Descenso frecuencial

23/01/2020 | Comparte:

Descenso frecuencial: una herramienta con muchas posibilidades

Autora: Sonia Bajo

Audióloga / Audioprotesista
Diplomada en Logopedia

La dificultad de entender conversaciones en ambientes ruidosos es uno de los principales problemas referido por las personas con hipoacusia usuarias de audífonos. En la actualidad, además de la tecnología aplicada a las soluciones auditivas existentes, el descenso frecuencial puede ser la clave para solucionar este inconveniente.

En los 90, Sonovation presentó un audífono analógico con reducción de frecuencia (Simpson 2009). Sin embargo, el momento clave para el desarrollo de esta tecnología fue en 2006, cuando Widex™ incorporó el «Extensor de Audibilidad» en sus audífonos.

En la actualidad, todos los laboratorios, en una modalidad u otra, implementan sistemas de «reducción de frecuencia o descenso frecuencial» en sus audífonos.

¿Por qué era necesaria una herramienta de estas características?

El desarrollo de una herramienta de estas características obedece a la evidencia, consolidada en la última década a través de estudios e investigaciones, de la importancia que tiene la percepción de las frecuencias altas (por encima de 3000- 4000 Hz) en la identificación de las cualidades de la voz, localización de la fuente de habla, identificación del hablante y en el desempeño en la comprensión del habla en ruido (Monson et al, 2014). Estos estudios demuestran cómo mejora la discriminación en ruido cuando se realizan mejoras en la percepción de altas frecuencias (Levy et al 2015).

También exponen cómo la percepción insuficiente de altas frecuencias conlleva efectos negativos en la producción del habla, en el desarrollo del lenguaje y en la ratio de aprendizaje de palabras en los niños, condicionando su desarrollo (Pittman 2008).

Por encima de 3000 Hz se encuentran aproximadamente el 25% de las claves para reconocer el lenguaje hablado (Gaster et al., 2012). Dependiendo del grado y del tipo de pérdida auditiva, se corre el riesgo de no percibir consonantes con gran cantidad de energía aguda, como en el caso de las fricativas /f/ /s/ /th/, fonemas que contienen mucha información por encima de 4000 Hz. Los sonidos consonánticos oclusivos, fricativos y africados poseen gran parte de energía en frecuencias agudas, de manera que en las personas con pérdida auditiva en frecuencias agudas, su nivel de comprensión en situaciones de ruido está directamente relacionada con su promedio de pérdida entre las frecuencias 2000 Hz y 6000 Hz (Salorio et al 2017).

Es una obviedad recordar que, a pesar de que las hipoacusias son variables en grado y tipo, aquellas con afectación en altas frecuencias son la forma más común de hipoacusia.

A esta realidad se suman tres factores que hacen inviable la restauración de la percepción de estas frecuencias con amplificación en muchas adaptaciones. Los motivos por los que la audibilidad de las frecuencias agudas puede no ser restaurada de forma óptima son esencialmente tres:

Limitaciones debidas a la existencia de zonas no funcionales en la cóclea: Zonas Cocleares Muertas. Moore definió las ZCM como «Áreas de la membrana basilar donde las células ciliadas internas (CCI) y/o las neuronas presentan escasa o nula funcionalidad» (Moore 2001). En ZCM en frecuencias agudas la amplificación no permitirá acceso a la percepción del sonido.

Limitaciones electroacústicas de los auriculares y los micrófonos de los audífonos, con limitaciones en el oído por encima de 5000 Hz.

Limitaciones marcadas por el perfil audiométrico y la necesidad, en ocasiones, de combinar esa amplificación con ventilación debido a patologías del oído y/o umbrales conservados en frecuencias graves. Para los pacientes que presentan hipoacusias importantes en altas frecuencias es complicado llegar a obtener la ganancia requerida para dichas frecuencias sin introducir distorsión y/o feedback. Esta dificultad es aún mayor si además es necesaria la ventilación del CAE.

Ante el primer supuesto, cuando el audiólogo se encuentra ante una ZCM en frecuencias agudas, no hay duda en utilizar el descenso frecuencial como herramienta para permitir el acceso a dicha información. Este fue en origen la razón principal del desarrollo de esta herramienta.

Sin embargo, los audiólogos no siempre somos conscientes de las posibilidades de aplicación en los otros supuestos.

© Imágenes Greg Dunn.

Uso de descenso frecuencial en adaptaciones con limitaciones electroacústicas.

En la actualidad, el desarrollo de la tecnología digital ha permitido ampliar el ancho de banda de los audífonos, encontrando audífonos con procesamiento de sonidos hasta 12000 Hz (Susan Scollie, Mueller, 2013). Si esto es así, el audioprotesista puede suponer entonces que la audibilidad de los sonidos agudos está garantizada. ¿Es realmente así?

GRÁFICAS. 1, 2 y 3

«Full on Gain Reference Test» de tres audífonos de gama alta actuales. Obsérvese la curva de ganancia en altas frecuencias.

Los estudios demuestran que los pacientes con hipoacusia adaptados con audífonos no obtienen el mismo beneficio de la ganancia por encima de 3500 hasta 9000 Hz, que de la ganancia en las frecuencias por debajo de 3500 Hz (Hornsby et al., 2011).

Reproduciendo las palabras de Gus Mueller (1) al ser preguntado sobre este aspecto:

«El procesamiento digital de los audífonos incluye sonidos hasta 12000 Hz. Pero ¿significa esto que la adaptación aporta habla audible por encima de 4000 Hz? […] Los estudios actuales muestran limitaciones para adaptar la ganancia objetivo en 4000 HZ y por encima» (Aazh, Moore & Prasher, 2012; Alworth, Plyler, Reber & Johnstone, 2010)».

Que los procesadores de los audífonos puedan detectar y trabajar con sonidos hasta 12000 Hz no significa que la ganancia en el oído del paciente esté asegurada para estos sonidos.Asimismo, existen otros motivos por los que se producen limitaciones electroacústicas en altas frecuencias:

— Adaptaciones con tubo fino por conductos auditivos muy estrechos donde no es posible otra opción o el paciente estéticamente no acepta otra opción.
— Limitaciones en el ancho de banda de los auriculares de más potencia para pérdidas severas (el ancho de banda de los audífonos disminuye según aumenta la potencia de estos).
— Grandes desequilibrios entre frecuencias que impiden el uso de auriculares suficientemente potentes para cubrir los requerimientos de ganancia en frecuencias agudas al tener preservadas frecuencias graves.
— Limitaciones económicas, que impiden al paciente acceder a gamas altas de audífonos. Las gamas más básicas ven en ocasiones limitado el ancho de banda con relación a las gamas altas.

En conclusión, la audibilidad de las frecuencias superiores a 3500-4000 Hz, como hemos revisado al inicio de este artículo, es fundamental para la discriminación del habla, especialmente en ruido. Sin embargo, aun cuando sobre la base teórica un audífono pueda cubrir las necesidades de ganancia en dichas frecuencias, debemos verificar el acceso a estos sonidos.

La forma de verificarlo será las medidas de sonda en oído real (Medidas REM).

FIGURAS 1 y 2
Medidas de la sonda en oído real (REM).

Revisemos el ejemplo que aparece en las figuras 1 y 2.

Tras la verificación en oído real de la entrada de sonidos medios (65 dB), observamos la curva de ganancia medida en el oído (línea lila continua).La ganancia aportada por el audífono coincide en su mayor medida con los objetivos prescritos (línea lila discontinua) hasta la frecuencia 4000 HZ. A partir de este punto observamos la limitación electroacústica del auricular/audífono para cubrir la pérdida.

La línea continua naranja es el registro del sonido /sh/ a 65 dB y la línea continua azul el registro del sonido /s /, sonidos usados junto a la medida de habla (sonido ISTS) en la verificación de la audibilidad en frecuencias agudas. Queda patente la falta de audibilidad que presenta esta adaptación en los sonidos por encima de 4000 Hz.

La paciente a la que pertenecen estos registros se encontraba muy satisfecha con el rendimiento de los audífonos que se le acababan de adaptar. Sin embargo, refería grandes dificultades para entender en situación de ruido a pesar de las mejoras significativas de su calidad de audición en el resto de las situaciones. «En situaciones de ruido oigo, pero no entiendo».

Después de la verificación de la falta de audibilidad a partir de 4000 Hz, se utilizó el descenso frecuencial para favorecer la percepción de dichos sonidos. Tras probarlo unas semanas, la paciente percibió mejoría en situaciones de ruido. En las pruebas de validación, mejoró los resultados de la prueba Gasp y se registró un incremento del 17% de la discriminación en ruido en campo libre.

Es seguro que los audiólogos que realizan pruebas en oído real para la verificación de la adaptación están acostumbrados a detectar estas caídas en algunos de sus registros: son caídas imposibles de corregir.

Este será el criterio que el audiólogo utilizará para decidir si es necesario el uso de descenso frecuencial: si tras la verificación en oído real en las mejores condiciones posibles (audífonos/moldes correctamente seleccionados y ajustados, programación correcta) se observa falta de audibilidad en frecuencias agudas, se utilizará el descenso frecuencial para hacer audibles dichas frecuencias.

Se debe evitar tomar una decisión sobre la aplicación o no del descenso frecuencial basándose en la severidad de la pérdida o en la existencia o no de caída en frecuencias agudas.

Como se observa en el ejemplo y se ha explicado en este texto, la falta de audibilidad puede ocurrir por las características del audífono aun en pérdidas moderadas, planas o sin grandes caídas en frecuencias agudas.

© Imágenes Diatec.

Uso de descenso frecuencial en adaptaciones con limitaciones debidas al perfil audiométrico: necesidad de ventilación y /o realimentación.

Cuando se habla de limitaciones de amplificación por feedback, no se debe entender el descenso frecuencial como una alternativa ante un molde mal ajustado o una carcasa con ajuste deficiente sellada de forma deficiente. El feedback producido por un molde que ajusta sellado incorrectamente o una carcasa mal ajustada debe ser gestionado de manera apropiada: trabajando sobre el molde y la carcasa para que se ajuste de forma óptima al CAE.

Las limitaciones a las que alude este supuesto son aquellas que no se pueden corregir por exigencias de la adaptación: necesidad de ventilación amplia por motivos médicos (infección, tímpano perforado, etc.) o imposibilidad de aportar la ganancia requerida en frecuencias agudas sin introducir distorsión o feedback ante determinados conductos, incluyendo cavidades radicales con acústica muy alterada. En estos supuestos puede ocurrir que no sea posible dar la intensidad necesaria en frecuencias altas sin ocasionar retroalimentación.

Al igual que el ejemplo anterior, se puede aplicar el descenso frecuencial para hacer audibles las frecuencias agudas que, por las condiciones expuestas, quedan fuera del rango auditivo del paciente de acuerdo con la verificación objetiva en oído real.

Analicemos un nuevo caso real. Se trata de un paciente operado de colesteatoma con supuración activa en oído izquierdo, único oído susceptible de ser adaptado. Se trata de una cavidad operada con morfología anómala. OD contraindicado y sin discriminación. Prescripción por parte de su ORL de adaptación protésica con molde duro con ventilación de 2 mm o mayor para favorecer la ventilación del conducto.

Se comprobó el resultado de la prueba antifeedback tras verificar la correcta abertura del molde, prescrita por su ORL, con la medida REOR. La ganancia del audífono a partir de 1800 Hz quedaba por debajo de los objetivos.

Nos encontramos ante un caso extremo, ya que la única opción en este paciente es la adaptación de un audífono debido a la existencia de otras complicaciones médicas. Es usuario de sistema BICROS.

Tras la implementación del descenso frecuencial, la valoración subjetiva del beneficio del uso del audífono mejoró significativamente. En las pruebas de validación, el paciente mejoró un 18% la discriminación con audífono.

En conclusión, tras la evidencia de la importancia de la percepción de sonidos agudos para la discriminación en ruido, los audiólogos cuentan con herramientas avanzadas de descenso frecuencial en las adaptaciones y con equipos de verificación de la audibilidad de dichas frecuencias que permiten mejorar significativamente el resultado con audífonos.

Puede ser buena idea, no solo tener en cuenta estas aplicaciones del descenso frecuencial en futuras adaptaciones, sino también en los protocolos de revisión de adaptaciones ya realizadas, de manera que sea parte de la rutina de trabajo la verificación de la audibilidad en altas frecuencias. Esto debe incluir la verificación de los sonidos /sh/, /s/ y la revisión del uso del descenso frecuencial, especialmente en aquellos pacientes que expresen mayores dificultades en situaciones de ruido.

Referencias

(1) The Ins and Outs of Frequency Lowering Amplification. Susan Scollie & Mueller 2013.
Audibly Improving Access to High-Frequency Sounds. Jason Galster, PhD, CCC-A, Susie Valentine, PhD, Andrew Dundas, Kelly Fitz, PhD, 2012.
The effects of hearing loss on the contribution of high- and low frequency speech information to speech understanding. II. The Ins and Outs of Frequency Lowering Amplification. Susan Scollie, 2013.
Effects of degree and configuration of hearing loss on the contribution of high- and low -frequency speech information to bilateral speech understanding. Benjamin W. Y. Hornsby et al., 2011.
High-Frequency Amplification and Sound Quality in Listeners With Normal Through Moderate Hearing Loss. Journal of Speech Language and Hearing Research 51(1):160-72 · March 2008.
Frequency Lowering Ten Years Later – New Technology Innovations. Joshua M. Alexander, PhD. Audiology Online. 2016.
Contribution of high frequencies to speech recognition in quiet and noise in listeners with varying degrees of high-frequency sensorineural hearing loss. J Speech Lang Hear Res. Amos NE, Humes LE. 2007.

Autor:
Sonia Bajo
Audióloga
Diplomada en Logopedia.

Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.
Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, Audiología Infantil y Tercera Edad.
Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

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El último aspecto a considerar en relación con la discapacidad auditiva en las residencias se refiere a las condiciones en las que se desarrolla el intercambio comunicativo. En estos centros, la atención a menudo se produce en entornos ruidosos. Los residentes pasan muchas horas de la jornada en áreas comunes con tráfico de personas y ruido: televisión, carritos de equipos, comunicación entre cuidadores, conversaciones entre residentes, etc. En un estudio realizado por Wenstein (2018)[5], el nivel medio de ruido encontrado en las áreas comunes fue de 64 db y el pico de ruido a la hora de comer fue superior a 90 db. Estos índices de ruido suponen un desafío en la comunicación para cualquiera. Como se menciona unas líneas más arriba, la prevalencia de deterioro cognitivo en los mayores residentes en estos centros es alta. Mc Creedy et3 al. indican que esto se traduce en una menor capacidad para adaptarse al habla degradada por el ruido. Es por ello que esta población puede ser especialmente vulnerable al no entender el habla en ambientes ruidosos, lo que junto con otras condiciones que también pueden estar presentes (depresión, dolor crónico) disminuyen la motivación para esforzarse en atender. Es un objetivo para las residencias controlar el ruido en las instalaciones. Medidas como utilizar materiales absorbentes en las áreas comunes, disponer de lugares tranquilos más privados para actividades conversacionales y tener en cuenta la disposición del mobiliario pueden mejorar en parte este aspecto. Sin embargo, las investigaciones evidencian la relevancia del modo de comunicación de los cuidadores, quienes parecen desconocer el impacto del ruido de fondo. La capacitación del personal asistencial vuelve a ser indispensable en este punto, siendo necesaria la concienciación e instrucción en estrategias de comunicación con personas con discapacidad auditiva. Un resumen de estas serían[6]: — Llamar la atención del usuario antes de comenzar a hablarle, tocándole con suavidad el hombro o alzando la mano. — Conocer (todo el personal) el modo de comunicación preferido por el paciente (verbal, escrito, apoyado en lectura labial, lengua de signos…). — Posicionarse frente al paciente cuando se le hable, preferiblemente a la altura de los ojos antes de comenzar. — No girar la cabeza durante la conversación, ni empezar a andar mientras se sigue hablando. — Evitar la comunicación en entornos ruidosos, intentar retirarse antes de la comunicación a zonas menos expuestas al ruido. — Complementar el discurso con lenguaje gestual. — Estar atento a las expresiones faciales del residente que puedan hacer sospechar que no está entendiendo. — Buscar la iluminación de la cara. Intentar que la luz directa o la de lámparas ilumine la cara de la persona que va a hablar con el residente para facilitar el apoyo de la lectura labial. — Hablar ligeramente más alto de lo normal y más despacio, realizando paradas entre frases largas. — Dar pistas si se cambia de tema de conversación, con frases como «ahora te voy a hablar de…». Un cambio de tema sin aviso previo puede confundir al residente. — Utilizar un lenguaje sencillo. Tsuruoka et al. estudiaron la calidad de vida de los mayores con discapacidad auditiva en las residencias. Este estudio concluía que la calidad de vida de los residentes aumentaba con el uso de audífonos. El sentimiento de felicidad era alto cuando se habían adaptado a su instalación y habían logrado tener buena relación con el personal y otros residentes. Es indudable la importancia de la comunicación para este logro. Es necesaria la adaptación de audífonos a aquellos residentes con discapacidad auditiva no tratada, ya que sus beneficios están demostrados. Los profesionales con una trayectoria prolongada habrán experimentado situaciones en las que, tras proporcionar atención durante años a alguno de sus pacientes, estos hayan ingresado en residencias. Es común que posterior a este cambio, la familia lleve los audífonos a revisión. Es igualmente común comprobar el deterioro del audífono por deficiente mantenimiento y la reducción del número de horas en los datos de uso. Poniendo en valor el servicio que los audioprotesistas proporcionamos en el ámbito de la salud auditiva y analizando las dificultades que se dan en las residencias, todos los estudios revisados en este artículo concluyen que la figura del audioprotesista debería estar presente en el equipo multidisciplinar que atiende a los usuarios de residencia, con funciones de formación del personal y asesoría. 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Sonia Bajo CV Autor Técnico Superior en Audiología Protésica.Diplomada en Logopedia.Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, en RV Alfa Centros Auditivos.Docente en el Máster de Audiología Universidad Europea Miguel de Cervantes.

2014 -2024 Fiesta de aniversario

Celebramos diez años de compromiso e ilusión. Y por fin llegó el tan deseado día de la celebración de nuestro décimo aniversario. Amaneció despejado, luminoso, un precioso día de febrero. Las primeras horas fueron una mezcla de nervios e ilusión para que todo saliera a la perfección, tal y como nuestros notables invitados merecían. A las 13:30, con puntualidad británica, comenzaron a llegar los primeros asistentes al lugar elegido para la ocasión: el Rincón Secreto de Salvador Bachiller, un encantador espacio clandestino que ni te imaginas cuando accedes a una de las tiendas más emblemáticas de la firma situada en pleno barrio de Salamanca. La decoración y el ambiente nos trasladaron mágicamente a un salón de té inglés en el que se respiraba una atmósfera distendida y de celebración. El evento logró reunir, una vez más, a todos los representantes del sector de la Audiología que, de nuevo, nos mostraron su cariño, su apoyo incondicional y su reconocimiento como publicación líder del mercado. Eduardo Morán, Decano del Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas y subdirector de Gaceta Audio, dedicó unas entrañables palabras a todos los presentes, en agradecimiento por la acogida y fidelidad demostradas en estos diez años. Desde su lanzamiento, la revista se ha destacado como una fuente de conocimiento, investigación y divulgación en el campo de la Audiología, bajo un compromiso firme de excelencia e innovación. Con una década de constante trabajo y superación a sus espaldas, el equipo editorial y los colaboradores de la revista afrontan el futuro con renovada determinación y entusiasmo, comprometidos para seguir siendo líderes muchos años más. Y así quisieron subscribirlo: al son de la Traviata, como ya es tradición, elevaron las copas para brindar por todo lo compartido hasta hoy y por aquello que está por venir. Después de degustar una deliciosa tarta conmemorativa del 10º aniversario, los asistentes pudieron participar en un taller práctico de cócteles y experimentar preparando los mejores combinados, al más puro estilo «Tom Cruise» en la famosa película de los 90’. Finalmente, cóctel en mano, pudimos disfrutar de la música y de la compañía, apurando un extraordinario día para el recuerdo. ¡Gracias a todos por compartirlo con nosotros! Nos acompañaron los responsables de las principales compañías de la Audiología en España: Bernafon, CGCOO, Diatec, GN Hearing Care, Lyceum, Natus Medical, Oticon, RV Alfa, WS Audiology y colaboradores. Cóctel en mano, pudimos disfrutar de la música y de la compañía, apurando un extraordinario día para el recuerdo.

El eterno estigma de la pérdida auditiva. ¿Cómo lo gestionan nuestros pacientes?

Se ha escrito mucho acerca de los efectos colaterales de la pérdida auditiva y su repercusión en diferentes esferas de la vida familiar, social y laboral. Actualmente, proliferan en diferentes foros términos como «sociedad inclusiva» o «educación inclusiva», modelos ambos que pretenden prestar especial atención a las demandas y necesidades de los colectivos más vulnerables a la marginalidad y la exclusión social. Podría considerarse que las personas con pérdida auditiva no se encuentran entre los colectivos más castigados por el estigma pero… ¿qué tal si les preguntamos a ellas? Un artículo publicado en el Southern Communication Journal en 2020 por Brittany N. Lash y Donald W. Helme aborda algunos de estos aspectos, a saber, cómo gestionan nuestros pacientes el estigma que se asocia a la pérdida auditiva y cómo se enfrentan a experiencias y actitudes estigmatizantes. Es evidente que la hipoacusia tiene repercusiones claras en la calidad de vida de las personas que la padecen. El estigma puede manifestarse de muy diferentes formas y afectar directamente al bienestar emocional, a la participación en actividades sociales y al acceso a oportunidades laborales y educativas. Pero, en opinión de los autores de este artículo, de poco sirven las generalidades si lo que se pretende es poner en marcha intervenciones efectivas y promover la inclusión. Para ellos, lo más importante es conocer de primera mano las experiencias individuales y las respuestas de nuestros pacientes a sus retos diarios en todos los ámbitos. No son pocos los pacientes que ocultan su déficit auditivo en el entorno laboral, con el fin de no mermar sus oportunidades de promoción, lo que implica una dosis añadida de estrés y fatiga. Si analizamos en detalle los tipos de estigma a los que deben enfrentarse día a día los pacientes con pérdida auditiva, podríamos describir varios. Los más destacados son: a) Estigma laboral: con mucha frecuencia nuestros pacientes tienen que hacer frente a la discriminación en su puesto de trabajo, básicamente debido a prejuicios y a percepciones erróneas sobre su capacidad para desempeñar tareas laborales varias. Dichos prejuicios y percepciones pueden tener manifestaciones de diferente índole, que van desde la negación de oportunidades de empleo hasta la falta de promoción laboral dentro de una misma empresa o a la exclusión de actividades laborales debido a la carencia de adaptaciones adecuadas. Los que trabajamos a diario con pacientes que sufren pérdida auditiva conocemos de primera mano las dificultades laborales a las que se enfrentan: falta de teléfonos adaptados, atención al público con hilo musical que dificulta su inteligibilidad, reuniones en lugares de acústica deficiente, etc. No son pocos los pacientes que, incluso, ocultan su déficit auditivo en el entorno laboral, con el fin de no mermar sus oportunidades de promoción, lo que implica una dosis añadida de estrés y fatiga. b) Estigma social y cultural: si bien está más presente en el ámbito comunitario, es decir, en actividades sociales o eventos más o menos multitudinarios (fiestas, reuniones familiares, congresos o conferencias, etc.), en no pocas ocasiones se manifiesta en entornos sociales más restringidos, incluso dentro del ámbito familiar más cercano. Con frecuencia, las personas con hipoacusia son excluidas de ciertas conversaciones o actividades a causa de sus dificultades de comunicación, o experimentan una considerable falta de comprensión o empatía por parte de otros miembros de la comunidad. También aquí los que trabajamos con personas con hipoacusia sabemos lo difícil que es para ellos disfrutar de actividades de ocio cotidianas como ir al teatro o ir al cine. La mayor parte de nuestros pacientes con cierto grado de hipoacusia transitan por teatros y cines de sus ciudades para descubrir aquellos en los que se proyectan versiones originales con subtítulos o en los que existe una instalación de bucle magnético y funciona correctamente. Algunas estrategias personales para afrontar el estigma de la hipoacusia son el ocultamiento de la discapacidad o el desarrollo y potenciación de otras habilidades de comunicación. c) Estigma institucional: constituye, sin ninguna duda, otro gran desafío. ¿Pueden nuestros pacientes con hipoacusia hacer todos sus trámites administrativos fácilmente? La respuesta es no. La interacción con las instituciones y los sistemas sociales está lejos de ser fluida. Las personas con hipoacusia tienen problemas para entender a los funcionarios situados detrás de un mostrador que relatan instrucciones complejas sobre cómo rellenar formularios o peticiones, aunque recientemente se están haciendo esfuerzos por instalar bucles magnéticos fijos y portátiles en algunas instituciones públicas. Tampoco tienen facilidades en su periplo por el sistema de salud pública, en las consultas de atención primaria o en los hospitales, lo que incrementa exponencialmente su inseguridad y prácticamente les obliga a ir acompañados de personas normoyentes para poder realizar cualquier trámite. d) Estigma emocional: es claramente una consecuencia de todo lo anterior y de su impacto negativo desde el punto de vista psicológico y emocional. Sus manifestaciones pueden ser varias, aunque quizá las más descritas son la baja autoestima, la depresión, el aislamiento o la ansiedad social. Una vez más, los que trabajamos con la hipoacusia somos testigos ocasionales de este duelo y sus manifestaciones en forma de frustración, impotencia o sentimientos de inferioridad o incomprensión. A la vista de todo lo descrito, parece difícil que nuestros pacientes puedan desarrollar estrategias efectivas para hacer frente a un sinfín de situaciones que a todas luces parecen complejas. Britanny y Donald recopilaron esa información en su estudio preguntando directamente a los implicados sobre sus experiencias reales. Los investigadores diseñaron entrevistas cualitativas que permitieran a los entrevistados relatar sus experiencias, entre las que se registraron las del investigador principal, también hipoacúsico. Esta particularidad favoreció, según los investigadores, una interacción que eliminaba la barrera jerárquica entre entrevistador y entrevistado, y que ayudaba a asegurar que la percepción del estigma se entendía y se describía siempre desde el punto de vista del que la padece. En el estudio se entrevistó a 30 personas, 18 hombres y 12 mujeres, todos ellos con pérdida auditiva al menos moderada, y cuyas edades oscilaban entre los 18 y los 79 años. Tras la transcripción de las entrevistas y la organización de la información se describieron algunas estrategias para afrontar el estigma de la hipoacusia, que básicamente pueden desglosarse en dos grandes grupos: personales y globales. Entre las estrategias personales, cabe destacar las siguientes: a) Ocultamiento o revelación «selectiva»: como se ha mencionado previamente, algunas personas con pérdida de audición optan por ocultar su discapacidad, incluso durante toda su vida laboral. Aunque no es tarea fácil, a veces buscan sus recursos para hacerlo, tales como adaptarse audífonos de formato IIC, completamente insertados en el canal, acceder a puestos de trabajo en los que la interacción verbal con otras personas sea muy reducida o inexistente, o incluso, granjearse la amistad de un «ayudante» con audición normal al que «confiesan su pecado» para que les saque de los atolladeros cuando estos se presentan. Pero esta ocultación no se circunscribe exclusivamente al entorno laboral. Puede ser incluso que solo revelen su discapacidad en contextos específicos o a ciertas personas próximas de su entorno con las que se sienten cómodos y seguros. b) Desarrollo y potenciación de habilidades de comunicación: en cierto sentido, esta estrategia se encuentra en oposición con la anterior, por cuanto las personas con pérdida auditiva se esfuerzan en dar a conocer y desarrollar estrategias de comunicación efectivas para afrontar sus desafíos. Entre estas estrategias cabe incluir el aprendizaje de la lectura labial, la utilización de accesorios de conectividad u otros dispositivos y, sobre todo, la práctica de la comunicación clara y directa sobre sus necesidades auditivas, tanto en el ámbito laboral como en el ámbito personal, instruyendo a amigos, familiares y compañeros de trabajo sobre cómo comunicarse con ellos de manera más fructífera y funcional. c) Búsqueda de apoyo emocional: es la tercera y última de las estrategias personales descritas en el artículo y hace referencia a la exploración del entorno con el objeto de encontrar sinergias con otras personas con las que comparten experiencias similares. Aquí podrían incluirse grupos de apoyo presenciales o en línea, pequeñas asociaciones, páginas web, etc., cuyo contenido se publica en redes sociales y que constituyen foros de consulta, de consejo terapéutico o de divulgación de experiencias para mejorar la calidad de vida de los pacientes con hipoacusia. La atención a la diversidad y la concienciación sobre la discapacidad deben inculcarse desde el inicio, lo que apunta al sistema educativo como garante de la concienciación colectiva. Hasta aquí las estrategias de confrontación del estigma de la pérdida auditiva desde un punto de vista personal. Preguntando a los implicados sobre otras estrategias que podrían abordarse desde una perspectiva más global, se mencionan las siguientes: a) Educación y concienciación pública: la atención a la diversidad y la concienciación sobre la discapacidad deben inculcarse desde el inicio, lo que apunta al sistema educativo como uno de los primeros agentes responsables de la concienciación colectiva. Asimismo, las personas con pérdida auditiva que desempeñan profesiones con cierta visibilidad y responsabilidad pública o institucional, así como las organizaciones dedicadas a la salud auditiva en sus diferentes acepciones, pueden desempeñar un papel fundamental al compartir sus experiencias y ofrecer información precisa que permita combatir estereotipos y prejuicios. b) Promoción de la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad auditiva: desde una perspectiva más estrictamente institucional, resulta de vital importancia promover políticas y medidas legislativas que preserven los derechos de las personas con hipoacusia. La responsabilidad institucional radica también en impulsar políticas de creación de entornos más accesibles y libres de discriminación, promoviendo los recursos necesarios en entornos sociales y laborales (señalética en instituciones públicas y centros educativos, inversiones en mejor aislamiento acústico de oficinas y aulas, instalación de sistemas de ayuda auditiva, etc.). El presente estudio pone de manifiesto que, sin lugar a dudas, las personas con pérdida auditiva sufren un estigma que se fundamenta en una «devaluación» que experimentan muchas personas con discapacidad. Y la cuestión es que el estigma afecta a la comunicación y a la interacción entre la persona con hipoacusia y aquella que no la tiene. Partiendo de estudios previos como el de Meisenbach en 2010, los autores consideran que explorar directamente las experiencias vitales de las personas con hipoacusia desde su propia perspectiva es una herramienta fundamental a la hora de entender su identidad y el estigma de su discapacidad. No obstante, también mencionan las limitaciones de su estudio, en el sentido de que la participación en la investigación fue completamente voluntaria y, por tanto, cabe la posibilidad de que los sujetos entrevistados no percibieran el estigma de su discapacidad de la misma forma que los que no participaron, por ejemplo, porque no se sentían cómodos haciéndolo. También consideran importantes otros factores que pueden afectar a las conclusiones como el grado de hipoacusia, las características socioeconómicas o culturales o, incluso, la edad, y promueven en sus conclusiones futuros estudios que contemplen el análisis de estos factores y su implicación en la percepción del estigma. La responsabilidad institucional radica también en impulsar políticas de creación de entornos más accesibles, promoviendo los recursos necesarios en entornos sociales y laborales. Aparentemente, la sociedad empieza lentamente a tomar conciencia de esta problemática. El 3 de Marzo se celebra internacionalmente el Día Mundial de la Audición y estos han sido sus objetivos de comunicación principales este año: 1. Llamar la atención sobre las mentalidades y las ideas erróneas frecuentes en el tejido comunitario y entre los proveedores de atención de salud con respecto a los problemas de oído y de audición. 2. Ofrecer información exacta y basada en la evidencia para transformar la manera como el gran público percibe los problemas de oído y de audición. 3. Exhortar a los países y a la sociedad civil a combatir las ideas erróneas y las posturas estigmatizantes respecto de la hipoacusia como paso crucial para lograr un acceso equitativo al cuidado del oído y la audición. En conclusión, está claro que las estrategias individuales servirán a cada persona con discapacidad para poder afrontar sus desafíos de cada día con mayor o menor efectividad. Pero, sin duda, son las estrategias globales las que contribuirán con determinación a la aceptación social, a la inclusión y, en resumidas cuentas, a avanzar con paso firme en el camino hacia la igualdad de oportunidades. Las estrategias globales son las que contribuirán a la aceptación social, a la inclusión y a avanzar en el camino hacia la igualdad de oportunidades. Fuente: Brittany N. Lash& Donald W. Helme (2020) Managing Hearing Loss Stigma: Experiences of and Responses to Stigmatizing Attitudes & Behaviors. Southern Communication Journal, 85:5, 302-215, DOI: 10.1080/1041794x.2020.1820562 CV Autor Myriam GonzálezAudióloga / Audioprotesista Licenciada en Pedagogía y Máster de Logopedia. Técnico Superior en Audiología Protésica. Especializada en Audiología Infantil y Evaluación de los trastornos del PAC en RV Alfa Centros Auditivos. Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.