. Estos estímulos pasan a través del nervio auditivo al cerebro, que los reconoce como sonidos y se tiene -entonces- la sensación de “oír”.
Ambas partes (externa e interna) se ponen en contacto por un cable (2) y un imán (4).
Más en detalle, su funcionamiento se basa en un proceso en el que primeramente los sonidos son recogidos por el micrófono, y pasan por el procesador a través de un cable que conecta con el auricular, en una señal eléctrica codificada.
Esa señal eléctrica es enviada por el cable a la bobina transmisora (antena) y desde allí se transmite por ondas de radiofrecuencia al procesador, por un imán a través de la piel. Dicha señal viaja hasta el filamento de los electrodos (ubicados tonotópicamente en la cóclea) que estimulan el nervio auditivo, transmitiéndose al cerebro dónde es interpretada como sonido.
En lo referente a las tipologías de IC, actualmente existen en el mercado español cuatro empresas, con sus cuatro respectivas marcas comerciales, que están fabricando implantes de última generación, muy fiables y avanzados: Nucleus, de la casa australiana Cochlear; Clarión, de la casa americana Advanced Bionics; Medel, fabricante austriaco; y la compañía sueca Oticon Medical. Cada una de ellas, con diferentes modelos, según su número de electrodos y estrategias de programación.
EL ANTES: LA VALORACIÓN

No todas las personas sordas pueden llevar un IC, ya que esta ayuda es específica sólo para algunos tipos de sordera. En este sentido, valorar su indicación corresponde a un equipo multidisciplinar de un Centro Implantador, capitaneado por un ORL. La decisión dependerá de cada caso, y de si el candidato en cuestión cumple con los siguientes requisitos mínimos:
Sordera neurosensorial bilateral profunda o total
Imposibilidad de beneficiarse de una prótesis auditiva convencional.
Convicción del paciente de que la mejora auditiva que obtendrá le beneficiará personal y socialmente.
Normalmente, antes de tomar una decisión, se somete al candidato a diferentes pruebas como, por ejemplo, una revisión otológica general, diversas audiometrías, potenciales evocados, otoemisiones acústicas, un escáner, radiografías y un examen logopédico y de lenguaje.
Y se analiza meticulosamente el perfil de la persona y su tipo de sordera, ya que se sabe que las personas que sacarán mayor beneficio del implante serán los niños implantados precozmente, por su mayor plasticidad neurosensorial, y las personas postlocutivas con una sordera de poco tiempo de evolución (las que han perdido la audición después de tener adquirido el lenguaje y que tienen huellas auditivas en su cerebro porque han oído previamente).
A diferencia de las personas prelocutivas, que son las que han nacido sordas o las que han adquirido la sordera a edades tempranas y aún no han incorporado el lenguaje.
EL DURANTE: LA CIRUGÍA Y SUS RESULTADOS
La colocación del implante se basa en una cirugía, con anestesia general, de aproximadamente tres horas de duración. Una operación que, fundamentalmente, consiste en colocar los electrodos en la cóclea y en rebajar el hueso parietal para ubicar y fijar el estimulador receptor. Después de esto, se cierra y se sutura la zona con puntos, que se retirarán en una semana.
Es una práctica hospitalaria que no entraña mayores riesgos que cualquier otra operación de microcirugía otológica; y que por lo general requiere una estancia de 2 a 3 días de ingreso en el Centro Implantador.
Una vez realizada la implantación, hay que esperar aproximadamente un mes para poder empezar a oír. La zona debe haber cicatrizado totalmente, antes de que se conecten las partes externas del aparato. Es justo en estas zonas exteriores donde pueden surgir algunos inconvenientes, ya que están más expuestas a roces y golpes.
Al principio, cuando estas partes externas son programadas, el sonido se oye de un modo metalizado y con mucha falta de discriminación entre las diferentes señales y voces, pero a medida que se van acoplando los electrodos al oído, y con las pertinentes reprogramaciones y ajustes periódicos, esta diferenciación será mayor, hasta llegar al punto de discriminar claramente un 98% de los sonidos y el habla.
A la hora de entender la televisión, escuchar música o el teléfono, el resultado dependerá del tipo de sordera del paciente, y de la duración de la misma. En el caso de los prelocutivos este hecho puede resultar algo más complejo debido al tiempo de su hipoacusia; por lo tanto en estos casos se necesitará una mayor rehabilitación y práctica auditiva con estos aparatos domésticos. En el caso de los postlocutivos su posible comprensión puede resultar menos compleja e incluso más significativa ya que muchos de estos pacientes pueden llegar a mantener conversaciones telefónicas y a discriminar la música.
A medida que se vaya avanzando en la rehabilitación, en la estimulación y en las programaciones del implante se notará que la discriminación de las voces resultará más clara con respecto a cada persona interlocutora, llegando a diferenciar perfectamente los timbres y entonaciones.
A medida que se vaya avanzando en la rehabilitación, en la estimulación y en las programaciones del implante se notará que la discriminación de las voces resultará más clara con respecto a cada persona interlocutora, llegando a diferenciar perfectamente los timbres y entonaciones.
En el caso del teléfono, es importante advertir de las posibles interferencias que pueden aparecer en el uso de teléfonos digitales, producidas por su campo magnético; por lo que para estos pacientes se sigue aconsejando el uso de teléfonos analógicos.
No obstante, en la actualidad diversas casas comerciales están mejorando los implantes para hacerlos más compatibles con todo tipo de móviles y demás dispositivos.
EL DESPUÉS: REHABILITACIÓN Y MANTENIMIENTO
La rehabilitación es la parte más importante después de la cirugía.
El factor tiempo dependerá en gran medida de la evolución del paciente y de la sordera padecida, según sea postlocutiva o prelocutiva; pero por lo general durará entre seis meses y un año. Un periodo que consiste en sacar el máximo provecho auditivo del IC, para lo cual es necesario detectar los sonidos y las voces, identificarlos y saber a qué corresponde cada uno.

A partir de aquí, ya sólo habrá que ser cuidadoso con el mantenimiento del implante, que es bastante sencillo. Bastará con tener sumo cuidado con las partes externas para evitar al máximo que puedan sufrir daños o golpes, y tener precaución con el cable que une el procesador con el micrófono, ya que con los roces puede romperse. Se ha comprobado que esta parte es la que más se desgasta, y la que más posibilidades tiene de romperse y estropearse.
Además, los recambios de los implantes suelen ser caros dada su importancia para el funcionamiento, aunque varían en precio según las marcas y modelos.
En el caso de que se rompa alguna parte implantada interna, lo más probable es que el estimulador del implante deje de funcionar correctamente. En tal caso se debería sustituir este elemento dañado por otro nuevo en el quirófano, teniendo que volverse a someter a una intervención quirúrgica para poder reimplantarlo, extrayendo el estimulador estropeado y colocando el nuevo.
En lo referente al desgaste energético, la duración de las pilas dependerá en gran medida del uso continuado que se le dé al implante y a la cantidad de información sonora que reciba el procesador, ya que cuanto más deba trabajar este elemento para interpretar sonidos más batería gastará. Por otro lado, también dependerá de la calidad de las pilas o baterías utilizadas. Normalmente deben ser alcalinas que son de mayor duración (duran alrededor de un día o día y medio).
Nuestra labor como audioprotesista es la adaptación y posterior seguimiento de los IC: programar y realizar los ajustes necesarios del procesador mediante el software específico de cada fabricante, colaborar en la rehabilitación y seguimiento del paciente para que, junto con el trabajo del equipo multidisciplinar, obtenga los mejores resultados posibles.
En lo referente a las revisiones, éstas dependerán en gran parte de la evolución del paciente y de los buenos resultados que vaya obteniendo con el implante, pero en cualquier caso al principio de la implantación las revisiones suelen ser más periódicas (normalmente cada tres meses) para evaluar el rendimiento que el implante proporciona al paciente implantado. Una vez que el rendimiento ya empieza a ser regularizado, y si no surge ningún problema añadido, se podrá llevar un control del estado del paciente con dos visitas al año.
Con el paso del tiempo otro de los inconvenientes que pueden ir surgiendo es la incompatibilidad de “nuestro” implante con los nuevos modelos que vayan apareciendo en el mercado, más precisos y avanzados, con mejoras y nuevas prestaciones.

Por lo que cabe pensar que a largo plazo será necesaria una reimplantación, ya que se puede dar el caso de que las partes externas del implante no sean compatibles con las partes internas, o que el modelo o la marca desaparezca (como, por ejemplo, Laura e Ineraid); con lo cual, con el paso del tiempo, encontrar piezas de recambio podría resultar dificultoso.
Fuente consultada: Federación de Asociaciones de Implantados Cocleares de España (AICE).
CENTROS IMPLANTADORES:
- Ciutat Sanitaria de la Vall d’Hebron de Barcelona
- Ciutat Sanitaria de Bellvitge de Barcelona
- Clínica Clarós
- Clínica Girona
- Clínica Universitaria de Navarra
- Complejo Asistencial Son Dureta de Palma de Mallorca
- Complejo Hospitalario Juan Canalejo-Marítimo de Oza de A Coruña
- Complejo Hospitalario Materno Insular de las Palmas de Gran Canaria
- Complejo Hospitalario Universitario de Santiago de A Coruña
- Complexo Hospitalario Xeral-Cies de Vigo
- Fundació de G.S. de l’Hospital de la Santa Creu i Sant Pau de Barcelona
- Clínica Ntra. Sra. de la Concepción de Madrid
- Fundación de Otología Dr. García-Ibáñez
- Hospital de Badalona Germans Trias i Pujol de Barcelona
- Hospital Central de Asturias
- Hospital Clínico Universitario Lozano Blesa de Zaragoza
- Hospital Clínico Universitario San Cecilio de Granada
- Hospital Clínico Universitario de Valencia
- Hospital Doce de Octubre de Madrid
- Hospital Niño Jesús de Madrid
- Hospital Nuestra Señora de Aranzazu de Guipúzcoa
- Hospital Ramón y Cajal de Madrid
- Hospital de Sant Joan de Déu de Barcelona
- Hospital Universitario La Fe de Valencia
- Hospital Universitario Dr. Peset
- Hospital Universitario de Salamanca
- Hospital Universitario de La Paz de Madrid
- Hospital Universitario Virgen de la Arrixaca
- Hospital San Pedro de Alcántara de Cáceres
- Complejo Hospitalario Móstoles-Alcorcón de Madrid
- Complejo Hospitalario Virgen de la Victoria de Málaga
- Hospital Miguel Servet de Zaragoza
- Hospital del Río Hortega de Valladolid
- Hospital Universitario Marqués de Valdecilla de Cantabria
- Hospital Universitario de Canarias de Tenerife
- Instituto ORL Antolí Candela
- Complejo Hospitalario Universitario de Albacete
- Hospital General La Mancha Centro de Ciudad Real
- Hospital General de Ciudad Real
- Hospital Universitari Arnau de Vilanova de Lleida
- Fundación Jiménez Díaz de Madrid
- Hospital Clínico San Carlos de Madrid
- Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid
- Hospital Central de la Cruz Roja Española
- Hospital Severo Ochoa de Madrid
- Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela
- Hospital de San Sebastián