Decía el filósofo Bertran Rusell que “lo más importante en esta vida es elegir bien a los padres”.
No sé si hicimos una buena elección en los comienzos de nuestra profesión, pero me temo que fue de las pocas posibles. En una España atrasada y con las fronteras cerradas a las importaciones (años 50) comenzó de forma incipiente la comercialización de los primeros audífonos de transistores.
“En los últimos 30 años el desarrollo ha sido exponencial”
Para muchos historiadores tecnológicos, el transistor fue el mayor avance del siglo XX.
En concreto, fue en los laboratorios de la compañía telefónica Bell donde se desarrolló el avance que estaba destinado a reemplazar las válvulas y, con ello, la reducción del tamaño y mayores posibilidades en los audífonos.
En aquellos tiempos de penuria, unos pioneros implantaron en España dichos avances de una forma profesional: los Sres. Ulloa de Ulloa Óptico, Gasso de Gaes de Salesa de Instituto Auditivo Español y mi propio Padre D. Vicente Gimeno de LAEM, con las marcas Sonotone, Microson y ERCO respectivamente.
Y como decía, haciendo verdaderas “heroicidades”, consiguieron crear los mimbres de una profesión y de un mercado que luego vendría.Fue a partir de los años 70 cuando el sector toma aceleración, produciéndose el desarrollo tecnológico de los audífonos, el surgimiento de los primeros cursos de formación impartidos por las pocas empresas existentes, la distribución a gran escala a través de la óptica, el incremento incipiente del número de gabinetes especializados y el desarrollo del propio país.
Factores que fueron permitiendo la maduración de algo que había sido embrionario.
Y qué os voy a contar de los últimos 30 años…
El desarrollo ha sido exponencial. ¡Cerca de 1.000 gabinetes audiológicos! ¡Más de 1.500 ópticas con departamentos audiológicos! ¡25 escuelas de formación! ¡Más de 180.000 unidades de audífonos adaptados! ¡Una asociación profesional que engloba a más de 1.000 asociados! Todo ello conseguido “a pulso”.
Ninguna institución nos ha ayudado ni subvencionado.
Incluso al contrario: en el año 1976 se suprimió la prestación que, con carácter universal, se otorgaba por el 50% del precio del audífono. Estas cifras, para los que hemos vivido todas estas transformaciones, suponen una evolución de tal calibre que no pecaríamos de modestia felicitándonos.
Y todo ello ¿en qué ha redundado? Estaremos de acuerdo que todos los que sufren una pérdida de audición han podido ser atendidos de manera más experta, tanto en medios técnicos como por buenos profesionales.
EL DEVENIR DEL SECTOR
¿Qué nos depara el futuro?
Si analizamos y echamos una visión a las economías más avanzadas, vemos que nuestro mercado se encuentra aún en fase de crecimiento. Si por ejemplo en nuestro país el ratio de adaptación es de 4 audífonos por 1.000 habitantes, en países como Francia y Alemania se encuentran ratios del 7 y 10 respectivamente.
Es cierto que disponen de alguna prestación por parte de los respectivos sistemas de Seguridad Social, pero en mi opinión esto no es lo que hace que el mercado crezca más allí; ciertamente contribuye, pero una mayor inversión de la industria y más profesionales involucrados en campañas de concienciación de la salud auditiva influyen más en el desarrollo del mismo.
Por tanto, en primer lugar tenemos en España un mercado en expansión, y por consiguiente unas necesidades que cubrir y unos profesionales que salen de las diferentes escuelas dispuestos y preparados para atenderlas.
Se trata de una industria pujante con lanzamientos de productos y tecnologías innovadoras, que se caracteriza por tener unos clientes-pacientes cada vez más informados y con más inquietudes por conseguir una mejor audición.
¿Qué amenazas se pueden vislumbrar? ¿Los implantes en sus diferentes modalidades? ¿Multinacionales de cadenas de gabinetes? ¿La caída de precios en el sector? ¿La saturación de gabinetes? ¿La aparición de los PSA (amplificadores personales)?
No hay duda de que todo lo anterior va a suceder y por eso hay que prepararse con antelación y determinación. Para ello no hay recetas mágicas, pero sí que ayuda invertir en las diferentes áreas de un gabinete: Formación, Instalaciones, Marketing, Nuevos Productos y Servicios.
Y es que, como ocurre en otros sectores, el profesional que actúa y se anticipa a las demandas de sus clientes es el que permanecerá.
Nuestro plan de empresa con sus objetivos y cuentas de explotación provisionales nos irá guiando en el tiempo, así como estudiar el mercado. Me preguntaban recientemente cuántos audífonos se adaptaban en Madrid para poder ponerse unos objetivos realistas…
Pues como decíamos anteriormente, si el mercado total de 2013 ha sido compuesto por la venta de 180.000 unidades y Madrid tiene un índice de compra para este tipo de productos del 19%, se pueden estar adaptando unos 34.500 audífonos. De esa tarta ¿qué porción quiero marcarme yo como objetivo? ¿Un 1 ó 2%?
Por último, no quiero olvidarme de otro aspecto fundamental que refleja nuestro desarrollo. Me refiero a la convivencia actual de tres publicaciones periódicas de audiología, entre ellas Gaceta Audio.
Por todo lo anterior, veo un futuro prometedor no exento de dificultades, que serán superadas por los profesionales más inquietos y dedicados.