La oreja de Dionisio es una latomía o cueva artificial, realizada en piedra caliza y excavada en la colina de las Temenitas dentro del Parque Arqueológico de Neapolis, en la ciudad de Siracusa, en la isla de Sicilia, en Italia.
Es impresionante por su altura, ya que mide nada menos que 23 metros. Debe su nombre a su semejanza a una oreja humana y fue el pintor Caravaggio quien se lo atribuyó en 1586 durante una visita a Siracusa. Circulan varias leyendas en torno a esta grandiosa cueva.
Esta cueva goza de una sensacional acústica que permite agigantar cualquier sonido que se produzca en su interior.
La primera cuenta que Dionisio I de Siracusa, un célebre tirano, usaba la cueva como prisión y debido a su acústica, escuchaba los planes de sus prisioneros de guerra gracias a una abertura en el techo de la cavidad.
Otra leyenda asegura que Dionisio ordenó la construcción de dicha cueva para ampliar los gritos de sus prisioneros cuando eran torturados.
Y quizá la más acertada de todas, es la que mantiene que sirvió de caja acústica para producir efectos sonoros cuando se realizaban representaciones en el teatro griego que se encuentra muy próximo.
Esta cueva goza de una sensacional acústica que permite agigantar cualquier sonido que se produzca en su interior, haciendo que incluso un pequeño sonido resuene en la cueva, por lo que ha sido comparada con un audífono con un tubo flexible.