Aportación de los audífonos al procesamiento auditivo binaural
Lidia Rosselló. Licenciada en Fonoaudiología por la Universidad de Buenos Aires. Fundadora y directora de RV ALFA, Centro de Audiología, Logopedia y Audioprótesis

La audición binaural, es decir, la audición a través ambos oídos que presentamos de forma natural los normoyentes, es fundamental tanto para mejorar la comprensión del habla en ambientes ruidosos y localizar la procedencia de los sonidos, como para algunas funciones cerebrales.
Si durante el momento óptimo para el desarrollo de una habilidad por parte del cerebro (período crítico), este se ve privado de la estimulación auditiva binaural, podría desencadenar una organización cerebral anómala.
La adaptación protésica bilateral tiene una implicación directa en la estimulación auditiva binaural y su repercusión en la organización cerebral durante el período crítico.
La ausencia de estimulación auditiva binaural produce un impacto negativo en la organización cortical, en el procesamiento auditivo y en el desarrollo del lenguaje. Este impacto se produce tanto si se trata de una hipoacusia bilateral estimulada unilateralmente, como si es una hipoacusia unilateral no estimulada.
Si la audición normal es bilateral, ante una hipoacusia unilateral o bilateral el objetivo primero será tender a normalizar bilateralmente la audición.
El audiólogo debe determinar si un paciente es candidato o no para el uso de amplificación bilateral, y aunque la decisión última es del paciente, este al menos debe tener la oportunidad de experimentar la audición binaural antes de tomar una determinación.
Las personas con hipoacusia realizan un gran esfuerzo para comprender el habla en presencia de ruido que es tanto mayor a medida que el nivel de ruido se incrementa.
Las señales de habla y ruido pueden provenir desde cualquier ángulo de incidencia con respecto a la cabeza del individuo, que se desenvuelve en un entorno dinámico. Incluso las personas con audición normal pueden experimentar dificultad para comprender en esas situaciones.
Los audífonos fueron creados hace más de 100 años solo para amplificar sonidos. En las siguientes décadas quedó demostrado que aumentar el volumen de los sonidos no resolvía el problema de la discriminación en ruido.
Mediante la adaptación binaural se consiguió reducir la distorsión (se requiere menos amplificación en cada dispositivo como resultado del efecto de sumación binaural), mejorar la tolerancia ante ruidos fuertes (cada dispositivo aporta menos amplificación) y la reducción del feedback por la misma razón.
Con el fin de mejorar la audición en presencia de ruido, la tecnología evolucionó hacia sistemas direccionales y reductores de ruido. Pero sobre todo, los últimos avances se concentran en la velocidad de procesamiento de la señal.
Los fabricantes de audífonos se han centrado en el desarrollo de dispositivos que faciliten el procesamiento de las señales auditivas con el objeto de compensar, en la medida de lo posible, las alteraciones que se producen como consecuencia de la hipoacusia en sí misma, pero también por la falta de estimulación auditiva durante períodos críticos.

El período crítico es el momento óptimo para el desarrollo de una función o habilidad. Si esto ocurre dentro de ese período, la función alcanza su máximo desarrollo. Fuera de este período, la plasticidad cerebral para esa habilidad se reduce, por lo que la misma estimulación no produce los mismos resultados.
Por lo tanto, es necesario que la estimulación auditiva binaural se inicie precozmente tanto en hipoacusias congénitas como en las de aparición tardía, o las que afectan a la población adulta.
La integración binaural de las señales auditivas es fundamental para el desarrollo de las habilidades auditivas superiores y el procesamiento central auditivo. Aunque no somos conscientes de los atributos espaciales del sonido, el cerebro utiliza constantemente información espacial para organizar y seleccionar las señales de mayor interés.
El procesamiento auditivo binaural permite apreciar las diferencias a nivel interaural que son vitales para organizar y descifrar las distintas fuentes sonoras que rodean al oyente. Cuando la recepción, tanto de las señales como del ruido, se realiza binauralmente, existen pequeñas diferencias de tiempo y fase en la llegada de los estímulos al cerebro que se convierten en elementos facilitadores del procesamiento de la información.
El acceso a las claves espaciales del entorno sonoro permite aumentar la capacidad para oír y para comprender el habla en situaciones silenciosas o difíciles.
Los audífonos de última generación adaptados binauralmente y con conectividad inalámbrica pueden tener la función de sincronización binaural entre ellos.
El objetivo de estos datos compartidos es que el sistema binaural funcione como uno solo coordinado, en vez de hacerlo como dos audífonos individuales.
Ambos actúan como un único sistema, facilitando al cerebro la información que necesita para localizar los sonidos y respetando las diferencias a nivel interaural a través de una comunicación eficiente entre ambos audífonos.
Las claves interaurales son importantes para que el habla y el ruido se presenten de forma diferenciada y separada, sin confundirse, facilitando la inteligibilidad del habla en situaciones de ruido. Los procesadores más avanzados pueden intercambiar datos y audio varias veces por segundo entre los dos dispositivos.
Así, el trabajo sinérgico permite mantener la sensación de localización y dirección que naturalmente se produce por el efecto sombra de la cabeza.
La audición binaural mejora la comprensión del habla en conversaciones grupales y situaciones ruidosas, reduce la fatiga auditiva, favorece la habilidad para localizar el sonido y permite oír sonidos a mayor distancia, repercutiendo en el aprendizaje incidental entre otras ventajas.
Pero sobre todo, evita o reduce una organización cerebral anómala. Bien conocido es que como consecuencia de una hipoacusia se produce una reorganización cerebral anómala, que podría revertirse si se estimula precozmente.
Si la estimulación se realiza monoauralmente cuando la hipoacusia es bilateral, se produce una nueva reorganización, anómala también, ya que el cerebro no recibe la información auditiva completa con sus referencias de localización, organización espacial y diferencias interaurales.
Con el paso del tiempo, esta asimetría se convierte en interferencia interaural. Si esto se produce y se prolonga a largo plazo, puede ser irreversible.

Fonoaudióloga
Licenciada en Fonoaudiología por la Universidad de Buenos Aires.
Fundadora y directora de RV ALFA, Centro de Audiología, Logopedia y Audioprótesis.