La tecnología

27/11/2020 | Comparte:

La tecnología, nuestro mejor aliado para el futuro

2020 ha sido un año de cambios, incertidumbres y retos

Autor: Sonia Bajo

Si hay algo que hemos aprendido durante este año, es que la forma de vivir nos ha cambiado. En nuestro ámbito, nos hemos visto especialmente afectados en cuanto a las nuevas condiciones que han debido afrontar nuestros pacientes con el uso generalizado y obligatorio de mascarillas, las cuales han alterado sustancialmente su comunicación con los que les rodean.

Con ellas, se ha atenuado la percepción de la señal auditiva e impide la visualización de los labios, que les resultaba de gran utilidad para terminar de comprender los mensajes. Es el momento de valorar cómo la tecnología juega a nuestro favor.

2020 está siendo un año de cambios, incertidumbres y retos. De entre estos cambios, la irrupción de las mascarillas como elemento imprescindible en cualquier ámbito de nuestra vida ha afectado especialmente al colectivo de personas hipoacúsicas.

Tras siete meses de pandemia, han sido publicados numerosos estudios analizando la degradación de la señal del habla por el uso de las mascarillas y el efecto que genera en la comprensión la desaparición de la lectura labial como elemento visual de apoyo clave cuando las pistas auditivas son insuficientes para discriminar el habla. Con gran acierto, los fabricantes de audífonos han publicado guías para los audioprotesistas, recomendando la creación de programas especiales para la escucha a interlocutores que usen mascarillas. Son guías detalladas, indicando ajustes de ganancia y parámetros a modificar de acuerdo con las características de sus productos para compensar, dentro de lo posible, la pérdida de energía en determinadas frecuencias que provoca la mascarilla. NAL (The National Acoustics Laboratory) ha publicado recomendaciones en este sentido, para los audífonos que utilicen su método prescriptivo. Así mismo, se han publicado consejos para los pacientes y guías de manejo y colocación de mascarillas portando audífonos.

Paralelamente, se ha acelerado el trabajo de los fabricantes para ofrecer y/o perfeccionar herramientas para realizar ajustes en los audífonos en remoto, a través de sus programas y aplicaciones. Estas herramientas permiten la asistencia a nuestros pacientes aun cuando no deseen o no puedan desplazarse a nuestro centro. Resound Assist, Oticon Remote Care, Widex Remote Care son herramientas que los audioprotesistas hemos asumido en la rutina del gabinete. En las agendas diarias de 2020 conviven las citas presenciales con las citas virtuales.

El desarrollo de la tecnología nos ha posibilitado contar con una base de datos digitalizada de impresiones de los oídos de nuestros pacientes gracias a Otoscan®,permitiéndonos realizar fabricaciones a media de moldes, adaptadores y audífonos sin que el paciente se desplace a nuestra consulta.

Pero volviendo a las dificultades que la pandemia ha impuesto, como consecuencia de estas circunstancias tan especiales, durante estos meses se ha constatado que las personas que presentan hipoacusia reclaman más que nunca maximizar su potencial auditivo. En resumen: nos exigen que sus posibilidades auditivas estén correctamente aprovechadas, para poder afrontar estas circunstancias adversas en las mejores condiciones posibles.

El discurso de los pacientes ha pasado del «yo no me adaptaré hasta que ya no me pueda manejar» a la visita urgente para resolver lo antes posible sus dificultades ya que ahora, por las circunstancias (mascarillas, pantallas, distancia social…) han «dejado de manejarse».

En otras palabras: nunca nuestros pacientes habían valorado tanto la necesidad de oír bien, al tiempo que nunca habían sido tan conscientes de lo incapacitante de sus problemas auditivos. Los confinamientos, el aislamiento en las casas, la necesidad de acceder a la información que nos llega por medios audiovisuales, el teletrabajo, el protagonismo de la comunicación por teléfono o videollamada para mantener el contacto con seres queridos y amigos han puesto contra las cuerdas al colectivo de personas con dificultades de audición.

Oticon Remote Care una herramienta para: realizar citas de seguimiento, asistencia en línea para ajustes y dar soporte a los usuarios con sus nuevos audífonos.

Las revisiones anuales, normalmente rutinarias, ahora se presentan como desafíos impuestos por los propios pacientes que depositan en nosotros su confianza para mejorar su situación auditiva. Es nuestra responsabilidad responder a esta confianza con la mejor atención posible. «Tenemos que conseguir que su visita a nuestro centro haya merecido la pena y hayamos ofrecido todas las soluciones posibles a sus demandas» (Roselló 2020).

Esta atención comienza por implementar protocolos actualizados de adaptación y de revisión. «Con el uso de protocolos, se reduce el impacto de las adaptaciones de baja calidad y confort, tan relacionado con la devolución de audífonos» (SooHee, 2016).

Los protocolos deben incluir herramientas para detectar necesidades. Muchos pacientes al ser interrogados durante las revisiones sobre sus necesidades individuales tienen dificultad para exponer sus experiencias, no se expresan con claridad o simplemente se quedan en blanco y contestan generalidades.

Cuestionarios tipo HHIE o APHAB permiten al paciente una «reflexión ordenada» sobre sus problemas de audición. La detección de las necesidades permitirá al audiólogo estudiar la manera de corregirlas: proponer soluciones concretas para dificultades específicas de las que el mismo paciente es consciente y que mejoren su calidad de audición. Las soluciones podrán pasar por la renovación de sus audífonos, reajustes de los actuales siguiendo las guías de programación para paliar los efectos de las mascarillas, implementación de accesorios de conectividad y ayudas técnicas, recomendación de entrenamiento auditivo, consejos para controlar el ambiente auditivo y favorecer la comunicación y/o counseling.

Affinity Compact, Diatec / Interacoustics, una solución de adaptación de audífono modular. Con el software Affinity Suite, ofrece audiometría, prueba de audífonos, medición en oído real y Visible Speech Mapping en un paquete compacto.

Los fabricantes de audífonos y de equipos de electromedicina han facilitado nuestra labor sustancialmente en los últimos años. Es de sobra conocido el valor de las medidas REM a la hora de adaptar audífonos y revisar las adaptaciones ya realizadas cuando estas no son satisfactorias. «La evidencia en los estudios, respalda el uso de la medida REM en términos de calidad de ajuste y beneficio para el paciente. Esta evidencia es clara y concluyente» (Douglas et al, 2017).

La adaptación de un audífono con la ayuda de medidas REM estará basada en la evidencia objetiva y será un punto de partida verificado y optimizado. La adaptación no verificada a través de medidas REM será un punto de partida desconocido.

Lo mismo ocurre cuando realizamos cambios de programación en pacientes que solicitan ajustes tras expresar las dificultades que experimentan con su adaptación actual. Si tras comprobar el correcto funcionamiento del audífono y si ha habido cambios en los umbrales audiométricos, no se encuentra el origen de las dificultades, será necesaria la verificación objetiva de esa adaptación a través de las medidas REM. Cualquier ajuste realizado «a ojo de buen cubero», sin medir sus efectos sobre el oído real del paciente podrá generar fácilmente visitas recurrentes y que el audiólogo se vea inmerso en un proceso de «ensayo-error» poco efectivo para el paciente, además de poco rentable para el centro audiológico que tiene que destinar parte de su horario de atención a este tipo de citas. Es razonable suponer que, en las condiciones actuales, estas visitas reiteradas no son posibles o simplemente, nuestros pacientes preferirían no tener que realizarlas por el riesgo a un posible contagio.

Por ello, ahora más que nunca, como audiólogos, tenemos que aprovechar al máximo la confianza que demuestran nuestros pacientes acudiendo a nuestros centros haciendo que estas visitas «merezcan la pena». Debemos aprovechar las herramientas tecnológicas y de formación a nuestra disposición para ser capaces de ofrecer siempre al paciente la mejor solución. Es aquí donde, de nuevo, la tecnología nos está brindando herramientas que hace tan solo unos años eran inimaginables.

Se exponía unas líneas más arriba la relevancia de las medidas REM. Sin embargo, a pesar de su utilidad reconocida, en palabras de L. Douglas (2017) «pocos audiólogos utilizan estas medidas en su práctica diaria», tan solo entre un 20-30% según Mueller y entre un 10-15% según estudios del propio L. Douglas.

Las razones aludidas para no realizar la verificación de la adaptación o los ajustes a través de REM pasan por el coste de los equipos, la supuesta «complejidad del proceso» o la falta de tiempo. Algunos audiólogos justifican la no realización de las pruebas REM con la priorización de la opinión y preferencias del paciente sobre unos ajustes basados en medidas objetivas del sonido, y relegan la utilización de estas medidas a casos complejos o especiales. Este argumento es poco convincente ya que la sensación subjetiva del paciente sobre su audición cuando se usan las medidas REM no está reñida con la sensación subjetiva deseada por el usuario de audífonos

Con relación al tiempo empleado, realizar la medida REM no lleva más de 10 o 15 minutos. En las adaptaciones donde no se usa REM, puede superarse con creces este tiempo con el proceso «ensayo-error» que genera una adaptación no verificada.

Una vez más, los laboratorios han allanado el camino desarrollando herramientas que permiten realizar las medidas REM de forma automatizada. Dentro del programa de adaptación de cada fabricante encontramos esta opción: REM AutoFit de Oticon, Smart FitAutoREM de GNResound, Bernafon Rem Autofit, que constituyen buenos ejemplos de esta herramienta. Aunque las medidas «AutoREM» no son novedosas (surgieron en el año 2000) han recobrado protagonismo cuando HIMSA desarrolló la tecnología necesaria para la comunicación directa entre el software de adaptación Noah de cada fabricante y el software de medición de oído real de Noah (IMC2). Es decir, no es necesario salir del programa del fabricante durante la adaptación para realizar las medidas REM con el equipo del que se disponga.

El enfoque automatizado de adaptación a los objetivos de la fórmula prescrita (AutoREM) concede a los audiólogos la oportunidad de realizar las medidas REM de forma guiada y sencilla siguiendo los pasos a través del software del fabricante. Emplea menos tiempo, ya que los ajustes que en la medida REM convencional debe hacer el audiólogo manualmente, son realizados y verificados de forma automática por la herramienta. Con este sistema automatizado, la única labor realizada por el audiólogo será la inserción de la sonda y los audífonos cuando el programa lo pida, e incluso este paso, cuenta con soporte para que no se produzcan errores.

Estas herramientas REM automatizadas resuelven gran parte de los inconvenientes que anteriormente se expusieron como causa del bajo porcentaje de adaptaciones realizadas con el soporte de estas medidas y permiten que, dentro de los protocolos de adaptación, los ajustes a través de REM se integren como lo que deben ser: fundamentales. Los audiólogos poco experimentados encontrarán en AutoREM un gran aliado que les permitirá sentirse seguros en la realización de estas pruebas.

Es importante recordar que estas medidas no son solo útiles al adaptar un audífono por primera vez. En el protocolo de revisiones actuales, entendiendo que los pacientes no se encuentran en la misma disposición para acudir al centro, la medida REM aportará una medición objetiva de lo que ocurre y los ajustes se realizarán sobre esta.

La pandemia ha puesto en valor la atención audiológica, se han abierto nuevas oportunidades en nuestros gabinetes. Los pacientes acuden más proclives a renovar sus antiguos audífonos para mejorar su audición, a adquirir nuevas unidades para contar con audífonos de repuesto o a adquirir ayudas técnicas para mejorar situaciones adversas.

En palabras de Powers. T. et al. tras su estudio sobre la relación entre el uso de audífonos y la calidad de vida «la tecnología moderna de audífonos mejora la calidad de vida de los pacientes en mayor medida de lo que se mostraba en estudios anteriores […] Una audición mejor es una vida mejor».

Estas palabras de 2019 tienen en 2020 aún más sentido y los audiólogos debemos responder a la confianza depositada en nuestro trabajo proporcionando al paciente el mejor servicio posible. Ahora nos reclaman más que nunca y debemos responder mejor que nunca.

La tecnología nos brinda herramientas de gran ayuda. Como audiólogos tenemos que estar a la altura, formarnos en los nuevos avances, estudiar las soluciones (ayudas técnicas, aplicaciones…) para conocer todas las alternativas y poder instruir correctamente al paciente en su uso. El trabajo del audiólogo requiere de una formación continuada en productos, en equipos y su manejo, y en protocolos, que deben actualizarse al mismo ritmo que la tecnología se desarrolla. El impulso de la tendencia online, a la que nos hemos visto obligados en todos los ámbitos de la vida, también nos favorece al haber aumentado la oferta online en formación audiológica.

Cada persona que acuda a nuestro centro debería salir convencida de que le ha merecido la pena y lo hará si nuestra intervención sirve para mejorar su calidad auditiva y, por ende, su calidad de vida.
Quizás dentro de todo lo negativo que esta pandemia ha traído, la audiología pueda sacar algo positivo: ser reconocida como actividad indispensable para la calidad de vida de las personas, alejándose de esa perspectiva «de negocio» que tanto ha dañado la confianza de los pacientes en nuestra labor.

Referencias

How do medical masks degrade speech perception? Hearing Review, 27 (5), Goldin, A., Weinstein, B. E., & Shiman, N. (2020).

The masking dilemma: Helping patients communicate during COVID-19. Phonak Field Study News. Appleton, J., & Voss S.C., (2020).

Mask program Guide: How to help Hearing aid Users overcome the challenges of face masks. OTICON 2020.

Creating a mask program in Phonak hearing aids: Step by Step guide. Phonak Pro 2020.

«Ayuda a tus pacientes a que entiendan mejor a las personas que usan mascarilla». GN Resound 2020.

Improving communication with face masks. White paper Author: Eric Branda, AuD, PhD. Signia.

How you can help communication when face masks are needed. www.widexpro.com

NAL Adjustments to overcome the effect of face mask for hearing aid users. Sept, 2020. www.nal.gov.au

Easy, Fast, and Accurate: Hearing Aid Fittings via an Automated REM System Using IMC 2. June 2017 By Douglas, Crowe et al. The Hearing Review.

A Comparison of Automated Real-Ear and Traditional Hearing Aid Fitting Methods. October 2018. Paula Folkeard et al. The Hearing Review.

Hearing Aid Verification – Will AutoREMfit Move the Sticks?H. Gustav Mueller, PhD, Todd A. Ricketts, PhD.July 9, 2018.

Better Hearing is better living January 2019 Hearing Review. Thomas A. Powers et al.

Source: Shield, B. (2018). Evaluation of the social and economic costs of hearing impairment. A report for Hear-It AISBL.

SONIA BAJO
AUDIÓLOGA / AUDIOPROTESISTA

Diplomada en Logopedia.
Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.
Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, Audiología Infantil y Tercera Edad.
Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

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El eterno estigma de la pérdida auditiva. ¿Cómo lo gestionan nuestros pacientes?

Se ha escrito mucho acerca de los efectos colaterales de la pérdida auditiva y su repercusión en diferentes esferas de la vida familiar, social y laboral. Actualmente, proliferan en diferentes foros términos como «sociedad inclusiva» o «educación inclusiva», modelos ambos que pretenden prestar especial atención a las demandas y necesidades de los colectivos más vulnerables a la marginalidad y la exclusión social. Podría considerarse que las personas con pérdida auditiva no se encuentran entre los colectivos más castigados por el estigma pero… ¿qué tal si les preguntamos a ellas? Un artículo publicado en el Southern Communication Journal en 2020 por Brittany N. Lash y Donald W. Helme aborda algunos de estos aspectos, a saber, cómo gestionan nuestros pacientes el estigma que se asocia a la pérdida auditiva y cómo se enfrentan a experiencias y actitudes estigmatizantes. Es evidente que la hipoacusia tiene repercusiones claras en la calidad de vida de las personas que la padecen. 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Los más destacados son: a) Estigma laboral: con mucha frecuencia nuestros pacientes tienen que hacer frente a la discriminación en su puesto de trabajo, básicamente debido a prejuicios y a percepciones erróneas sobre su capacidad para desempeñar tareas laborales varias. Dichos prejuicios y percepciones pueden tener manifestaciones de diferente índole, que van desde la negación de oportunidades de empleo hasta la falta de promoción laboral dentro de una misma empresa o a la exclusión de actividades laborales debido a la carencia de adaptaciones adecuadas. Los que trabajamos a diario con pacientes que sufren pérdida auditiva conocemos de primera mano las dificultades laborales a las que se enfrentan: falta de teléfonos adaptados, atención al público con hilo musical que dificulta su inteligibilidad, reuniones en lugares de acústica deficiente, etc. No son pocos los pacientes que, incluso, ocultan su déficit auditivo en el entorno laboral, con el fin de no mermar sus oportunidades de promoción, lo que implica una dosis añadida de estrés y fatiga. b) Estigma social y cultural: si bien está más presente en el ámbito comunitario, es decir, en actividades sociales o eventos más o menos multitudinarios (fiestas, reuniones familiares, congresos o conferencias, etc.), en no pocas ocasiones se manifiesta en entornos sociales más restringidos, incluso dentro del ámbito familiar más cercano. Con frecuencia, las personas con hipoacusia son excluidas de ciertas conversaciones o actividades a causa de sus dificultades de comunicación, o experimentan una considerable falta de comprensión o empatía por parte de otros miembros de la comunidad. También aquí los que trabajamos con personas con hipoacusia sabemos lo difícil que es para ellos disfrutar de actividades de ocio cotidianas como ir al teatro o ir al cine. La mayor parte de nuestros pacientes con cierto grado de hipoacusia transitan por teatros y cines de sus ciudades para descubrir aquellos en los que se proyectan versiones originales con subtítulos o en los que existe una instalación de bucle magnético y funciona correctamente. 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Tampoco tienen facilidades en su periplo por el sistema de salud pública, en las consultas de atención primaria o en los hospitales, lo que incrementa exponencialmente su inseguridad y prácticamente les obliga a ir acompañados de personas normoyentes para poder realizar cualquier trámite. d) Estigma emocional: es claramente una consecuencia de todo lo anterior y de su impacto negativo desde el punto de vista psicológico y emocional. Sus manifestaciones pueden ser varias, aunque quizá las más descritas son la baja autoestima, la depresión, el aislamiento o la ansiedad social. Una vez más, los que trabajamos con la hipoacusia somos testigos ocasionales de este duelo y sus manifestaciones en forma de frustración, impotencia o sentimientos de inferioridad o incomprensión. A la vista de todo lo descrito, parece difícil que nuestros pacientes puedan desarrollar estrategias efectivas para hacer frente a un sinfín de situaciones que a todas luces parecen complejas. Britanny y Donald recopilaron esa información en su estudio preguntando directamente a los implicados sobre sus experiencias reales. Los investigadores diseñaron entrevistas cualitativas que permitieran a los entrevistados relatar sus experiencias, entre las que se registraron las del investigador principal, también hipoacúsico. Esta particularidad favoreció, según los investigadores, una interacción que eliminaba la barrera jerárquica entre entrevistador y entrevistado, y que ayudaba a asegurar que la percepción del estigma se entendía y se describía siempre desde el punto de vista del que la padece. En el estudio se entrevistó a 30 personas, 18 hombres y 12 mujeres, todos ellos con pérdida auditiva al menos moderada, y cuyas edades oscilaban entre los 18 y los 79 años. Tras la transcripción de las entrevistas y la organización de la información se describieron algunas estrategias para afrontar el estigma de la hipoacusia, que básicamente pueden desglosarse en dos grandes grupos: personales y globales. Entre las estrategias personales, cabe destacar las siguientes: a) Ocultamiento o revelación «selectiva»: como se ha mencionado previamente, algunas personas con pérdida de audición optan por ocultar su discapacidad, incluso durante toda su vida laboral. Aunque no es tarea fácil, a veces buscan sus recursos para hacerlo, tales como adaptarse audífonos de formato IIC, completamente insertados en el canal, acceder a puestos de trabajo en los que la interacción verbal con otras personas sea muy reducida o inexistente, o incluso, granjearse la amistad de un «ayudante» con audición normal al que «confiesan su pecado» para que les saque de los atolladeros cuando estos se presentan. Pero esta ocultación no se circunscribe exclusivamente al entorno laboral. Puede ser incluso que solo revelen su discapacidad en contextos específicos o a ciertas personas próximas de su entorno con las que se sienten cómodos y seguros. b) Desarrollo y potenciación de habilidades de comunicación: en cierto sentido, esta estrategia se encuentra en oposición con la anterior, por cuanto las personas con pérdida auditiva se esfuerzan en dar a conocer y desarrollar estrategias de comunicación efectivas para afrontar sus desafíos. Entre estas estrategias cabe incluir el aprendizaje de la lectura labial, la utilización de accesorios de conectividad u otros dispositivos y, sobre todo, la práctica de la comunicación clara y directa sobre sus necesidades auditivas, tanto en el ámbito laboral como en el ámbito personal, instruyendo a amigos, familiares y compañeros de trabajo sobre cómo comunicarse con ellos de manera más fructífera y funcional. c) Búsqueda de apoyo emocional: es la tercera y última de las estrategias personales descritas en el artículo y hace referencia a la exploración del entorno con el objeto de encontrar sinergias con otras personas con las que comparten experiencias similares. Aquí podrían incluirse grupos de apoyo presenciales o en línea, pequeñas asociaciones, páginas web, etc., cuyo contenido se publica en redes sociales y que constituyen foros de consulta, de consejo terapéutico o de divulgación de experiencias para mejorar la calidad de vida de los pacientes con hipoacusia. La atención a la diversidad y la concienciación sobre la discapacidad deben inculcarse desde el inicio, lo que apunta al sistema educativo como garante de la concienciación colectiva. Hasta aquí las estrategias de confrontación del estigma de la pérdida auditiva desde un punto de vista personal. Preguntando a los implicados sobre otras estrategias que podrían abordarse desde una perspectiva más global, se mencionan las siguientes: a) Educación y concienciación pública: la atención a la diversidad y la concienciación sobre la discapacidad deben inculcarse desde el inicio, lo que apunta al sistema educativo como uno de los primeros agentes responsables de la concienciación colectiva. Asimismo, las personas con pérdida auditiva que desempeñan profesiones con cierta visibilidad y responsabilidad pública o institucional, así como las organizaciones dedicadas a la salud auditiva en sus diferentes acepciones, pueden desempeñar un papel fundamental al compartir sus experiencias y ofrecer información precisa que permita combatir estereotipos y prejuicios. b) Promoción de la inclusión y los derechos de las personas con discapacidad auditiva: desde una perspectiva más estrictamente institucional, resulta de vital importancia promover políticas y medidas legislativas que preserven los derechos de las personas con hipoacusia. La responsabilidad institucional radica también en impulsar políticas de creación de entornos más accesibles y libres de discriminación, promoviendo los recursos necesarios en entornos sociales y laborales (señalética en instituciones públicas y centros educativos, inversiones en mejor aislamiento acústico de oficinas y aulas, instalación de sistemas de ayuda auditiva, etc.). El presente estudio pone de manifiesto que, sin lugar a dudas, las personas con pérdida auditiva sufren un estigma que se fundamenta en una «devaluación» que experimentan muchas personas con discapacidad. Y la cuestión es que el estigma afecta a la comunicación y a la interacción entre la persona con hipoacusia y aquella que no la tiene. Partiendo de estudios previos como el de Meisenbach en 2010, los autores consideran que explorar directamente las experiencias vitales de las personas con hipoacusia desde su propia perspectiva es una herramienta fundamental a la hora de entender su identidad y el estigma de su discapacidad. No obstante, también mencionan las limitaciones de su estudio, en el sentido de que la participación en la investigación fue completamente voluntaria y, por tanto, cabe la posibilidad de que los sujetos entrevistados no percibieran el estigma de su discapacidad de la misma forma que los que no participaron, por ejemplo, porque no se sentían cómodos haciéndolo. También consideran importantes otros factores que pueden afectar a las conclusiones como el grado de hipoacusia, las características socioeconómicas o culturales o, incluso, la edad, y promueven en sus conclusiones futuros estudios que contemplen el análisis de estos factores y su implicación en la percepción del estigma. La responsabilidad institucional radica también en impulsar políticas de creación de entornos más accesibles, promoviendo los recursos necesarios en entornos sociales y laborales. Aparentemente, la sociedad empieza lentamente a tomar conciencia de esta problemática. El 3 de Marzo se celebra internacionalmente el Día Mundial de la Audición y estos han sido sus objetivos de comunicación principales este año: 1. Llamar la atención sobre las mentalidades y las ideas erróneas frecuentes en el tejido comunitario y entre los proveedores de atención de salud con respecto a los problemas de oído y de audición. 2. Ofrecer información exacta y basada en la evidencia para transformar la manera como el gran público percibe los problemas de oído y de audición. 3. Exhortar a los países y a la sociedad civil a combatir las ideas erróneas y las posturas estigmatizantes respecto de la hipoacusia como paso crucial para lograr un acceso equitativo al cuidado del oído y la audición. En conclusión, está claro que las estrategias individuales servirán a cada persona con discapacidad para poder afrontar sus desafíos de cada día con mayor o menor efectividad. Pero, sin duda, son las estrategias globales las que contribuirán con determinación a la aceptación social, a la inclusión y, en resumidas cuentas, a avanzar con paso firme en el camino hacia la igualdad de oportunidades. Las estrategias globales son las que contribuirán a la aceptación social, a la inclusión y a avanzar en el camino hacia la igualdad de oportunidades. Fuente: Brittany N. Lash& Donald W. Helme (2020) Managing Hearing Loss Stigma: Experiences of and Responses to Stigmatizing Attitudes & Behaviors. Southern Communication Journal, 85:5, 302-215, DOI: 10.1080/1041794x.2020.1820562 CV Autor Myriam GonzálezAudióloga / Audioprotesista Licenciada en Pedagogía y Máster de Logopedia. Técnico Superior en Audiología Protésica. Especializada en Audiología Infantil y Evaluación de los trastornos del PAC en RV Alfa Centros Auditivos. Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

La discapacidad auditiva a examen en los centros de mayores

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que un tercio de las personas mayores de 65 años en todo el mundo experimenta algún grado de pérdida de audición. Este porcentaje aumenta con la edad, y se confirma que uno de cada dos mayores de 85 años presenta este déficit sensorial. En el contexto global de las dolencias que padecen las personas de edad avanzada, la pérdida auditiva emerge como una de las afecciones crónicas más prevalentes en la población geriátrica, superada únicamente por la artritis, las enfermedades cardíacas y la hipertensión. Es por ello que la OMS incide en la necesidad de abordar este problema de salud pública asociado al envejecimiento de la población. La característica principal de quienes ingresan en centros de la tercera edad es la alteración funcional asociada a la disminución de la fuerza y el equilibrio, a los cambios cognitivos y al deterioro en las AIVD (actividades instrumentales de la vida diaria). En estas condiciones, la viabilidad de una vida autónoma resulta impracticable y los cuidados especializados requeridos no pueden ser proporcionados en el entorno domiciliario. Se estima que entre el 70 y el 90% de los mayores residentes en los centros de la tercera edad tienen algún grado de discapacidad auditiva. Asimismo, como se comentaba al inicio, la creciente longevidad y el perfil de mayor edad de los residentes en estos centros evidencia una incidencia cada vez más alta de pérdida auditiva. Se estima que entre el 70 y el 90% de los mayores residentes en los centros de la tercera edad tienen algún grado de discapacidad auditiva. Las investigaciones[1] sobre este grupo de población revelan la existencia de comorbilidad con deterioro cognitivo. Según un estudio sobre el deterioro cognitivo y la demencia en residencias españolas, la prevalencia global de esta última es del 61,7 %, y del 14,3% en el caso del deterioro cognitivo leve. Es esencial vincular esta información con las consecuencias asociadas a la hipoacusia no tratada, tanto en el ámbito físico como en el psicosocial, manifestándose a través de: — Aislamiento social, pues la dificultad para escuchar conlleva una disminución de la participación en conversaciones y actividades sociales, lo que genera incomunicación y soledad. — Depresión y ansiedad. El aislamiento social y la dificultad para comunicarse pueden aumentar el riesgo de sufrir ambos trastornos. — Disminución de la calidad de vida, limitando las actividades diarias y reduciendo la independencia. — Alteraciones en el equilibrio y mayor incidencia de caídas[2]. La pérdida auditiva puede afectar al equilibrio y multiplica por tres el riesgo de lesiones asociadas con estos incidentes. — Problemas de comunicación. La hipoacusia dificulta las conversaciones, especialmente en entornos ruidosos. — Deterioro cognitivo. El riesgo de demencia se multiplica por cinco cuando la pérdida auditiva es severa; por tres, si la hipoacusia es moderada; y por dos, ante hipoacusias leves. — Fatiga auditiva. La tensión para escuchar que se produce en la hipoacusia no tratada en entornos difíciles como las residencias, incide negativamente en la comunicación y aumenta el aislamiento. Los problemas cognitivos presentes en esta población hacen que disminuya el esfuerzo para prestar atención a las conversaciones del entorno. A pesar de la prevalencia y las significativas consecuencias asociadas a la discapacidad auditiva dentro de este colectivo dicha discapacidad está subestimada en entornos residenciales. Esto se ve reflejado en tres aspectos fundamentales: la carencia de protocolos, la falta de preparación del personal destinado a atender eficazmente esta discapacidad, así como en la escasa atención prestada a las condiciones en las que se desarrolla el intercambio comunicativo en dichos entornos. Las investigaciones ponen de manifiesto la inclinación del personal de las residencias y de las familias a no reconocer la importancia de la pérdida auditiva en pacientes con demencia, atribuyendo las dificultades en la comunicación en exclusiva a esta última. Como resultado, en estos pacientes no se aplican con tanta asiduidad las soluciones auditivas que habitualmente se consideran en otras circunstancias. Por este motivo, se propone la implementación de planes de atención especializada en las residencias. No obstante, para que estos planes sean eficaces, es imperativo que en los protocolos de ingreso se identifique la discapacidad y se definan las medidas a adoptar para cada usuario. Este plan incluiría: — Identificar a los residentes con discapacidad auditiva. Si el personal de la residencia desconoce la existencia o el alcance de la pérdida auditiva de un residente, es poco probable que se implementen las prácticas necesarias para atender a esta discapacidad, tales como adoptar mejores conductas de comunicación, valorar la posibilidad de adaptación de audífonos o controlar las variables del entorno que puedan dificultar la escucha (ruido de fondo, etc.). Investigaciones sobre salud auditiva en las residencias detectaron que el 64% de los audífonos de los residentes no funcionaba correctamente y que el 86% de sus usuarios necesitaba ayuda para cuidarlos. — Solucionar las causas reversibles (tapón de cerumen, tapón epidérmico, otitis, etc.) y promover planes de revisión y limpieza de CAES en los residentes. Moore et al; encontraron que el 65% de los residentes de su estudio presentaban cerumen que ocluía más del 50% del CAE. Tras su eliminación, los participantes tuvieron una mejora significativa estadísticamente en su estado mental y sus umbrales auditivos. — En la atención a los residentes que utilizan audífonos, es esencial incorporar la gestión y cuidado de estos dispositivos dentro de la planificación de sus necesidades. Se recomienda documentar la autonomía del paciente en el mantenimiento y colocación de los audífonos. En casos de dependencia, se sugiere establecer una rutina diaria para que el personal se encargue de la colocación y mantenimiento. — Es necesaria la adaptación de audífonos o dispositivos de asistencia en aquellos usuarios con discapacidad auditiva no tratada, ya que los beneficios están probados, mejorando la comunicación con los especialistas que les atienden, sus cuidadores, otros residentes y familiares. En numerosos estudios se ha destacado el uso insuficiente de audífonos entre los pacientes de residencias. Aquellos que contaban con estos dispositivos, no los utilizaban de manera adecuada. Por otro lado, muchos residentes con pérdida auditiva que podrían beneficiarse de su uso, no disponían de ellos. La incapacidad de los usuarios para encargarse del mantenimiento y uso de los audífonos por su deterioro físico o cognitivo subyace tras estos datos. Investigaciones sobre el cuidado de la salud auditiva en las residencias de mayores[3]detectaron que el 64% de los dispositivos propiedad de los residentes no funcionaba correctamente y que el 86% de los residentes que poseían audífonos, necesitaba ayuda para cuidarlos. La clave para afrontar este desafío es la adecuada capacitación del personal y la asignación del tiempo necesario para la realización de estas tareas asumiéndolas como una responsabilidad más dentro de los cuidados que se proporcionan. Tras analizar los diversos estudios sobre esta situación, se llega a la conclusión de que hay falta de capacitación en estas labores. El 80% de los empleados de residencias expresan la necesidad de recibir más formación sobre audífonos, su manejo y cuidado[4]. Se propone [1] como imprescindible la instrucción del personal en los siguientes aspectos relacionados con las prótesis auditivas: — Estilos, partes y funciones de los audífonos e implantes. — Cómo colocar/quitar. — Baterías/Cargadores (almacenamiento, peligros de ingestión de baterías, tipos, colocación…). — Protocolos de mantenimiento. — Solución de problemas de los audífonos y dispositivos implantables. — Retroalimentación: explicación de causas y prevención. — Expectativas realistas sobre los audífonos. — Procedimientos para evitar la pérdida de los audífonos. En la atención a los residentes que utilizan audífonos es esencial incorporar la gestión y cuidado de estos dispositivos dentro de la planificación de sus necesidades. El último aspecto a considerar en relación con la discapacidad auditiva en las residencias se refiere a las condiciones en las que se desarrolla el intercambio comunicativo. En estos centros, la atención a menudo se produce en entornos ruidosos. Los residentes pasan muchas horas de la jornada en áreas comunes con tráfico de personas y ruido: televisión, carritos de equipos, comunicación entre cuidadores, conversaciones entre residentes, etc. En un estudio realizado por Wenstein (2018)[5], el nivel medio de ruido encontrado en las áreas comunes fue de 64 db y el pico de ruido a la hora de comer fue superior a 90 db. Estos índices de ruido suponen un desafío en la comunicación para cualquiera. Como se menciona unas líneas más arriba, la prevalencia de deterioro cognitivo en los mayores residentes en estos centros es alta. Mc Creedy et3 al. indican que esto se traduce en una menor capacidad para adaptarse al habla degradada por el ruido. Es por ello que esta población puede ser especialmente vulnerable al no entender el habla en ambientes ruidosos, lo que junto con otras condiciones que también pueden estar presentes (depresión, dolor crónico) disminuyen la motivación para esforzarse en atender. Es un objetivo para las residencias controlar el ruido en las instalaciones. Medidas como utilizar materiales absorbentes en las áreas comunes, disponer de lugares tranquilos más privados para actividades conversacionales y tener en cuenta la disposición del mobiliario pueden mejorar en parte este aspecto. Sin embargo, las investigaciones evidencian la relevancia del modo de comunicación de los cuidadores, quienes parecen desconocer el impacto del ruido de fondo. La capacitación del personal asistencial vuelve a ser indispensable en este punto, siendo necesaria la concienciación e instrucción en estrategias de comunicación con personas con discapacidad auditiva. Un resumen de estas serían[6]: — Llamar la atención del usuario antes de comenzar a hablarle, tocándole con suavidad el hombro o alzando la mano. — Conocer (todo el personal) el modo de comunicación preferido por el paciente (verbal, escrito, apoyado en lectura labial, lengua de signos…). — Posicionarse frente al paciente cuando se le hable, preferiblemente a la altura de los ojos antes de comenzar. — No girar la cabeza durante la conversación, ni empezar a andar mientras se sigue hablando. — Evitar la comunicación en entornos ruidosos, intentar retirarse antes de la comunicación a zonas menos expuestas al ruido. — Complementar el discurso con lenguaje gestual. — Estar atento a las expresiones faciales del residente que puedan hacer sospechar que no está entendiendo. — Buscar la iluminación de la cara. Intentar que la luz directa o la de lámparas ilumine la cara de la persona que va a hablar con el residente para facilitar el apoyo de la lectura labial. — Hablar ligeramente más alto de lo normal y más despacio, realizando paradas entre frases largas. — Dar pistas si se cambia de tema de conversación, con frases como «ahora te voy a hablar de…». Un cambio de tema sin aviso previo puede confundir al residente. — Utilizar un lenguaje sencillo. Tsuruoka et al. estudiaron la calidad de vida de los mayores con discapacidad auditiva en las residencias. Este estudio concluía que la calidad de vida de los residentes aumentaba con el uso de audífonos. El sentimiento de felicidad era alto cuando se habían adaptado a su instalación y habían logrado tener buena relación con el personal y otros residentes. Es indudable la importancia de la comunicación para este logro. Es necesaria la adaptación de audífonos a aquellos residentes con discapacidad auditiva no tratada, ya que sus beneficios están demostrados. Los profesionales con una trayectoria prolongada habrán experimentado situaciones en las que, tras proporcionar atención durante años a alguno de sus pacientes, estos hayan ingresado en residencias. Es común que posterior a este cambio, la familia lleve los audífonos a revisión. Es igualmente común comprobar el deterioro del audífono por deficiente mantenimiento y la reducción del número de horas en los datos de uso. Poniendo en valor el servicio que los audioprotesistas proporcionamos en el ámbito de la salud auditiva y analizando las dificultades que se dan en las residencias, todos los estudios revisados en este artículo concluyen que la figura del audioprotesista debería estar presente en el equipo multidisciplinar que atiende a los usuarios de residencia, con funciones de formación del personal y asesoría. Habida cuenta del impacto de la pérdida auditiva en la salud y el bienestar de los adultos mayores y la alta incidencia de discapacidad auditiva entre los residentes, es importante proporcionar la mejora en la atención audiológica a esta población vulnerable para maximizar su calidad de vida. Una residencia con personal colaborador y formado en la atención a la discapacidad auditiva marcaría la diferencia. Puede ser este un propósito del audioprotesista: ofrecer este tipo de servicios a las residencias de su entorno. Bibliografía [1] «Prevalencia de deterioro cognitivo y demencia en residencias españolas». López et al. [2] Lin et al. 2012 [3] Hearing: Loss Why does it matter for Nursing Homes? McCreedy el al; 2018. [4] Geriatric Audiology. Wenstein, 2013. [5]  «Hearing Loss in Nursery Homes» Weinstein. 2018. [6] «Nursing Management of hearing Impariment […]» Adams-Wendling et al; 2008. Sonia Bajo CV Autor Técnico Superior en Audiología Protésica.Diplomada en Logopedia.Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, en RV Alfa Centros Auditivos.Docente en el Máster de Audiología Universidad Europea Miguel de Cervantes.