Adaptaciones para pérdidas de oído medio
Los audífonos: la mejor opción frente a otros métodos.
Frente a métodos como los sistemas de transmisión ósea, tipo varillas auditivas óseas o implantes osteointegrados, las pérdidas de oído medio se pueden compensar más fácilmente con la adaptación de audífonos (retroauriculares, RIE o intracanales), en función del nivel de pérdida auditiva y otras necesidades particulares del paciente. Es una opción menos invasiva y más sencilla, estética y económica.
Las pérdidas auditivas relativas a problemas en el oído medio son pérdidas de transmisión puras siempre que no se vea afectada ninguna otra zona del oído interno. Esto implica que por algún motivo el sonido que proviene del exterior no llega a la cóclea por encontrarse un obstáculo en la cavidad timpánica que impide su paso, bien sea una otoesclerosis de la cadena osicular, un exceso de mucosidad u otitis media que impide la movilidad del tímpano y de los huesecillos, o cualquier otra causa ubicada en el oído medio.
En estos casos los audiogramas presentados suelen ser claros: una vía ósea más o menos conservada, pues la vibración mostrada se transmite por el hueso a la cóclea saltándose el problema de oído medio; una vía aérea que presenta un umbral de audición sintomático de pérdida auditiva de algún grado; un umbral de molestia que en la mayoría de los casos no es detectado por los audiómetros convencionales, pues el obstáculo al paso de sonido en el oído medio es el mismo para los sonidos suaves como para los fuertes, siendo estas personas capaces de soportar sonidos de elevadas intensidades por no llegarles adecuadamente al oído interno.
A priori cabe sopesar una adaptación con sistemas de transmisión ósea, tipo varillas auditivas óseas o implantes osteointegrados. Con ambos métodos el sonido llega por el hueso a estimular la cóclea, saltándose todo el problema del oído medio y, por tanto, permitiendo al paciente oír de una forma satisfactoria. No obstante, las primeras suelen ser aparatosas, poco estéticas y con poca oferta disponible, mientras que los segundos conllevan una cirugía no exenta de riesgos y con costes más elevados.
Particularidades de su adaptación
La opción más económica y más sencilla, con un aporte estético mayor y un porcentaje de éxito elevado, es sin duda la adaptación de audífonos convencionales, bien retroauriculares, RIE o intracanales, en función del nivel de pérdida auditiva y otras necesidades particulares del paciente.
En cuanto a la adaptación de los mismos, el principal factor a tener en cuenta es que en estos casos no es necesario el empleo de compresores de ganancia de entrada, los conocidos AGC-I. Una persona con pérdida auditiva de transmisión pura generalmente no oye los sonidos suaves; los sonidos normales a un nivel conversacional apenas los percibe como un hilo de voz, más o menos suaves dependiendo del grado de pérdida auditiva que sufra; y sin embargo los sonidos que para un normaoyente son fuertes o muy fuertes, suele percibirlos como sonidos más o menos confortables. Por tanto la amplificación que hay que generar es básicamente la misma para los sonidos suaves (hacerlos audibles), los sonidos normales (situarlos en el umbral más confortable del paciente) y los fuertes (acercarlos al UCL). Esto implica la desactivación de los compresores de ganancia o, dicho de otro modo, dejar los ratios de compresión en 1:1.
Otro parámetro a tener en cuenta es el compresor de salida o AGC-O. Estos compresores amortiguan la salida de sonidos fuertes para no superar los UCL de los pacientes. Sin embargo, las personas con pérdidas auditivas de transmisión suelen tener los UCL muy por encima de lo habitual, es decir, soportan más intensidad de sonido que el resto de personas. Así, un compresor de salida AGC-O puede hacer que ante la exposición a ambientes de elevada sonoridad el paciente no perciba el sonido de una forma plena. Por ello es recomendable no abusar de los compresores de salida o incluso desactivarlos, dejando que los propios auriculares ejerzan de limitador por saturación ante la exposición de sonidos fuertes. En aquellos audífonos dotados de limitadores de pico de salida es conveniente usarlos en vez de los compresores AGC-O. Por lo demás, la adaptación de este tipo de pérdidas no debiera plantear una complicación mayor que otras de tipo neurosensorial o mixto.
Cabe destacar que muchos problemas de oído medio son derivados de infecciones crónicas que incluso pueden dar lugar a supuración. Si este fuera el caso, es fundamental acudir primero a un otorrino que plantee la posibilidad de un tratamiento médico que remita la infección o la frene. Si persistiera y la adaptación de audífonos fuera precisa, es esencial mantener el oído ventilado para no potenciar el problema infeccioso y evitar la introducción de componentes electrónicos en el conducto auditivo, tanto auricular en el caso de aparatos RIE como audífonos intracanales. De no ser así, la posible supuración encharcaría los componentes y sin duda se harían necesarias sucesivas reparaciones.