Las malformaciones en el oído conllevan, a menudo, una hipoacusia conductiva de grado moderado a severo, dependiendo del tipo de anomalía y de las estructuras afectadas. En estos casos, el diagnóstico de la pérdida de audición suele ser bastante precoz. La mejor recomendación es realizar un tratamiento adecuado y temprano para minimizar el impacto de la hipoacusia en la vida cotidiana de quienes la padecen.
Las implicaciones de estos cambios son evidentes; es importante que las personas que entran en la tercera edad, reciban un adecuado cuidado de su salud, puesto que necesitarán mejor calidad de vida durante más tiempo.
Los estudios epidemiológicos que se han realizado hasta el momento han demostrado que alrededor del 30% de los hombres y el 20% de las mujeres tienen una pérdida auditiva de al menos 30 dB a la edad de 70 años, porcentaje que se incrementa a 55% en los hombres y 45% en las mujeres a los 80 años.
Si hablamos en términos generales, la pérdida auditiva afecta a aproximadamente un 20% de la población. Trabajos previos de otros autores habían determinado también que, incluso una hipoacusia pequeña, de unos 10 dB, puede hacer dos veces más difícil comunicarse con otras personas, especialmente en el trabajo o en eventos sociales.
Los estudios han demostrado que alrededor del 30% de los hombres y el 20% de las mujeres tienen una pérdida auditiva de al menos 30 dB a la edad de 70 años, y se incrementa al 55% en los hombres y 45% en las mujeres a los 80 años.
El implante coclear ha sido durante las últimas décadas el tratamiento de referencia en pérdidas neurosensoriales severas y profundas, ya que se ha mostrado claramente efectivo para mejorar la inteligibilidad del habla en hipoacusias neurosensoriales y para aumentar la calidad de vida de los pacientes que lo reciben.
Es evidente que la prevalencia de la hipoacusia, como se ha visto anteriormente, aumenta con la edad, ya que una de sus causas más comunes se relaciona con el proceso de envejecimiento. En un estudio transversal realizado en Alemania en 2019, se concluyó que solo el 32% de los pacientes que recibieron un implante coclear eran mayores de 65 años, y solo el 15% tenían 75 años o más. Resultados similares se han obtenido en países como Suecia o Japón. La Organización Mundial de la Salud, por su parte, estima que, en todo el mundo, solo un 10% de los candidatos a implante coclear lo reciben.
Cuando se considera un tratamiento con implante coclear en la tercera edad, hay que tener en cuenta ciertos aspectos que no son relevantes en personas más jóvenes. Así, varios estudios han demostrado los beneficios del implante coclear, más allá de incrementar las habilidades auditivas. En pacientes de la tercera edad, el implante coclear reduce los acúfenos, la depresión y la somatización de síntomas y, lo que es más importante, mitiga la soledad y detiene el deterioro cognitivo e, incluso, incrementa las funciones cognitivas y la calidad de vida relacionada con la salud.
Knopke et al. (2016) concluye en su estudio que los resultados del implante en pacientes de la tercera edad dependen de su estado psicológico y ha demostrado que, después de 12 meses de uso, los síntomas de ansiedad y depresión se correlacionaban negativamente con la «calidad de vida auditiva» en los pacientes entre 70 y 88 años, independientemente de la presencia de comorbilidades físicas de otra índole en estos grupos.
Es importante además tener en cuenta como la edad, la cognición y la rehabilitación auditiva se influyen mutuamente, lo que sugiere la conveniencia de elaborar programas de rehabilitación específicos para estos grupos de edad.
El implante coclear ha sido durante las últimas décadas el tratamiento de referencia en pérdidas neurosensoriales severas y profundas, aumentando la calidad de vida de los pacientes.
Además, se sabe que la hipoacusia no tratada es un factor claramente reversible en lo relativo a la demencia. Una reciente publicación concluye que los implantes cocleares son seguros y efectivos en las personas con deterioro cognitivo moderado. En dicho estudio, aproximadamente en el 60% de estos pacientes, el déficit cognitivo disminuyó de forma significativa a los 6 meses de uso del implante. Estas conclusiones van en la línea de promover un envejecimiento saludable.
Es evidente que las personas de más de 65 años tienen más patologías asociadas que otros grupos de edad, y pueden tener hándicaps adicionales. En estos casos, es obvio que hay que considerar los riesgos inherentes a una anestesia general; esto ha llevado a los expertos a plantearse la posibilidad de realizar la cirugía bajo anestesia local.
La Organización Mundial de la Salud estima que, en todo el mundo, solo un 10% de los candidatos a implante coclear lo reciben.
Tanto el estudio de Amin et al. (2020), desarrollado en el Reino Unido, como el estudio de Wichova et al. (2022), realizado en los Estados Unidos y publicado hace tan solo unos meses, en pacientes de más de 80 años, apuntan exactamente en esta misma dirección.
Entre otras cosas, el estudio americano hace hincapié en la conveniencia de evaluar el datalogging de los implantes para conocer así de primera mano las «tendencias» de uso en esta población y mejorar el consejo terapéutico. Los datos recopilados en esta investigación con 102 pacientes, todos ellos mayores de 80 años, han permitido a los autores llegar a conclusiones interesantes, que invitan a la reflexión:
a) Incluso las personas de más edad obtienen un beneficio significativo de sus implantes.
b) Aquellos pacientes en los que existe una demencia subyacente obtienen puntuaciones de rendimiento más bajas, pero, a pesar de ello, su mejora es estadísticamente significativa tras el implante.
c) En general, la ratio de complicaciones quirúrgicas es muy baja.
d) El tiempo de uso promedio es muy similar al registrado en estudios previos de grupos de población más jóvenes.
e) La edad de implantación no parece ejercer una influencia determinante en el rendimiento del implante coclear.
En una investigación publicada también en este mismo año, Illg et al. (2022), recopilaron datos de una muestra de 45 pacientes de edades comprendidas entre 60 y 90 años, a los que se dividió en dos grupos en función de la edad de implantación. Se obtuvo una mejora significativa en lo relativo a su calidad de vida auditiva y su percepción del habla después de 3 meses de recibir el implante coclear, mejora que se mantenía a los 12 meses. Estos resultados subrayan la importancia del implante, no solo para mejorar la calidad auditiva, sino para mejorar la calidad de vida en la tercera edad.
Desde un punto de vista más general, algunas investigaciones se han centrado en estudiar precisamente la relación coste-beneficio del tratamiento con implante coclear en la tercera edad en todos sus aspectos, tanto políticos, como económicos y éticos. Las conclusiones de algunos de estos estudios apuntan a una relación coste-beneficio positiva hasta edades bastante avanzadas. Además, la posibilidad de retrasar la demencia mediante una correcta estimulación auditiva, puede repercutir en una reducción de casos de demencia y, por tanto, una reducción de costes sanitarios para este tipo de pacientes.
En el 60% de los pacientes implantados, el déficit cognitivo disminuyó de forma significativa a los 6 meses de uso del implante. Estas conclusiones van en la línea de promover un envejecimiento saludable.
Por tanto, la importancia social y económica de la pérdida auditiva y el envejecimiento de la población, junto con la gran diferencia existente entre los candidatos a implante coclear de este grupo de edad y los que realmente reciben el tratamiento, parecen apuntar a un replanteamiento global de las estrategias de intervención.
Parece claro, a la vista de todos estos resultados, que el implante coclear también es una alternativa viable y efectiva en la tercera edad. No obstante, casi todos los especialistas subrayan la importancia de un acertado consejo terapéutico y consecuentemente una acertada selección de candidatos. Quizá, las preguntas claves serían las siguientes:
- ¿En qué momento los audífonos convencionales ya no proporcionan al paciente una ayuda suficiente y hay que empezar a considerar la opción del implante?
- ¿El entorno de este paciente, familia y amigos, es adecuado para asumir todas las implicaciones inherentes al proceso de implantación?
- ¿Se han gestionado de forma adecuada las expectativas, tanto para el propio paciente como para su familia?
- ¿Se han valorado de forma adecuada los riesgos, los beneficios y las alternativas?
El implante coclear, por tanto, parece audiológicamente una clara opción, obviando por supuesto otros condicionantes de diversa índole, sobre todo económicos, sanitarios o sociales. Algunos pacientes con presbiacusia llevan años y años mal equipados porque los audífonos no les ayudan lo suficiente, lo que finalmente desemboca en una clara «desconexión» de su entorno y los correspondientes efectos colaterales de aislamiento, depresión, pérdida de autoestima y, por supuesto, deterioro cognitivo. El envejecimiento progresivo de la población parece plantear nuevos retos y objetivos, que se podrían englobar en la mejora de la calidad de vida en la tercera edad; dado que más del 30% de los mayores de 70 años y alrededor del 50% de los mayores de 80 años tienen presbiacusia, la salud auditiva ha de ser uno de los factores claves a tomar en consideración en la consecución de este objetivo.
Los autores citados en este artículo, han empleado los datos recopilados para realizar una llamada a la acción; la pérdida de audición es común en la tercera edad; y la pérdida de audición severa o profunda conduce al aislamiento y favorece el deterioro cognitivo; así como un paciente con osteoartritis recibe una prótesis y puede volver a caminar, una persona con pérdida auditiva severa o profunda puede recibir un implante coclear y volver a oír, independientemente de su edad.
Referencias bibliográficas
Amin N., Wong G., Nunn T. et al. (2020) The Outcomes of Cochlear Implantation in Elderly Patients: A Single United KIngdom Center Experience. Ear, Nose&Throat Journal, Volume 100, Issue 5_suppl. September 2021, Pages 842S-847S. https://doi.org/10.1177/0145561320910662
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Illg A., Lukaschyk J., Kludt E., Lesinski-Schiedat A., Billinger-Finke M. Do Not Go Gentleinto That Deaf Night: A Holistic Perspective on Cochlear Implant Use as Part of HealthyAging. J.Pers.Med. 2022, 12, 1658. https://doi.org/10.3390/jpm12101658
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Wichova H., Mills D., Beatty S., Peng K., Miller M. Cochlear Implantation performance outcomes in patients over 80 yearsold. Laryngiscope Investigative Otolaryngology. 2022;7 (3): 847-853. doi: 10.1002/lio2.825.
CV Autor
Licenciada en Pedagogía y Máster de Logopedia.
Técnico Superior en Audiología Protésica.
Especializada en Audiología Infantil y Evaluación de los trastornos del PAC en RV Alfa Centros Auditivos.
Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.