Descenso frecuencial

23/01/2020 | Comparte:

Descenso frecuencial: una herramienta con muchas posibilidades

Autora: Sonia Bajo

Audióloga / Audioprotesista
Diplomada en Logopedia

La dificultad de entender conversaciones en ambientes ruidosos es uno de los principales problemas referido por las personas con hipoacusia usuarias de audífonos. En la actualidad, además de la tecnología aplicada a las soluciones auditivas existentes, el descenso frecuencial puede ser la clave para solucionar este inconveniente.

En los 90, Sonovation presentó un audífono analógico con reducción de frecuencia (Simpson 2009). Sin embargo, el momento clave para el desarrollo de esta tecnología fue en 2006, cuando Widex™ incorporó el «Extensor de Audibilidad» en sus audífonos.

En la actualidad, todos los laboratorios, en una modalidad u otra, implementan sistemas de «reducción de frecuencia o descenso frecuencial» en sus audífonos.

¿Por qué era necesaria una herramienta de estas características?

El desarrollo de una herramienta de estas características obedece a la evidencia, consolidada en la última década a través de estudios e investigaciones, de la importancia que tiene la percepción de las frecuencias altas (por encima de 3000- 4000 Hz) en la identificación de las cualidades de la voz, localización de la fuente de habla, identificación del hablante y en el desempeño en la comprensión del habla en ruido (Monson et al, 2014). Estos estudios demuestran cómo mejora la discriminación en ruido cuando se realizan mejoras en la percepción de altas frecuencias (Levy et al 2015).

También exponen cómo la percepción insuficiente de altas frecuencias conlleva efectos negativos en la producción del habla, en el desarrollo del lenguaje y en la ratio de aprendizaje de palabras en los niños, condicionando su desarrollo (Pittman 2008).

Por encima de 3000 Hz se encuentran aproximadamente el 25% de las claves para reconocer el lenguaje hablado (Gaster et al., 2012). Dependiendo del grado y del tipo de pérdida auditiva, se corre el riesgo de no percibir consonantes con gran cantidad de energía aguda, como en el caso de las fricativas /f/ /s/ /th/, fonemas que contienen mucha información por encima de 4000 Hz. Los sonidos consonánticos oclusivos, fricativos y africados poseen gran parte de energía en frecuencias agudas, de manera que en las personas con pérdida auditiva en frecuencias agudas, su nivel de comprensión en situaciones de ruido está directamente relacionada con su promedio de pérdida entre las frecuencias 2000 Hz y 6000 Hz (Salorio et al 2017).

Es una obviedad recordar que, a pesar de que las hipoacusias son variables en grado y tipo, aquellas con afectación en altas frecuencias son la forma más común de hipoacusia.

A esta realidad se suman tres factores que hacen inviable la restauración de la percepción de estas frecuencias con amplificación en muchas adaptaciones. Los motivos por los que la audibilidad de las frecuencias agudas puede no ser restaurada de forma óptima son esencialmente tres:

Limitaciones debidas a la existencia de zonas no funcionales en la cóclea: Zonas Cocleares Muertas. Moore definió las ZCM como «Áreas de la membrana basilar donde las células ciliadas internas (CCI) y/o las neuronas presentan escasa o nula funcionalidad» (Moore 2001). En ZCM en frecuencias agudas la amplificación no permitirá acceso a la percepción del sonido.

Limitaciones electroacústicas de los auriculares y los micrófonos de los audífonos, con limitaciones en el oído por encima de 5000 Hz.

Limitaciones marcadas por el perfil audiométrico y la necesidad, en ocasiones, de combinar esa amplificación con ventilación debido a patologías del oído y/o umbrales conservados en frecuencias graves. Para los pacientes que presentan hipoacusias importantes en altas frecuencias es complicado llegar a obtener la ganancia requerida para dichas frecuencias sin introducir distorsión y/o feedback. Esta dificultad es aún mayor si además es necesaria la ventilación del CAE.

Ante el primer supuesto, cuando el audiólogo se encuentra ante una ZCM en frecuencias agudas, no hay duda en utilizar el descenso frecuencial como herramienta para permitir el acceso a dicha información. Este fue en origen la razón principal del desarrollo de esta herramienta.

Sin embargo, los audiólogos no siempre somos conscientes de las posibilidades de aplicación en los otros supuestos.

© Imágenes Greg Dunn.

Uso de descenso frecuencial en adaptaciones con limitaciones electroacústicas.

En la actualidad, el desarrollo de la tecnología digital ha permitido ampliar el ancho de banda de los audífonos, encontrando audífonos con procesamiento de sonidos hasta 12000 Hz (Susan Scollie, Mueller, 2013). Si esto es así, el audioprotesista puede suponer entonces que la audibilidad de los sonidos agudos está garantizada. ¿Es realmente así?

GRÁFICAS. 1, 2 y 3

«Full on Gain Reference Test» de tres audífonos de gama alta actuales. Obsérvese la curva de ganancia en altas frecuencias.

Los estudios demuestran que los pacientes con hipoacusia adaptados con audífonos no obtienen el mismo beneficio de la ganancia por encima de 3500 hasta 9000 Hz, que de la ganancia en las frecuencias por debajo de 3500 Hz (Hornsby et al., 2011).

Reproduciendo las palabras de Gus Mueller (1) al ser preguntado sobre este aspecto:

«El procesamiento digital de los audífonos incluye sonidos hasta 12000 Hz. Pero ¿significa esto que la adaptación aporta habla audible por encima de 4000 Hz? […] Los estudios actuales muestran limitaciones para adaptar la ganancia objetivo en 4000 HZ y por encima» (Aazh, Moore & Prasher, 2012; Alworth, Plyler, Reber & Johnstone, 2010)».

Que los procesadores de los audífonos puedan detectar y trabajar con sonidos hasta 12000 Hz no significa que la ganancia en el oído del paciente esté asegurada para estos sonidos.Asimismo, existen otros motivos por los que se producen limitaciones electroacústicas en altas frecuencias:

— Adaptaciones con tubo fino por conductos auditivos muy estrechos donde no es posible otra opción o el paciente estéticamente no acepta otra opción.
— Limitaciones en el ancho de banda de los auriculares de más potencia para pérdidas severas (el ancho de banda de los audífonos disminuye según aumenta la potencia de estos).
— Grandes desequilibrios entre frecuencias que impiden el uso de auriculares suficientemente potentes para cubrir los requerimientos de ganancia en frecuencias agudas al tener preservadas frecuencias graves.
— Limitaciones económicas, que impiden al paciente acceder a gamas altas de audífonos. Las gamas más básicas ven en ocasiones limitado el ancho de banda con relación a las gamas altas.

En conclusión, la audibilidad de las frecuencias superiores a 3500-4000 Hz, como hemos revisado al inicio de este artículo, es fundamental para la discriminación del habla, especialmente en ruido. Sin embargo, aun cuando sobre la base teórica un audífono pueda cubrir las necesidades de ganancia en dichas frecuencias, debemos verificar el acceso a estos sonidos.

La forma de verificarlo será las medidas de sonda en oído real (Medidas REM).

FIGURAS 1 y 2
Medidas de la sonda en oído real (REM).

Revisemos el ejemplo que aparece en las figuras 1 y 2.

Tras la verificación en oído real de la entrada de sonidos medios (65 dB), observamos la curva de ganancia medida en el oído (línea lila continua).La ganancia aportada por el audífono coincide en su mayor medida con los objetivos prescritos (línea lila discontinua) hasta la frecuencia 4000 HZ. A partir de este punto observamos la limitación electroacústica del auricular/audífono para cubrir la pérdida.

La línea continua naranja es el registro del sonido /sh/ a 65 dB y la línea continua azul el registro del sonido /s /, sonidos usados junto a la medida de habla (sonido ISTS) en la verificación de la audibilidad en frecuencias agudas. Queda patente la falta de audibilidad que presenta esta adaptación en los sonidos por encima de 4000 Hz.

La paciente a la que pertenecen estos registros se encontraba muy satisfecha con el rendimiento de los audífonos que se le acababan de adaptar. Sin embargo, refería grandes dificultades para entender en situación de ruido a pesar de las mejoras significativas de su calidad de audición en el resto de las situaciones. «En situaciones de ruido oigo, pero no entiendo».

Después de la verificación de la falta de audibilidad a partir de 4000 Hz, se utilizó el descenso frecuencial para favorecer la percepción de dichos sonidos. Tras probarlo unas semanas, la paciente percibió mejoría en situaciones de ruido. En las pruebas de validación, mejoró los resultados de la prueba Gasp y se registró un incremento del 17% de la discriminación en ruido en campo libre.

Es seguro que los audiólogos que realizan pruebas en oído real para la verificación de la adaptación están acostumbrados a detectar estas caídas en algunos de sus registros: son caídas imposibles de corregir.

Este será el criterio que el audiólogo utilizará para decidir si es necesario el uso de descenso frecuencial: si tras la verificación en oído real en las mejores condiciones posibles (audífonos/moldes correctamente seleccionados y ajustados, programación correcta) se observa falta de audibilidad en frecuencias agudas, se utilizará el descenso frecuencial para hacer audibles dichas frecuencias.

Se debe evitar tomar una decisión sobre la aplicación o no del descenso frecuencial basándose en la severidad de la pérdida o en la existencia o no de caída en frecuencias agudas.

Como se observa en el ejemplo y se ha explicado en este texto, la falta de audibilidad puede ocurrir por las características del audífono aun en pérdidas moderadas, planas o sin grandes caídas en frecuencias agudas.

© Imágenes Diatec.

Uso de descenso frecuencial en adaptaciones con limitaciones debidas al perfil audiométrico: necesidad de ventilación y /o realimentación.

Cuando se habla de limitaciones de amplificación por feedback, no se debe entender el descenso frecuencial como una alternativa ante un molde mal ajustado o una carcasa con ajuste deficiente sellada de forma deficiente. El feedback producido por un molde que ajusta sellado incorrectamente o una carcasa mal ajustada debe ser gestionado de manera apropiada: trabajando sobre el molde y la carcasa para que se ajuste de forma óptima al CAE.

Las limitaciones a las que alude este supuesto son aquellas que no se pueden corregir por exigencias de la adaptación: necesidad de ventilación amplia por motivos médicos (infección, tímpano perforado, etc.) o imposibilidad de aportar la ganancia requerida en frecuencias agudas sin introducir distorsión o feedback ante determinados conductos, incluyendo cavidades radicales con acústica muy alterada. En estos supuestos puede ocurrir que no sea posible dar la intensidad necesaria en frecuencias altas sin ocasionar retroalimentación.

Al igual que el ejemplo anterior, se puede aplicar el descenso frecuencial para hacer audibles las frecuencias agudas que, por las condiciones expuestas, quedan fuera del rango auditivo del paciente de acuerdo con la verificación objetiva en oído real.

Analicemos un nuevo caso real. Se trata de un paciente operado de colesteatoma con supuración activa en oído izquierdo, único oído susceptible de ser adaptado. Se trata de una cavidad operada con morfología anómala. OD contraindicado y sin discriminación. Prescripción por parte de su ORL de adaptación protésica con molde duro con ventilación de 2 mm o mayor para favorecer la ventilación del conducto.

Se comprobó el resultado de la prueba antifeedback tras verificar la correcta abertura del molde, prescrita por su ORL, con la medida REOR. La ganancia del audífono a partir de 1800 Hz quedaba por debajo de los objetivos.

Nos encontramos ante un caso extremo, ya que la única opción en este paciente es la adaptación de un audífono debido a la existencia de otras complicaciones médicas. Es usuario de sistema BICROS.

Tras la implementación del descenso frecuencial, la valoración subjetiva del beneficio del uso del audífono mejoró significativamente. En las pruebas de validación, el paciente mejoró un 18% la discriminación con audífono.

En conclusión, tras la evidencia de la importancia de la percepción de sonidos agudos para la discriminación en ruido, los audiólogos cuentan con herramientas avanzadas de descenso frecuencial en las adaptaciones y con equipos de verificación de la audibilidad de dichas frecuencias que permiten mejorar significativamente el resultado con audífonos.

Puede ser buena idea, no solo tener en cuenta estas aplicaciones del descenso frecuencial en futuras adaptaciones, sino también en los protocolos de revisión de adaptaciones ya realizadas, de manera que sea parte de la rutina de trabajo la verificación de la audibilidad en altas frecuencias. Esto debe incluir la verificación de los sonidos /sh/, /s/ y la revisión del uso del descenso frecuencial, especialmente en aquellos pacientes que expresen mayores dificultades en situaciones de ruido.

Referencias

(1) The Ins and Outs of Frequency Lowering Amplification. Susan Scollie & Mueller 2013.
Audibly Improving Access to High-Frequency Sounds. Jason Galster, PhD, CCC-A, Susie Valentine, PhD, Andrew Dundas, Kelly Fitz, PhD, 2012.
The effects of hearing loss on the contribution of high- and low frequency speech information to speech understanding. II. The Ins and Outs of Frequency Lowering Amplification. Susan Scollie, 2013.
Effects of degree and configuration of hearing loss on the contribution of high- and low -frequency speech information to bilateral speech understanding. Benjamin W. Y. Hornsby et al., 2011.
High-Frequency Amplification and Sound Quality in Listeners With Normal Through Moderate Hearing Loss. Journal of Speech Language and Hearing Research 51(1):160-72 · March 2008.
Frequency Lowering Ten Years Later – New Technology Innovations. Joshua M. Alexander, PhD. Audiology Online. 2016.
Contribution of high frequencies to speech recognition in quiet and noise in listeners with varying degrees of high-frequency sensorineural hearing loss. J Speech Lang Hear Res. Amos NE, Humes LE. 2007.

Autor:
Sonia Bajo
Audióloga
Diplomada en Logopedia.

Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.
Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, Audiología Infantil y Tercera Edad.
Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

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Cómo mejorar los resultados con audífonos reforzando las experiencias auditivas positivas

Estudios recientes han analizado las causas del escaso tiempo de uso de audífonos entre un importante porcentaje de pacientes a los que se les prescriben. Los expertos coinciden en que mejorar la percepción del beneficio obtenido por los pacientes es clave para incrementar la satisfacción y prolongar su uso, un objetivo que podría alcanzarse mediante un adecuado consejo terapéutico especializado. La importancia del consejo terapéutico (counseling), es hoy día incuestionable para todos los que trabajamos en el ámbito de la audiología. Sus aplicaciones han sido ampliamente estudiadas en las etapas iniciales por las que transita un paciente con hipoacusia, acompañándole desde el inicio del proceso para explicarle cuestiones relacionadas con la hipoacusia, bajo una perspectiva profesional, pero al mismo tiempo cercana y empática, favoreciendo la escucha activa, cuidando el lenguaje corporal y tratando de proporcionar respuestas a sus múltiples interrogantes e inquietudes, así como posibles alternativas de tratamiento. Sabemos también que algunas terapias concretas, como la T.R.T. (Tinnitus Retraining Therapy), aplican el consejo terapéutico como su herramienta principal. No obstante, las aplicaciones del consejo terapéutico van mucho más allá y, por supuesto, no terminan cuando el paciente toma la decisión de adaptarse unos audífonos, tanto si ya es usuario de estos previamente como si es la primera vez que los utiliza. Uno de los retos más importantes que se plantea en la rehabilitación auditiva con audífonos es que hay un porcentaje considerable de pacientes que no utiliza sus audífonos o que los usa esporádicamente. Un estudio de la EHIMA (European Hearing Instrument Manufacturers Association), cuyos datos se recogieron entre 2018 y 2022, concluyó que entre el 20 y el 40% de los usuarios de audífonos utilizaban sus prótesis auditivas menos de cuatro horas al día.  Numerosos estudios se han centrado en analizar no solo las causas de esta «desidia» en el uso de los audífonos, sino también y sobre todo, las posibles herramientas que permitan mejorar esta situación. Un estudio de la EHIMA concluyó que en torno al 40% de los usuarios de audífonos utilizan sus prótesis auditivas menos de cuatro horas al día. Todos ellos apuntan hacia la misma conclusión: enfatizar el beneficio obtenido con los audífonos puede incrementar la satisfacción y el tiempo de uso de nuestros pacientes. Por tanto, mejorar la percepción del beneficio que los usuarios obtienen de sus audífonos parece ser un camino certero hacia el éxito, y esto es algo que solo se puede conseguir a través del consejo terapéutico. El estudio realizado en 2022 por Rakita, Joy y Singh, arroja resultados esclarecedores en esta línea, concluyendo que aquellos pacientes que recibieron un consejo terapéutico positivo sobre los audífonos antes de la adaptación obtuvieron mejores resultados en el QuickSIN (una prueba estandarizada de inteligibilidad en ruido), que aquellos que recibieron un consejo neutro o negativo, utilizando los mismos audífonos en el grupo experimental y en el de control. Otras investigaciones realizadas la pasada década arrojan resultados similares, y si bien no hay unanimidad en lo que respecta a los argumentos o elementos narrativos más «efectivos», lo que sí parece evidente es que hay factores no audiológicos que pueden influir en la experiencia auditiva del usuario. Así las cosas, cabe preguntarse lo siguiente: ¿qué efectos puede tener que animemos a los usuarios a describir sus experiencias positivas de audición y a hablar sobre ellas? Es probable que si lo hacemos, aprecien más la ayuda que reciben de los audífonos y mejore su percepción de los mismos, frente a experiencias negativas que puedan «ensombrecer» este beneficio. Enfatizar el beneficio obtenido con los audífonos puede incrementar la satisfacción y el tiempo de uso de nuestros pacientes. En la práctica clínica sabemos que los usuarios tienden con frecuencia a magnificar sus experiencias negativas; en una primera revisión de sus nuevos audífonos, un paciente puede conceder importancia a la dificultad que encuentra para cambiar los filtros y no reparar en el hecho de que utiliza los audífonos 17 horas diarias y ya no puede vivir sin ellos. Un extraordinario trabajo realizado en este mismo año 2024 por Lelic, Parker et Al. y publicado en el International Journal of Audiology, aborda estas interesantísimas cuestiones, ya que según los propios autores, no existe hasta la fecha ningún estudio que evalúe específicamente en qué medida poner el foco repetidamente en las experiencias de escucha positivas de la vida cotidiana puede influir en la satisfacción de los usuarios y la percepción de los resultados con audífonos. Básicamente, en el estudio de Lelic y colaboradores, se seleccionó una muestra de 21 participantes a los que no se aclaró inicialmente el objetivo concreto del estudio para evitar sesgos de intención. Simplemente se les indicó que se pretendía aprender de las experiencias de los usuarios de audífonos para entender mejor sus demandas y necesidades. Los participantes se dividieron en dos grupos, uno de 10 usuarios (grupo de control) y otro de 11 (grupo experimental). Todos los integrantes de la muestra tenían experiencia con audífonos de al menos un año. Otros criterios de inclusión utilizados fueron: pérdida auditiva neurosensorial susceptible de adaptación de prótesis auditivas, dominio del idioma (danés, en este caso) y usuario hábil con la tecnología de aplicaciones móviles y smartphones. Se excluyó a los pacientes con deterioro cognitivo incompatible con el objeto de estudio, a los que no se podían desplazar al laboratorio de pruebas (tenían que hacerlo en dos ocasiones) y a los que padecían patologías auditivas complejas, como el síndrome de Ménière. Todos los participantes se descargaron una aplicación móvil, My Hearing Experience, a la que accedieron con un código individual. Una vez en la aplicación, rellenaron una serie de cuestionarios: a) En primer lugar, una encuesta sobre personalidad, llamada «Inventario Big 5», en la que, a través de 44 ítems, se evaluaba las cinco grandes dimensiones de la personalidad: extraversión versus introversión, amabilidad versus antagonismo, meticulosidad versus desorganización o neuroticismo versus estabilidad emocional.b) Una pregunta sobre su grado de satisfacción con los audífonos, a valorar en una escala de 1 a 10 (1 nada satisfecho y 10 extremadamente satisfecho). A través de esta pregunta se pretendía obtener una valoración global del beneficio subjetivo, no referida a escenarios o situaciones concretas.c) El International Outcome Inventory for Hearing Aids (IOI-HA) (Cox et al., 2000), un cuestionario con siete preguntas orientadas a evaluar la efectividad de la adaptación protésica, ampliamente utilizado en la investigación audiológica.d) Por último, el Hearing-Related Life style Questionnaire (HEARLY-Q) (Lelic et al., 2022), un cuestionario basado en el CoSS (Marco de Escenarios Sonoros Comunes), para evaluar el estilo de vida auditivo, las demandas, las necesidades y los beneficios que se obtienen en las situaciones auditivas cotidianas. Según los autores, este es el primer cuestionario que indaga en el día a día «auditivo» de cada usuario, utilizando 23 escenarios comunes en los que se les pide que evalúen cuatro factores: frecuencia con que se presentan, importancia de oír bien, dificultad para oír en esa situación concreta y grado de satisfacción con los audífonos. ¿Qué efectos puede tener que incitemos a los usuarios a describir sus experiencias positivas de audición y a hablar sobre ellas? El objetivo de recabar toda esta información inicial era comprobar que los dos grupos estaban equilibrados desde el punto de partida respecto a varios parámetros que pueden influir en la percepción del beneficio y la satisfacción con sus audífonos. Una vez cumplimentados los cuestionarios, se animó a los usuarios a contestar un formulario cada dos horas durante una semana a través de la aplicación móvil, desde las 9 de la mañana hasta las 9 de la noche (EMA). A través de esta herramienta, los autores pudieron recoger impresiones puntuales sobre situaciones auditivas inmediatas y diversas sin el sesgo de la memoria. Después de este primer proceso, los participantes visitaron el laboratorio. Se les realizó un estudio audiométrico de control, se les explicó que se les iban a adaptar nuevos audífonos a todos ellos y se les preguntó sobre sus expectativas. Igualmente, se aplicó a todos los pacientes el cuestionario COSI (Client-Oriented Scale of Improvement), en el que se instó a los participantes a identificar al menos 5 situaciones auditivas en las que les gustaría mejorar y a asignarles una puntuación en función de su importancia. A continuación, se adaptó a todos los participantes el mismo modelo de audífonos, con el mismo formato y el mismo software. Todos ellos fueron adaptados por el mismo audiólogo siguiendo las recomendaciones del fabricante, tanto en lo relativo a los adaptadores (olivas o micromoldes), como en lo relativo a la ganancia, ya que se permitió una desviación máxima de ± 6 dB. Se indicó a todos ellos que utilizaran estos audífonos durante las tres semanas siguientes y que pasados 15 días volvieran a rellenar los cuestionarios en la aplicación móvil. Igualmente, se instó al grupo experimental a prestar especial atención a aquellas situaciones auditivas en las que habían experimentado mejora o que valoraban como positivas, simplemente clicando en un icono sonriente que aparecía en la aplicación del grupo experimental, pero no en la del grupo control. Obviamente, al grupo control no se le dio esta instrucción. Después de dos semanas de uso, período que se considera suficiente para una persona con experiencia con audífonos, todos contestaron de nuevo los cuestionarios especificados previamente y volvieron a registrar sus experiencias auditivas durante la siguiente semana, la tercera, cada dos horas, de 9 de la mañana a 9 de la noche. Cuando el audiólogo anima al paciente a reflexionar sobre el beneficio concreto que le aportan las prótesis auditivas, se mejora considerablemente la aceptación de los audífonos. En su segunda y última visita al laboratorio, se revisó y rellenó de nuevo el cuestionario COSI, se repasaron las situaciones que los usuarios habían descrito inicialmente como «conflictivas» desde el punto de vista auditivo y se les animó a evaluar la evolución o el grado de cambio que habían experimentado y el nivel de satisfacción final para cada una de esas situaciones. Por último, se les realizó una entrevista semiestructurada para recoger sus impresiones generales del estudio y todos ellos devolvieron los audífonos adaptados para la prueba. El análisis de los datos reveló lo que los autores ya vaticinaban al inicio; reparar en las experiencias positivas de escucha mejora la percepción del beneficio con los audífonos. Esto se observó en el pretest-postest de los dos grupos, tanto en el registro diario de situaciones auditivas (EMA), como en los cuestionarios cumplimentados en la aplicación, y especialmente en el COSI, en el que se registró una relación estadísticamente significativa entre el grado de cambio a mejor en las situaciones auditivas y el número de veces que se clicó el icono sonriente en la aplicación. Es decir, los participantes que registraron más situaciones auditivas positivas tenían mejores puntuaciones en la escala COSI en lo relativo al cambio experimentado, respecto al grupo de control. Otro de los resultados esclarecedores de este estudio se relaciona con la entrevista semiestructurada final. El grupo de control habló del experimento en sí mismo, de la aplicación móvil, de los cuestionarios o las indicaciones, pero ninguno de ellos hizo mención alguna a los audífonos adaptados. Sin embargo, la mayor parte de los integrantes del grupo experimental, reportaron las experiencias positivas que habían tenido con los audífonos. Todo parece indicar que el hecho de tener que reparar en las experiencias positivas y reportarlas, mejora la percepción general del beneficio. Hay que reparar en el «efecto dominó» de esta práctica: es más probable que aquellos pacientes que están contentos con sus audífonos y los recomienden. Este enfoque de colaboración, en el que el audiólogo acompaña y anima al paciente a reflexionar sobre el beneficio concreto que le aportan las prótesis auditivas en diferentes situaciones parece erigirse como herramienta fundamental para mejorar su adaptación, su aceptación y el reconocimiento de que los audífonos se han convertido en una ayuda eficaz para su vida. Es importante señalar que simplemente escribir estas experiencias en un papel no parece tener el mismo efecto que compartirlas, bien presencialmente con el audiólogo o bien a través de la aplicación móvil (Lambert et al. 2012). Los autores reparan también en el «efecto dominó» que esta práctica puede aportar: es más probable que aquellos pacientes que están contentos con sus audífonos y que verbalizan sus experiencias positivas los recomienden a sus familiares y amigos, que aquellos que no lo están o que no hablan de ello. Considerando, por supuesto, las limitaciones de este estudio y la dificultad para extrapolar los resultados a todos los pacientes con hipocusia, sus conclusiones apoyan una idea que ya muchos otros autores habían avanzado previamente; nuestro trabajo como audiólogos y, concretamente, el beneficio que nuestros pacientes perciben está condicionado por factores «no audiológicos» de incuestionable importancia que tenemos que analizar, cuidar y revisar periódicamente. Cada centro auditivo puede buscar la herramienta más adecuada a sus circunstancias e idiosincrasia, pero la excelencia de nuestro trabajo, incluso ante otros potenciales usuarios, depende también de ello. Nuestro trabajo como audiólogos y el beneficio que nuestros pacientes perciben está condicionado por factores «no audiológicos» que tenemos que analizar, cuidar y revisar periódicamente. Referencias bibliográficas Dina Lelic, Daniel Parker, Petra Herrlin, Florian Wolters&KarolinaSmeds (2024) Focusing on positive listening experiences improves hearing aid out comesInexperienced hearing aidusers, International Journal of Audiology, 63:6, 420-430, DOI:10.1080/14992027.2023.2190006https://doi.org/10.1080/14992027.2023.2190006 Myriam GonzálezAudiólogo / Audioprotesista CV Autor Licenciada en Pedagogía y Máster de Logopedia.Técnico Superior en Audiología Protésica.Especializada en Audiología Infantil y Evaluación de los trastornos del PAC en RV Alfa Centros Auditivos.Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

Doce razones para no esperar a usar audífonos si ya tienes pérdida auditiva

Aunque muchos especialistas de la salud recomiendan esperar antes de usar audífonos en casos de hipoacusia leve o moderada, la evidencia científica demuestra que esta decisión puede tener efectos muy negativos a medio plazo. Según diversas investigaciones, no tratar la pérdida auditiva a tiempo aumenta el riesgo de deterioro cognitivo y de aislamiento social. Las personas que presentan hipoacusia leve o moderada buscan la opinión de un especialista para valorar la necesidad de audífonos al detectarse el problema. No es infrecuente que en estos casos algunos profesionales formulen recomendaciones como «puedes esperar mientras te manejes», sugiriendo que, si la persona puede continuar con su vida cotidiana sin grandes dificultades, no es necesario el uso de audífonos de inmediato. Aunque estas palabras pueden parecer tranquilizadoras y probablemente reflejan el conocimiento del especialista sobre la reticencia de los pacientes a adaptarse audífonos debido al estigma asociado o a los aspectos económicos, la evidencia científica muestra que retrasar el uso de audífonos conlleva consecuencias negativas. El presente artículo recuerda los motivos principales por los cuales no es recomendable mantener una situación de privación auditiva en pacientes con hipoacusia leve o moderada. Estos pacientes, a menudo, presentan mayor incertidumbre sobre el momento adecuado para comenzar a usar audífonos y los profesionales de la salud muestran menos consistencia en sus recomendaciones, encontrando que al 28% de los pacientes se les indica no hacer nada cuando acuden al especialista buscando soluciones a su hipoacusia (Eurotrack, 2023). En estas líneas, vamos a analizar las consecuencias sociales de la privación auditiva, su impacto en el procesamiento auditivo y la neuroplasticidad, así como su influencia en el pronóstico a futuro del uso de dispositivos auditivos. Según el informe Eurotrack 2023, al 28% de los pacientes con hipoacusia leve o moderada no se les recomienda la adaptación cuando acuden al especialista. La deprivación auditiva, causada por la falta o deficiente estimulación sonora durante un período prolongado, tiene consecuencias notables en el procesamiento auditivo y la neuroplasticidad cerebral: «Más allá del impedimento obvio para la comunicación hablada, nos hemos dado cuenta de que también hay efectos ocultos de la pérdida auditiva que pueden tener consecuencias significativas tanto para la función cognitiva como para la integridad neuronal» (Wingfield&Peelle, 2012). La primera de las consecuencias es la degradación de la vía auditiva central (Simon et al, 2020). El cerebro depende de la estimulación auditiva constante para mantener la actividad de la vía auditiva. La deprivación auditiva conlleva degeneración en la actividad neuronal en la corteza auditiva, afectando a la capacidad del cerebro para interpretar los sonidos de manera eficiente. Este fenómeno puede resultar en el deterioro de las vías auditivas centrales, dificultando el procesamiento efectivo de los sonidos incluso cuando estos son introducidos al adaptar audífonos años más tarde. La deficiente estimulación auditiva causada por la hipoacusia genera también alteraciones en la plasticidad neuronal, es decir, en la capacidad natural del cerebro para adaptarse a cambios en el entorno. Cuando el cerebro no recibe la estimulación auditiva adecuada, su capacidad para reorganizarse y adaptarse al procesamiento de sonidos amplificados disminuye. Esto puede hacer que las personas que comienzan a usar audífonos tarde tengan mayores dificultades para adaptarse a los sonidos amplificados, debido a la deficiente estimulación previa durante el período con hipoacusia sin adaptar. La deprivación auditiva conlleva degeneración en la actividad neuronal en la corteza auditiva, afectando a la capacidad del cerebro para interpretar los sonidos. La tercera consecuencia, en términos de procesamiento y neuroplasticidad, afecta a la capacidad de resolución temporal y espacial. La capacidad de resolución temporal, entendida como la habilidad del cerebro para procesar cambios rápidos en los estímulos auditivos, así como la resolución espacial, que se refiere a la capacidad para localizar sonidos en el espacio, se ve comprometida en casos de hipoacusia no tratada. Numerosas investigaciones han demostrado que los individuos con pérdida auditiva prolongada presentan una disminución en estas capacidades, lo que impacta negativamente en su habilidad para discriminar entre sonidos rápidos y para identificar su ubicación en el entorno. Esto incide directamente en la capacidad para mantener conversaciones cruzadas o en ambientes ruidosos que requieren un procesamiento auditivo preciso, generando aislamiento en dichas situaciones. Otro efecto negativo es el aumento en la carga cognitiva por la falta de información auditiva. Ante la pérdida parcial de información auditiva el cerebro emplea más recursos cognitivos para interpretar el sonido, lo que resulta en una mayor carga mental y fatiga auditiva. Este esfuerzo adicional para comprender conversaciones en entornos ruidosos o seguir el habla rápida puede afectar a la capacidad de atención y concentración, contribuyendo a la fatiga general de la persona. Este efecto se denomina «esfuerzo cognitivo», definido por Pelle (2018) como «la demanda cognitiva para interpretar señales auditivas en condiciones subóptimas», y se manifiesta en términos de cambios cerebrales y efectos en el comportamiento del individuo. Siguiendo en esta línea, la hipoacusia no tratada puede generar una reorganización cortical significativa en el cerebro. ¿Esto qué significa? La ausencia prolongada de estímulos auditivos provoca cambios en las áreas cerebrales asociadas con la audición, como el córtex auditivo, que pueden experimentar una reducción en su actividad y densidad de materia gris. Este fenómeno lleva a una reasignación de funciones, en la que regiones del cerebro que normalmente procesan información auditiva pueden asumir roles en otras modalidades sensoriales, como la visión o el tacto. La reorganización cortical refleja la capacidad del cerebro para adaptarse a la falta de estímulos auditivos. Al respecto, Sharma & Campbell en sus estudios destacan que, aunque esta reorganización puede permitir cierta compensación, también puede complicar la rehabilitación auditiva. Sharma sugiere que las intervenciones tempranas y adecuadas, como el uso de audífonos y las terapias auditivas, son cruciales para mitigar los efectos negativos de la hipoacusia no tratada y facilitan una recuperación más efectiva del procesamiento auditivo. Por último, son numerosos los estudios que demuestran el vínculo entre la pérdida auditiva no tratada a largo plazo y el mayor riesgo de deterioro cognitivo y demencia. Las personas con pérdida auditiva presentan una probabilidad mayor de desarrollar deterioro cognitivo y demencia en comparación con aquellos de audición normal, debido a que la hipoacusia no tratada fomenta el aislamiento social y reduce la estimulación mental, factores que pueden aumentar el riesgo de deterioro cognitivo.  Ante la pérdida parcial de información auditiva el cerebro emplea más recursos cognitivos para interpretar el sonido, lo que provoca mayor fatiga auditiva. Pero, ¿qué observamos si ponemos el foco en el aspecto social y en la calidad de vida de las personas? ¿Cuáles son los efectos de la hipoacusia no tratada? La hipoacusia no tratada tiene graves consecuencias en la calidad de vida de las personas afectadas repercutiendo no solo en su bienestar individual, sino también en su entorno social y familiar. Esta condición, que varía desde una pérdida auditiva leve hasta una severa, puede desencadenar efectos negativos que van más allá de la simple dificultad para escuchar, afectando significativamente a la vida cotidiana y emocional de quienes la padecen. Uno de los principales efectos de esta hipoacusia no tratada es el aislamiento social. La audición es fundamental para la comunicación eficaz y cuando esta se ve comprometida, las personas experimentan dificultades para seguir conversaciones, especialmente en entornos ruidosos o cuando hay varias personas hablando simultáneamente. Esta dificultad en la comunicación puede llevar a desconexión y exclusión, haciendo que las personas afectadas eviten situaciones sociales. La evidencia muestra que este aislamiento se convierte en un círculo vicioso, donde el individuo evita más interacciones sociales, lo que a su vez incrementa su aislamiento y soledad privándole de la estimulación necesaria para que su sistema auditivo responda eficazmente en dichas situaciones. La dificultad para comunicarse puede provocar tensiones en las relaciones, generando frustración tanto en el individuo con pérdida auditiva como en sus familiares. Lo anteriormente expuesto hace que, a menudo, el impacto emocional de la hipoacusia no tratada se manifieste en forma de depresión y ansiedad. Al no poder participar plenamente en las actividades cotidianas y en las interacciones sociales, las personas pueden sentirse frustradas y desanimadas. La falta de comunicación efectiva también puede llevar a malentendidos y conflictos interpersonales, lo que exacerba el estrés emocional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), existe una clara correlación entre la pérdida auditiva no tratada y un aumento en los síntomas de depresión y ansiedad, debido a la frustración y al sentimiento de aislamiento social. Todo ello hace que la hipoacusia no tratada tenga repercusiones significativas en la calidad de vida de la persona, de los miembros de su familia y de sus allegados. La dificultad para comunicarse puede provocar tensiones en las relaciones familiares, generando frustración tanto en el individuo con pérdida auditiva como en sus seres queridos. Esto puede generar que los familiares tengan que realizar ajustes constantes para facilitar la comunicación, lo que puede llevar a una sobrecarga emocional y física. En casos extremos, esta situación puede afectar al equilibrio familiar y al bienestar general de los miembros del hogar, generando un ambiente de estrés y conflicto. El impacto negativo de la hipoacusia no tratada también influye en el entorno laboral. Compañeros de trabajo pueden verse en la necesidad de repetir información, de ajustarse a las limitaciones auditivas del individuo y enfrentarse a la frustración derivada de la comunicación deficiente. Esto afecta a la dinámica de trabajo, pues puede influir en la productividad y en el ambiente laboral en general. Las dificultades de comunicación en el trabajo pueden contribuir a una mayor carga de estrés tanto para el individuo con hipoacusia como para sus compañeros, generando un impacto negativo en el rendimiento y en las relaciones laborales. En resumen, la hipoacusia no tratada tiene un impacto muy importante en la vida de las personas afectadas y en sus entornos. La reducción en la calidad de vida debido a la dificultad para comunicarse, el aislamiento social, el aumento en la incidencia de problemas emocionales como la depresión y la ansiedad, y el estrés adicional sobre familiares y compañeros, son consecuencias significativas de esta condición. Por lo tanto, es crucial considerar la intervención temprana y el tratamiento adecuado lo antes posible para mitigar estos efectos y mejorar tanto el bienestar personal como el social de quienes padecen pérdida auditiva y su entorno. La reorganización cortical refleja la capacidad del cerebro para adaptarse a la falta de estímulos auditivos. Aunque una adaptación tardía de audífonos puede ofrecer mejoras en la audición, no siempre revierte completamente los efectos negativos ya establecidos. Es por ello importante abordar las consecuencias de una intervención tardía sobre el pronóstico futuro con audífonos. Las investigaciones muestran que aquellos que comienzan la rehabilitación auditiva de manera temprana tienden a experimentar una mejor aclimatación a los audífonos, tienen adaptaciones más eficientes y su satisfacción con el uso de estos dispositivos es mayor. Esto se debe a que el cerebro, al recibir estimulación auditiva constante, mantiene y refuerza sus conexiones neuronales, lo que facilita el procesamiento de sonidos amplificados. Por otro lado, la privación prolongada del sonido tiene consecuencias perjudiciales para la adaptación y rehabilitación posterior con audífonos. La falta de estimulación auditiva durante un período extenso como se ha indicado unas líneas más arriba, reduce la plasticidad neuronal, lo que hace que el cerebro sea menos flexible para adaptarse a los nuevos sonidos amplificados proporcionados por los audífonos. Esto significa que las personas que comienzan a usar audífonos trascurrido un largo período de privación auditiva pueden enfrentarse a mayores dificultades en la adaptación, ya que las áreas del cerebro responsables del procesamiento auditivo pueden haber experimentado una reorganización o una pérdida funcional significativa (Jerger). Si la intervención se retrasa demasiado, el impacto de la deprivación auditiva puede ser tan profundo que las mejoras posibles con los audífonos se vuelven más limitadas. En conclusión, cuanto antes se inicie el uso de audífonos en personas que han comenzado a experimentar pérdida auditiva, mayor será la probabilidad de preservar tanto su salud auditiva como cognitiva. Además, la prolongada privación auditiva puede afectar de manera considerable a la capacidad de adaptación a los audífonos en etapas posteriores, limitando su efectividad. Es responsabilidad de los profesionales de la salud informar adecuadamente a los pacientes sobre estos riesgos, así como comprender los efectos negativos que puede tener la actitud de «no me adaptaré mientras me maneje» en su tratamiento y calidad de vida. Una adaptación tardía de audífonos puede ofrecer mejoras en la audición, pero no siempre revierte los efectos negativos que ya se hayan producido. Referencias Sharma, A et al. (2014). Cross-modal re-organization in adults with early-stage hearingloss. PLoS ONE, 9(2), e90594. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0090594 Glick, H. A., & Sharma, A. (2020). Cortical neuroplasticity and cognitive function in early-stagemild-to-moderatehearingloss: Evidence of neurocognitive benefit from hearingaid use. Frontiers in Neuroscience, 14, 93. https://doi.org/10.3389/fnins.2020.0009Peelle, J. E. (2018). Listeningeffort: Howthe cognitive consequences of acoustic challenge are reflected in brain and behavior. Ear and Hearing, 39(2), 204–214. https://doi.org/10.1097/AUD.0000000000000494 Sonia BajoAudióloga / Audioprotesista CV Autor Técnico Superior en Audiología Protésica.Diplomada en Logopedia.Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, en RV Alfa Centros Auditivos.Docente en el Máster de Audiología Universidad Europea Miguel de Cervantes.
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