Audífonos Intracanal. Sus peculiaridades

30/04/2016 | Comparte:

Es hora de entrar de lleno en el objeto principal de nuestra profesión, y de ahondar en las particularidades del producto estrella de nuestros gabinetes: el audífono.

Nuestra labor diaria gira en torno a él, por lo que es imprescindible conocer a la perfección sus características y funcionamiento. Al igual que existen muchas formas de pérdida auditiva, existen diversos tipos de audífonos; pero todos comparten la misma función: ser dispositivos electrónicos que amplifican y cambian el sonido para permitir una mejor comunicación.

En esta primera entrega, nos volcaremos de lleno en explicar las peculiaridades de los Audífonos Intra Canal, alojados dentro del canal auditivo.

Antes de nada, para situarnos en el contexto del tema que nos ocupa, conviene echar la vista atrás y analizar la evolución que han tenido los audífonos a través de unas breves pinceladas históricas.

Es curioso ver cómo hace muchísimo tiempo ya se comenzaron a utilizar ayudas para resolver la pérdida de audición en los seres humanos.

REFERENCIAS HISTÓRICAS.

Ya en el Antiguo Imperio Romano se hablaba de unos artilugios con forma de lanza o trompeta que ayudaban  a las personas que no oían bien. Estos instrumentos diseñados con forma de cuerno  conseguían  principalmente  dos objetivos: acercar  la  fuente  del  sonido  y concentrar toda la presión sonora en el canal auditivo del hipoacúsico de la época. Rudimentario  pero  efectivo.

Durante un largo periodo de tiempo no hubo demasiados avances en este sentido, aunque sí se produjeron algunos cambios en las formas y tamaños (camuflados en sillones, jarrones, etc.). Pero nada más, hasta que en los albores del siglo XX se aplicó la electricidad para crear equipos que transmitieran el sonido de forma más eficaz.

Estos avances, unidos a los éxitos conseguidos en la amplificación del sonido sin generar distorsión, consiguieron poner las bases de lo que actualmente conocemos como audífono.

Durante todo el siglo pasado fueron incorporándose adelantos electrónicos a estos primeros equipos como fueron las válvulas, los transistores, las baterías más pequeñas, etc. Lo que condujo a una miniaturización en la década de los 50. Los audífonos se empezaban a hacer más pequeños y a parecerse más a los actuales Retroauriculares.

Pero hasta la década de los 80, con la aparición de los circuitos integrados, no se pudo crear el primer audífono alojado por completo en el canal auditivo. Y hasta los años 90 no se fabricó el primer audífono realmente invisible (CIC o Pretimpánico).

Gracias a la digitalización de los componentes de los audífonos, desde mediados de la década de los 90 hasta la actualidad, hemos podido presenciar el surgimiento de gran diversidad de prótesis y prestaciones, que han aumentado la capacidad de procesamiento del espectro sonoro contribuyendo a generar una calidad acústica excepcional en nuestras prótesis actuales.

Avances, todos ellos, que no pueden quedar “en saco roto”, por lo que debemos formarnos y conocer el producto que manejamos a la perfección. Por ejemplo, ¿sabemos realmente cómo funciona?

FUNCIONAMIENTO BÁSICO

Queremos dejar claro cuáles son los componentes básicos de un audífono digital actual y su modo de funcionamiento. Más adelante, en siguientes ediciones de revista, iremos desgranando uno de sus componentes para explicarlos con más detalle.

Los siete componentes esenciales de un audífono son:

1. Micrófono

La Real Academia de la Lengua (RAE) lo define muy bien. Es un “aparato que transforma las ondas sonoras en corrientes eléctricas para su amplificación”, por lo que esta parte es el elemento primordial del audífono. Técnicamente es denominado transductor de entrada, y de su buen o mal funcionamiento influirá enormemente la calidad del sonido que reciba nuestro paciente. Por otra parte, existen varios tipos de transductores de entrada, como son los micrófonos electromagnéticos, electret…

2. Filtro Antialiasing Analógico/Digital

Es un elemento previo obligatorio a la conversión de la señal analógica que genera el micrófono en señal digital. Limpia la señal eliminando aquello que no es necesario o no es procesable, y que dificultaría la conversión añadiendo distorsiones molestas.

3. Conversor Analógico/Digital (A/D)

Este elemento es el gran avance de las últimas décadas de la humanidad. Supone poder transformar señales analógicas en señales digitales, es decir 0 y 1. Y de esta forma poder procesar las señales a nuestro antojo y prácticamente sin límites.

4. Procesador Digital de la Señal Acústica

También llamado DSP (Procesamiento Digital de la Señal), es el corazón de un audífono actual, ya que es donde se transforma la señal de entrada. Aquí radican todas las prestaciones de los audífonos actuales, en función de los logaritmos elegidos por cada fabricante sin olvidarnos que es el proceso donde, como en los antiguos audífonos analógicos, se amplifica la señal. También es el elemento indispensable donde se aplican los reductores de ruido, los localizadores del habla, antifeedback o direccionalidad… En suma, todas las prestaciones actuales de nuestros audífonos digitales.

5. Conversor Digital/Analógico

Una vez que la señal digital ha sido procesada por el DSP tenemos que volver a transformar estos 0 y 1 en una señal perceptible por un ser humano. Es decir, tenemos que transformar la señal digital en analógica.

6. Filtro Antialiasing Digital/Analógico

Es un elemento idéntico al Filtro Antialiasing Analógico/Digital pero en sentido inverso. Prepara la señal para que pueda ser enviada al transductor de salida.

7. Auricular

Técnicamente llamado transductor de salida es el último componente de los audífonos y al igual que el micrófono es el elemento que, según su funcionamiento, influye directamente en la calidad sonora que recibe nuestro paciente; ya que su función es la de transformar la señal eléctrica en presión sonora, que es lo que activa nuestro sistema auditivo.

8. Otros

No podemos olvidarnos de otros componentes opcionales, como son los pulsadores de cambio de programa, los controles de volumen, la bobina telefónica, los componentes inalámbricos, etc. No son imprescindibles para la audición pero ayudan y facilitan el manejo y la adaptación de los audífonos.

Por lo tanto, el esquema básico de funcionamiento de un audífono es el siguiente:

La presión sonora es convertida por el micrófono en una corriente eléctrica que es limpiada por el filtro antialiasing. Posteriormente el audífono transforma dicha señal en digital (0 y 1), que es procesada a nuestro antojo por el DSP y nuevamente enviada a un filtro antialisasing. A continuación se transforma de nuevo la señal digital en analógica y lo envía finalmente al auricular para convertirla en presión sonora, amplificada y procesada según las necesidades de nuestros pacientes.

Gráfico del funcionamiento

CLASIFICACIÓN DE LOS AUDÍFONOS
Existen en el mercado diferentes tipos de audífonos, según su funcionalidad y diseño. Los más conocidos son:

RETROARTICULARES

Son las prótesis que se alojan por detrás del pabellón auricular transmitiendo la señal procesada al canal auditivo de nuestros pacientes mediante un tubo acústico o cable. Dentro de esta tipología existen varios modelos distintos:

  • Con molde acústico: Este modelo conduce la señal procesada por el audífono al canal auditivo mediante un tubo acústico que termina en un molde a medida de nuestro paciente que puede ser de muchas formas, tamaños y acabados, según las necesidades específicas que presente.
  • Adaptación abierta: Es un modelo más reciente que el anterior, surgido a partir de la innovación de los antifeedback que permiten mantener el canal auditivo abierto sin oclusión. Aunque la señal se conduce mediante un tubo no es necesario utilizar un molde acústico, sino sólo una pequeña pieza estándar que permite mantener el tubo en el canal auditivo.
  • Con el auricular en el canal: También llamados RITE, RIE… Son la última innovación en modelos retroauriculares. Este modelo se diferencia de los anteriores porque se extrae el auricular del bloque del audífono, manteniendo el resto de componentes (micrófono, batería, procesador, bobina…) detrás del pabellón y el auricular introducido dentro del canal mediante un cable. Esto permite tener una adaptación mixta de los modelos anteriores. Podemos amplificar más la señal sin problemas de retroalimentación, podemos mantener el oído completamente abierto, podemos reducir el tamaño del bloque del audífono haciéndolo más estético, el cable es mucho más fino que el tubo acústico mejorando la estética… De esta manera nos beneficiamos de las ventajas de los audífonos Retroauriculares y de los Intra al tener el auricular alojado dentro del canal. En definitiva este tipo de audífonos ha revolucionado el mercado actual. En la actualidad el 70% de los audífonos adaptados en España son de este tipo. Aunque la aparición reciente de nuevos audífonos intraauriculares está nivelando un poco la balanza entre Intras y Retros.

DENTRO DEL CANAL

Son aquellos adaptados con el bloque completo alojado dentro del canal auditivo. Este modelo, como el anterior, tiene varios subtipos:

Los que utilizan el pabellón auditivo:

También llamados audífonos concha en gran parte adaptados a pacientes con pérdidas auditivas severas, en donde necesitamos utilizar la concha del pabellón para ubicar un auricular y una batería más grandes; ya que si fueran alojados por completo dentro del canal no cabrían.

Alojados dentro del canal auditivo:

Son aquellos audífonos a medida que se alojan por completo en el canal auditivo de nuestro pacientes. Además, son más estéticos que los retroauriculares convencionales, salvo algunos RIE de algunos fabricantes.

Alojados por completo dentro del canal auditivo:

También llamados CIC o invisibles. Son idénticos a los anteriores pero todos sus componentes (auricular, batería…) son mucho más pequeños y pueden ser adaptados a un nivel más profundo dentro del canal auditivo, despareciendo prácticamente en su interior.

Alojados muy cerca del tímpano:

También llamados Pretimpánicos. La única variación con los CIC reside en su adaptación. Son prótesis que se alojan prácticamente pegadas al tímpano de nuestros pacientes.

OTROS

En esta última clasificación queremos englobar tres tipos de prótesis auditivas que, por sí mismas, podrían conformar una tipología. Sin embargo, por su bajo nivel de adaptación o por la poca influencia que nuestra profesión como audioprotesistas tiene en ellas, las vamos a considerar como otras adaptaciones. Esto no quita que debamos conocer a fondo las peculiaridades de cada una de ellas. Hablamos de los implantes cocleares, de los implantes osteointegrados y de las varillas auditivas, entre otros.

a) IMPLANTE COCLEAR: es un transductor que trans- forma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan la cóclea y, a su vez, el nervio auditivo. Estas señales eléctricas son procesadas a través de las diferentes partes de las que consta el implante coclear, y que se dividen en Externas e Internas:

Externas: micrófono, procesador y transmisor (no deja de ser un audífono como los anteriormente comentados).

Internas: receptor-estimulador (implantado por un otorrino en el mastoides) y electrodos (introducidos dentro de la cóclea por el otorrino).
Ambas partes (externa e interna) se ponen en contacto por un cable y un imán.
Como seguro que muchos de vosotros deseáis saber más sobre esta manera de ayudar a nuestros pacientes, os reemplazamos a que ampliéis vuestros conocimientos en nuestra siguiente revista, dedicada exclusivamente a los implantes cocleares

.b) Implante óseo (osteointegrado): son dispositivos electrónicos que se implantan total o parcialmente, mediante cirugía, con el fin de provocar vibración en la cadena osicular y así estimular el oído interno. Hay diferentes opciones: Soundbridge (BoneBridge), Baha®, Sophono, MET-Carina, Esteem… Será el otorrino el que valore cuál es mejor según sea la pérdida auditiva y el mayor o menor desarrollo de la cadena osicular y el grosor del hueso externo.

c) Varillas auditivas: pueden ser tanto de vía aérea como  de  vía  ósea, y en ambos casos utilizan la  varilla  de una  gafa  convencional para alojar el bloque del audífono pudiendo utilizar como transductor de salida un auricular  alojado en oído del paciente (varilla  auditiva  aérea) o un vibrador óseo  (varilla  auditiva  ósea)  que  debe  ser colocado  con  la  mayor  precisión  posible en el mastoides para que mediante la vibración se estimule la cadena osicular y con ello el oído interno. Una  opción  más  que recomendable  que  está  completamente  en  manos  de  los audioprotesistas,  y  que  es  ideal  para  pacientes  con vías óseas conservadas o con problemas de supuraciones u otras patologías  de oído  externo.

PARTES DE UN AUDÍFONO INTRA

Una vez que hemos definido esta tipología de audífonos, es conveniente echar un vistazo a su composición, para ver en detalle las partes de las que está compuesto.

FASE PLATE

Es la parte visible y más externa de este tipo de audífonos. En el Face Plate están alojados el pulsador multifunción, el control de volumen, el receptáculo del micrófono, el portapilas, el conector para programación… Es decir, todos aquellos componentes que debe manejar nuestro paciente.

BLOQUE

Es el área del audífono que agrupa todos los componentes (micrófono, placa base, auricular, bobina, etc.).

CÁPSULA

Es la pieza del audífono donde se alojará el bloque. Está hecha a medida del canal auditivo de nuestro paciente. En ella se adapta el conducto del venting, una prestación que elimina algunos efectos de oclusión y deja ventilar el canal auditivo evitando condensaciones.

FILTRO AURICULAR

Es la zona más cercana al tímpano de nuestro paciente y por donde sale el sonido emitido por el auricular, que se protege con una maya o especie de colador para que no llegue la cera al auricular y se obstruya.

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Los que trabajamos a diario con pacientes que sufren pérdida auditiva conocemos de primera mano las dificultades laborales a las que se enfrentan: falta de teléfonos adaptados, atención al público con hilo musical que dificulta su inteligibilidad, reuniones en lugares de acústica deficiente, etc. No son pocos los pacientes que, incluso, ocultan su déficit auditivo en el entorno laboral, con el fin de no mermar sus oportunidades de promoción, lo que implica una dosis añadida de estrés y fatiga. b) Estigma social y cultural: si bien está más presente en el ámbito comunitario, es decir, en actividades sociales o eventos más o menos multitudinarios (fiestas, reuniones familiares, congresos o conferencias, etc.), en no pocas ocasiones se manifiesta en entornos sociales más restringidos, incluso dentro del ámbito familiar más cercano. Con frecuencia, las personas con hipoacusia son excluidas de ciertas conversaciones o actividades a causa de sus dificultades de comunicación, o experimentan una considerable falta de comprensión o empatía por parte de otros miembros de la comunidad. También aquí los que trabajamos con personas con hipoacusia sabemos lo difícil que es para ellos disfrutar de actividades de ocio cotidianas como ir al teatro o ir al cine. La mayor parte de nuestros pacientes con cierto grado de hipoacusia transitan por teatros y cines de sus ciudades para descubrir aquellos en los que se proyectan versiones originales con subtítulos o en los que existe una instalación de bucle magnético y funciona correctamente. Algunas estrategias personales para afrontar el estigma de la hipoacusia son el ocultamiento de la discapacidad o el desarrollo y potenciación de otras habilidades de comunicación. c) Estigma institucional: constituye, sin ninguna duda, otro gran desafío. ¿Pueden nuestros pacientes con hipoacusia hacer todos sus trámites administrativos fácilmente? La respuesta es no. La interacción con las instituciones y los sistemas sociales está lejos de ser fluida. Las personas con hipoacusia tienen problemas para entender a los funcionarios situados detrás de un mostrador que relatan instrucciones complejas sobre cómo rellenar formularios o peticiones, aunque recientemente se están haciendo esfuerzos por instalar bucles magnéticos fijos y portátiles en algunas instituciones públicas. Tampoco tienen facilidades en su periplo por el sistema de salud pública, en las consultas de atención primaria o en los hospitales, lo que incrementa exponencialmente su inseguridad y prácticamente les obliga a ir acompañados de personas normoyentes para poder realizar cualquier trámite. d) Estigma emocional: es claramente una consecuencia de todo lo anterior y de su impacto negativo desde el punto de vista psicológico y emocional. Sus manifestaciones pueden ser varias, aunque quizá las más descritas son la baja autoestima, la depresión, el aislamiento o la ansiedad social. Una vez más, los que trabajamos con la hipoacusia somos testigos ocasionales de este duelo y sus manifestaciones en forma de frustración, impotencia o sentimientos de inferioridad o incomprensión. A la vista de todo lo descrito, parece difícil que nuestros pacientes puedan desarrollar estrategias efectivas para hacer frente a un sinfín de situaciones que a todas luces parecen complejas. 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Puede ser incluso que solo revelen su discapacidad en contextos específicos o a ciertas personas próximas de su entorno con las que se sienten cómodos y seguros. b) Desarrollo y potenciación de habilidades de comunicación: en cierto sentido, esta estrategia se encuentra en oposición con la anterior, por cuanto las personas con pérdida auditiva se esfuerzan en dar a conocer y desarrollar estrategias de comunicación efectivas para afrontar sus desafíos. Entre estas estrategias cabe incluir el aprendizaje de la lectura labial, la utilización de accesorios de conectividad u otros dispositivos y, sobre todo, la práctica de la comunicación clara y directa sobre sus necesidades auditivas, tanto en el ámbito laboral como en el ámbito personal, instruyendo a amigos, familiares y compañeros de trabajo sobre cómo comunicarse con ellos de manera más fructífera y funcional. c) Búsqueda de apoyo emocional: es la tercera y última de las estrategias personales descritas en el artículo y hace referencia a la exploración del entorno con el objeto de encontrar sinergias con otras personas con las que comparten experiencias similares. Aquí podrían incluirse grupos de apoyo presenciales o en línea, pequeñas asociaciones, páginas web, etc., cuyo contenido se publica en redes sociales y que constituyen foros de consulta, de consejo terapéutico o de divulgación de experiencias para mejorar la calidad de vida de los pacientes con hipoacusia. La atención a la diversidad y la concienciación sobre la discapacidad deben inculcarse desde el inicio, lo que apunta al sistema educativo como garante de la concienciación colectiva. Hasta aquí las estrategias de confrontación del estigma de la pérdida auditiva desde un punto de vista personal. Preguntando a los implicados sobre otras estrategias que podrían abordarse desde una perspectiva más global, se mencionan las siguientes: a) Educación y concienciación pública: la atención a la diversidad y la concienciación sobre la discapacidad deben inculcarse desde el inicio, lo que apunta al sistema educativo como uno de los primeros agentes responsables de la concienciación colectiva. Asimismo, las personas con pérdida auditiva que desempeñan profesiones con cierta visibilidad y responsabilidad pública o institucional, así como las organizaciones dedicadas a la salud auditiva en sus diferentes acepciones, pueden desempeñar un papel fundamental al compartir sus experiencias y ofrecer información precisa que permita combatir estereotipos y prejuicios. b) Promoción de la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad auditiva: desde una perspectiva más estrictamente institucional, resulta de vital importancia promover políticas y medidas legislativas que preserven los derechos de las personas con hipoacusia. La responsabilidad institucional radica también en impulsar políticas de creación de entornos más accesibles y libres de discriminación, promoviendo los recursos necesarios en entornos sociales y laborales (señalética en instituciones públicas y centros educativos, inversiones en mejor aislamiento acústico de oficinas y aulas, instalación de sistemas de ayuda auditiva, etc.). El presente estudio pone de manifiesto que, sin lugar a dudas, las personas con pérdida auditiva sufren un estigma que se fundamenta en una «devaluación» que experimentan muchas personas con discapacidad. Y la cuestión es que el estigma afecta a la comunicación y a la interacción entre la persona con hipoacusia y aquella que no la tiene. Partiendo de estudios previos como el de Meisenbach en 2010, los autores consideran que explorar directamente las experiencias vitales de las personas con hipoacusia desde su propia perspectiva es una herramienta fundamental a la hora de entender su identidad y el estigma de su discapacidad. No obstante, también mencionan las limitaciones de su estudio, en el sentido de que la participación en la investigación fue completamente voluntaria y, por tanto, cabe la posibilidad de que los sujetos entrevistados no percibieran el estigma de su discapacidad de la misma forma que los que no participaron, por ejemplo, porque no se sentían cómodos haciéndolo. También consideran importantes otros factores que pueden afectar a las conclusiones como el grado de hipoacusia, las características socioeconómicas o culturales o, incluso, la edad, y promueven en sus conclusiones futuros estudios que contemplen el análisis de estos factores y su implicación en la percepción del estigma. La responsabilidad institucional radica también en impulsar políticas de creación de entornos más accesibles, promoviendo los recursos necesarios en entornos sociales y laborales. Aparentemente, la sociedad empieza lentamente a tomar conciencia de esta problemática. El 3 de Marzo se celebra internacionalmente el Día Mundial de la Audición y estos han sido sus objetivos de comunicación principales este año: 1. Llamar la atención sobre las mentalidades y las ideas erróneas frecuentes en el tejido comunitario y entre los proveedores de atención de salud con respecto a los problemas de oído y de audición. 2. Ofrecer información exacta y basada en la evidencia para transformar la manera como el gran público percibe los problemas de oído y de audición. 3. Exhortar a los países y a la sociedad civil a combatir las ideas erróneas y las posturas estigmatizantes respecto de la hipoacusia como paso crucial para lograr un acceso equitativo al cuidado del oído y la audición. En conclusión, está claro que las estrategias individuales servirán a cada persona con discapacidad para poder afrontar sus desafíos de cada día con mayor o menor efectividad. Pero, sin duda, son las estrategias globales las que contribuirán con determinación a la aceptación social, a la inclusión y, en resumidas cuentas, a avanzar con paso firme en el camino hacia la igualdad de oportunidades. Las estrategias globales son las que contribuirán a la aceptación social, a la inclusión y a avanzar en el camino hacia la igualdad de oportunidades. Fuente: Brittany N. Lash& Donald W. Helme (2020) Managing Hearing Loss Stigma: Experiences of and Responses to Stigmatizing Attitudes & Behaviors. Southern Communication Journal, 85:5, 302-215, DOI: 10.1080/1041794x.2020.1820562 CV Autor Myriam GonzálezAudióloga / Audioprotesista Licenciada en Pedagogía y Máster de Logopedia. Técnico Superior en Audiología Protésica. Especializada en Audiología Infantil y Evaluación de los trastornos del PAC en RV Alfa Centros Auditivos. Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

La importancia de calibrar los equipos para la evaluación audiológica

Natus Medical Inc. recomienda que su equipo sea verificado únicamente por profesionales autorizados. Nuestros técnicos cualificados, utilizando patrones y dispositivos apropiados, ayudan al mantenimiento de los equipos y proporcionan el servicio idóneo para los clientes, además de cumplir con los organismos reguladores locales o con cualquier otro cumplimiento requerido. ¿Qué es la calibración? Los equipos utilizados para comprobar las funciones auditivas o de equilibrio de los pacientes, generalmente, producen datos numéricos para describir su estado. Por ejemplo, los equipos de prueba audiométrica pueden generar cifras que describan los niveles de umbral auditivo expresados en la unidad física llamada «nivel de audición dB». Con el fin de que los datos sean fiables y puedan ser utilizados para realizar un diagnóstico, es importante que las características de los estímulos presentados o las respuestas recogidas sean correctas dentro de tolerancias bien definidas. Las propiedades físicas de los transductores utilizados como parte del equipo (por ejemplo, los auriculares) varían de unos a otros, lo que da lugar a diferentes niveles de estímulo o distintos niveles registrados si no se calibran de la forma correcta. Para compensar la variación de las propiedades del transductor, los componentes que generan las señales o recogen los datos del equipo, normalmente, permiten realizar ajustes. Dichos ajustes o desviaciones se denominan calibración. La calibración no es un evento único en la vida de un dispositivo. Con el tiempo, las propiedades físicas de los transductores pueden cambiar debido al envejecimiento y desgaste del material/altavoces. Se pueden observar cambios repentinos en su rendimiento si estos están sujetos a un manejo brusco, por ejemplo, si se reubican o se caen. Además, la mayoría de los instrumentos también requieren calibración cuando se reemplazan o reparan los transductores (a menos que estos lleven datos de calibración incorporados). ¿Por qué es importante la calibración? La respuesta corta es que la precisión de los datos de las pruebas realizadas a un paciente depende directamente de una correcta calibración. Los resultados pueden utilizarse para diversos fines, incluyendo el diagnóstico de la patología de audición y equilibrio, la adaptación de audífonos e, incluso, en la determinación de la indemnización derivada de una reclamación legal. Diversas normas, organizaciones y organismos gubernamentales y fabricantes recomiendan o exigen que los equipos se calibren adecuadamente cuando los resultados de las pruebas vayan a utilizarse para los fines anteriores. La calibración no es un evento único en la vida de un dispositivo. Con el tiempo, las propiedades físicas de los transductores pueden cambiar debido al envejecimiento y desgaste del material/altavoces. ¿Qué es una buena calibración? Una calibración exitosa depende de dos factores principales: un técnico altamente cualificado y el uso de equipos/patrones adecuados, con su certificado de calibración correspondiente. Un técnico cualificado y experto podrá realizar los procedimientos de calibración requeridos por el fabricante del dispositivo y también detectará cualquier error en el funcionamiento del equipo antes de que se convierta en un problema más grande. Para demostrar que ha realizado el correcto mantenimiento a su equipo, se debe exigir un certificado de calibración una vez completada la misma. Este certificado tiene que indicar los patrones/equipos usados y todos los parámetros que hayan sido verificados, así como los ajustes realizados, indicando las desviaciones desde los parámetros nominales. En muchos países, los requisitos del equipo para pruebas auditivas o de equilibrio se describen en las normas IEC /ISO o ANSI, incluidas las series IEC 60645, ISO 389 y ANSI S3. Algunos de ellos han modificado ligeramente estas pautas. La norma que siguen los técnicos en NATUS MEDICAL SPAIN es la ISO 389-1:1998 que ha sido recientemente reemplazada por la ISO 389-1:2017. Como se mencionó anteriormente, la calibración adecuada del equipo determina la calidad de los resultados en sus pruebas. Igualmente, los equipos/patrones utilizados para realizar la calibración deben estar graduados correctamente de acuerdo con los estándares establecidos. Así mismo, el proveedor del servicio debería disponer de una copia de los certificados de cada uno de sus patrones calibrados en caso de ser requeridos. Para la calibración de los equipos de evaluación auditiva y equilibrio se utilizan varios patrones/equipos verificados/calibrados. Por ejemplo, el sonómetro de Clase 1 y los acopladores apropiados son esenciales para la calibración del audiómetro, mientras que se requiere un manómetro para la calibración de un timpanómetro. ¿Cuál es su papel en el mantenimiento de su equipo? Podrá encontrar algunos fallos en el equipo si realiza comprobaciones simples diariamente. Las pautas se pueden encontrar en el manual de usuario. Las revisiones diarias de un equipo deben incluir la limpieza e inspección de todos los accesorios y cables; una prueba de escucha con los auriculares para verificar que los niveles de sonido sean aproximadamente correctos y que las señales suenen «limpias»; y una prueba para confirmar que esas señales son estables y no intermitentes. Se debe determinar los intervalos en los que el equipo requiere calibración u otros servicios, y para eso, las normas internacionales y las organizaciones nacionales proporcionan recomendaciones. Natus Medical Inc. aconseja al menos una calibración anual, y de forma frecuente en caso de que el equipo esté sujeto a un uso intensivo, a entornos hostiles o reubicaciones frecuentes. Las revisiones diarias de un equipo deben incluir la limpieza e inspección de todos los accesorios y cables Natus Medical Inc. recomienda que su equipo sea verificado únicamente por profesionales autorizados. Nuestros técnicos cualificados, utilizando patrones y dispositivos apropiados, ayudan al mantenimiento de los equipos de audiología y proporcionan el servicio idóneo para nuestros clientes, además de cumplir con los organismos reguladores locales o con cualquier otro cumplimiento requerido.

2014 -2024 Fiesta de aniversario

Celebramos diez años de compromiso e ilusión. Y por fin llegó el tan deseado día de la celebración de nuestro décimo aniversario. Amaneció despejado, luminoso, un precioso día de febrero. Las primeras horas fueron una mezcla de nervios e ilusión para que todo saliera a la perfección, tal y como nuestros notables invitados merecían. A las 13:30, con puntualidad británica, comenzaron a llegar los primeros asistentes al lugar elegido para la ocasión: el Rincón Secreto de Salvador Bachiller, un encantador espacio clandestino que ni te imaginas cuando accedes a una de las tiendas más emblemáticas de la firma situada en pleno barrio de Salamanca. La decoración y el ambiente nos trasladaron mágicamente a un salón de té inglés en el que se respiraba una atmósfera distendida y de celebración. El evento logró reunir, una vez más, a todos los representantes del sector de la Audiología que, de nuevo, nos mostraron su cariño, su apoyo incondicional y su reconocimiento como publicación líder del mercado. Eduardo Morán, Decano del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas y subdirector de Gaceta Audio, dedicó unas entrañables palabras a todos los presentes, en agradecimiento por la acogida y fidelidad demostradas en estos diez años. Desde su lanzamiento, la revista se ha destacado como una fuente de conocimiento, investigación y divulgación en el campo de la Audiología, bajo un compromiso firme de excelencia e innovación. Con una década de constante trabajo y superación a sus espaldas, el equipo editorial y los colaboradores de la revista afrontan el futuro con renovada determinación y entusiasmo, comprometidos para seguir siendo líderes muchos años más. Y así quisieron subscribirlo: al son de la Traviata, como ya es tradición, elevaron las copas para brindar por todo lo compartido hasta hoy y por aquello que está por venir. Después de degustar una deliciosa tarta conmemorativa del 10º aniversario, los asistentes pudieron participar en un taller práctico de cócteles y experimentar preparando los mejores combinados, al más puro estilo «Tom Cruise» en la famosa película de los 90’. Finalmente, cóctel en mano, pudimos disfrutar de la música y de la compañía, apurando un extraordinario día para el recuerdo. ¡Gracias a todos por compartirlo con nosotros! Nos acompañaron los responsables de las principales compañías de la Audiología en España: Bernafon, CGCOO, Diatec, GN Hearing Care, Lyceum, Natus Medical, Oticon, RV Alfa, WS Audiology y colaboradores. Cóctel en mano, pudimos disfrutar de la música y de la compañía, apurando un extraordinario día para el recuerdo.

La discapacidad auditiva a examen en los centros de mayores

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un tercio de las personas mayores de 65 años en todo el mundo experimenta algún grado de pérdida de audición. Este porcentaje aumenta con la edad, y se confirma que uno de cada dos mayores de 85 años presenta este déficit sensorial. En el contexto global de las dolencias que padecen las personas de edad avanzada, la pérdida auditiva emerge como una de las afecciones crónicas más prevalentes en la población geriátrica, superada únicamente por la artritis, las enfermedades cardíacas y la hipertensión. Es por ello que la OMS incide en la necesidad de abordar este problema de salud pública asociado al envejecimiento de la población. La característica principal de quienes ingresan en centros de la tercera edad es la alteración funcional asociada a la disminución de la fuerza y el equilibrio, a los cambios cognitivos y al deterioro en las AIVD (actividades instrumentales de la vida diaria). En estas condiciones, la viabilidad de una vida autónoma resulta impracticable y los cuidados especializados requeridos no pueden ser proporcionados en el entorno domiciliario. Se estima que entre el 70 y el 90% de los mayores residentes en los centros de la tercera edad tienen algún grado de discapacidad auditiva. Asimismo, como se comentaba al inicio, la creciente longevidad y el perfil de mayor edad de los residentes en estos centros evidencia una incidencia cada vez más alta de pérdida auditiva. Se estima que entre el 70 y el 90% de los mayores residentes en los centros de la tercera edad tienen algún grado de discapacidad auditiva. Las investigaciones[1] sobre este grupo de población revelan la existencia de comorbilidad con deterioro cognitivo. Según un estudio sobre el deterioro cognitivo y la demencia en residencias españolas, la prevalencia global de esta última es del 61,7 %, y del 14,3% en el caso del deterioro cognitivo leve. Es esencial vincular esta información con las consecuencias asociadas a la hipoacusia no tratada, tanto en el ámbito físico como en el psicosocial, manifestándose a través de: — Aislamiento social, pues la dificultad para escuchar conlleva una disminución de la participación en conversaciones y actividades sociales, lo que genera incomunicación y soledad. — Depresión y ansiedad. El aislamiento social y la dificultad para comunicarse pueden aumentar el riesgo de sufrir ambos trastornos. — Disminución de la calidad de vida, limitando las actividades diarias y reduciendo la independencia. — Alteraciones en el equilibrio y mayor incidencia de caídas[2]. La pérdida auditiva puede afectar al equilibrio y multiplica por tres el riesgo de lesiones asociadas con estos incidentes. — Problemas de comunicación. La hipoacusia dificulta las conversaciones, especialmente en entornos ruidosos. — Deterioro cognitivo. El riesgo de demencia se multiplica por cinco cuando la pérdida auditiva es severa; por tres, si la hipoacusia es moderada; y por dos, ante hipoacusias leves. — Fatiga auditiva. La tensión para escuchar que se produce en la hipoacusia no tratada en entornos difíciles como las residencias, incide negativamente en la comunicación y aumenta el aislamiento. Los problemas cognitivos presentes en esta población hacen que disminuya el esfuerzo para prestar atención a las conversaciones del entorno. A pesar de la prevalencia y las significativas consecuencias asociadas a la discapacidad auditiva dentro de este colectivo dicha discapacidad está subestimada en entornos residenciales. Esto se ve reflejado en tres aspectos fundamentales: la carencia de protocolos, la falta de preparación del personal destinado a atender eficazmente esta discapacidad, así como en la escasa atención prestada a las condiciones en las que se desarrolla el intercambio comunicativo en dichos entornos. Las investigaciones ponen de manifiesto la inclinación del personal de las residencias y de las familias a no reconocer la importancia de la pérdida auditiva en pacientes con demencia, atribuyendo las dificultades en la comunicación en exclusiva a esta última. Como resultado, en estos pacientes no se aplican con tanta asiduidad las soluciones auditivas que habitualmente se consideran en otras circunstancias. Por este motivo, se propone la implementación de planes de atención especializada en las residencias. No obstante, para que estos planes sean eficaces, es imperativo que en los protocolos de ingreso se identifique la discapacidad y se definan las medidas a adoptar para cada usuario. Este plan incluiría: — Identificar a los residentes con discapacidad auditiva. Si el personal de la residencia desconoce la existencia o el alcance de la pérdida auditiva de un residente, es poco probable que se implementen las prácticas necesarias para atender a esta discapacidad, tales como adoptar mejores conductas de comunicación, valorar la posibilidad de adaptación de audífonos o controlar las variables del entorno que puedan dificultar la escucha (ruido de fondo, etc.). Investigaciones sobre salud auditiva en las residencias detectaron que el 64% de los audífonos de los residentes no funcionaba correctamente y que el 86% de sus usuarios necesitaba ayuda para cuidarlos. — Solucionar las causas reversibles (tapón de cerumen, tapón epidérmico, otitis, etc.) y promover planes de revisión y limpieza de CAES en los residentes. Moore et al; encontraron que el 65% de los residentes de su estudio presentaban cerumen que ocluía más del 50% del CAE. Tras su eliminación, los participantes tuvieron una mejora significativa estadísticamente en su estado mental y sus umbrales auditivos. — En la atención a los residentes que utilizan audífonos, es esencial incorporar la gestión y cuidado de estos dispositivos dentro de la planificación de sus necesidades. Se recomienda documentar la autonomía del paciente en el mantenimiento y colocación de los audífonos. En casos de dependencia, se sugiere establecer una rutina diaria para que el personal se encargue de la colocación y mantenimiento. — Es necesaria la adaptación de audífonos o dispositivos de asistencia en aquellos usuarios con discapacidad auditiva no tratada, ya que los beneficios están probados, mejorando la comunicación con los especialistas que les atienden, sus cuidadores, otros residentes y familiares. En numerosos estudios se ha destacado el uso insuficiente de audífonos entre los pacientes de residencias. Aquellos que contaban con estos dispositivos, no los utilizaban de manera adecuada. Por otro lado, muchos residentes con pérdida auditiva que podrían beneficiarse de su uso, no disponían de ellos. La incapacidad de los usuarios para encargarse del mantenimiento y uso de los audífonos por su deterioro físico o cognitivo subyace tras estos datos. Investigaciones sobre el cuidado de la salud auditiva en las residencias de mayores[3]detectaron que el 64% de los dispositivos propiedad de los residentes no funcionaba correctamente y que el 86% de los residentes que poseían audífonos, necesitaba ayuda para cuidarlos. La clave para afrontar este desafío es la adecuada capacitación del personal y la asignación del tiempo necesario para la realización de estas tareas asumiéndolas como una responsabilidad más dentro de los cuidados que se proporcionan. Tras analizar los diversos estudios sobre esta situación, se llega a la conclusión de que hay falta de capacitación en estas labores. El 80% de los empleados de residencias expresan la necesidad de recibir más formación sobre audífonos, su manejo y cuidado[4]. Se propone [1] como imprescindible la instrucción del personal en los siguientes aspectos relacionados con las prótesis auditivas: — Estilos, partes y funciones de los audífonos e implantes. — Cómo colocar/quitar. — Baterías/Cargadores (almacenamiento, peligros de ingestión de baterías, tipos, colocación…). — Protocolos de mantenimiento. — Solución de problemas de los audífonos y dispositivos implantables. — Retroalimentación: explicación de causas y prevención. — Expectativas realistas sobre los audífonos. — Procedimientos para evitar la pérdida de los audífonos. En la atención a los residentes que utilizan audífonos es esencial incorporar la gestión y cuidado de estos dispositivos dentro de la planificación de sus necesidades. El último aspecto a considerar en relación con la discapacidad auditiva en las residencias se refiere a las condiciones en las que se desarrolla el intercambio comunicativo. En estos centros, la atención a menudo se produce en entornos ruidosos. Los residentes pasan muchas horas de la jornada en áreas comunes con tráfico de personas y ruido: televisión, carritos de equipos, comunicación entre cuidadores, conversaciones entre residentes, etc. En un estudio realizado por Wenstein (2018)[5], el nivel medio de ruido encontrado en las áreas comunes fue de 64 db y el pico de ruido a la hora de comer fue superior a 90 db. Estos índices de ruido suponen un desafío en la comunicación para cualquiera. Como se menciona unas líneas más arriba, la prevalencia de deterioro cognitivo en los mayores residentes en estos centros es alta. Mc Creedy et3 al. indican que esto se traduce en una menor capacidad para adaptarse al habla degradada por el ruido. Es por ello que esta población puede ser especialmente vulnerable al no entender el habla en ambientes ruidosos, lo que junto con otras condiciones que también pueden estar presentes (depresión, dolor crónico) disminuyen la motivación para esforzarse en atender. Es un objetivo para las residencias controlar el ruido en las instalaciones. Medidas como utilizar materiales absorbentes en las áreas comunes, disponer de lugares tranquilos más privados para actividades conversacionales y tener en cuenta la disposición del mobiliario pueden mejorar en parte este aspecto. Sin embargo, las investigaciones evidencian la relevancia del modo de comunicación de los cuidadores, quienes parecen desconocer el impacto del ruido de fondo. La capacitación del personal asistencial vuelve a ser indispensable en este punto, siendo necesaria la concienciación e instrucción en estrategias de comunicación con personas con discapacidad auditiva. Un resumen de estas serían[6]: — Llamar la atención del usuario antes de comenzar a hablarle, tocándole con suavidad el hombro o alzando la mano. — Conocer (todo el personal) el modo de comunicación preferido por el paciente (verbal, escrito, apoyado en lectura labial, lengua de signos…). — Posicionarse frente al paciente cuando se le hable, preferiblemente a la altura de los ojos antes de comenzar. — No girar la cabeza durante la conversación, ni empezar a andar mientras se sigue hablando. — Evitar la comunicación en entornos ruidosos, intentar retirarse antes de la comunicación a zonas menos expuestas al ruido. — Complementar el discurso con lenguaje gestual. — Estar atento a las expresiones faciales del residente que puedan hacer sospechar que no está entendiendo. — Buscar la iluminación de la cara. Intentar que la luz directa o la de lámparas ilumine la cara de la persona que va a hablar con el residente para facilitar el apoyo de la lectura labial. — Hablar ligeramente más alto de lo normal y más despacio, realizando paradas entre frases largas. — Dar pistas si se cambia de tema de conversación, con frases como «ahora te voy a hablar de…». Un cambio de tema sin aviso previo puede confundir al residente. — Utilizar un lenguaje sencillo. Tsuruoka et al. estudiaron la calidad de vida de los mayores con discapacidad auditiva en las residencias. Este estudio concluía que la calidad de vida de los residentes aumentaba con el uso de audífonos. El sentimiento de felicidad era alto cuando se habían adaptado a su instalación y habían logrado tener buena relación con el personal y otros residentes. Es indudable la importancia de la comunicación para este logro. Es necesaria la adaptación de audífonos a aquellos residentes con discapacidad auditiva no tratada, ya que sus beneficios están demostrados. Los profesionales con una trayectoria prolongada habrán experimentado situaciones en las que, tras proporcionar atención durante años a alguno de sus pacientes, estos hayan ingresado en residencias. Es común que posterior a este cambio, la familia lleve los audífonos a revisión. Es igualmente común comprobar el deterioro del audífono por deficiente mantenimiento y la reducción del número de horas en los datos de uso. Poniendo en valor el servicio que los audioprotesistas proporcionamos en el ámbito de la salud auditiva y analizando las dificultades que se dan en las residencias, todos los estudios revisados en este artículo concluyen que la figura del audioprotesista debería estar presente en el equipo multidisciplinar que atiende a los usuarios de residencia, con funciones de formación del personal y asesoría. Habida cuenta del impacto de la pérdida auditiva en la salud y el bienestar de los adultos mayores y la alta incidencia de discapacidad auditiva entre los residentes, es importante proporcionar la mejora en la atención audiológica a esta población vulnerable para maximizar su calidad de vida. Una residencia con personal colaborador y formado en la atención a la discapacidad auditiva marcaría la diferencia. Puede ser este un propósito del audioprotesista: ofrecer este tipo de servicios a las residencias de su entorno. Bibliografía [1] «Prevalencia de deterioro cognitivo y demencia en residencias españolas». López et al. [2] Lin et al. 2012 [3] Hearing: Loss Why does it matter for Nursing Homes? McCreedy el al; 2018. [4] Geriatric Audiology. Wenstein, 2013. [5]  «Hearing Loss in Nursery Homes» Weinstein. 2018. [6] «Nursing Management of hearing Impariment […]» Adams-Wendling et al; 2008. Sonia Bajo CV Autor Técnico Superior en Audiología Protésica.Diplomada en Logopedia.Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, en RV Alfa Centros Auditivos.Docente en el Máster de Audiología Universidad Europea Miguel de Cervantes.