Procesamiento auditivo: desórdenes y trastornos
En algunas ocasiones, un paciente acude a la consulta del audiólogo con síntomas propios de un hipoacúsico, como son la dificultad para entender conversaciones con un elevado ruido de fondo o cuando su interlocutor les habla rápido. Sin embargo, tras una primera revisión, se comprueba que su audición está dentro de los parámetros normales.
¿Qué causas pueden ocasionar estos síntomas?, esto puede deberse a trastornos en la forma de procesar la información auditiva y podríamos diagnosticarlo como «desorden del procesamiento auditivo».
Las personas que lo sufren presentan una serie de limitaciones que afectan a su desarrollo personal, social, laboral y educacional, con problemas de comprensión o recuerdo de la información auditiva, dificultades para discriminar o reconocer sonidos del habla o un nivel bajo de lectoescritura y organización, entre otras manifestaciones.
El procesamiento auditivo es un proceso que implica funciones perceptuales, cognitivas y lingüísticas, que con la interacción adecuada dan lugar a una comunicación receptiva eficaz de estímulos presentados acústicamente.
Nótese que la definición no incluye funciones neurocognitivas superiores como son la memoria, el aprendizaje, la atención y la representación fonológica a largo plazo.
Las competencias auditivas son las que van a permitir extraer, interpretar y utilizar esa información, siendo el resultado del trabajo conjunto efectuado con gran precisión por el Sistema Auditivo externo y el Sistema Nervioso Central.

El término «desorden del procesamiento auditivo» es usado para describir un déficit en la percepción o análisis completo de la información auditiva.
El trastorno del procesamiento auditivo es una pérdida de audición funcional de origen neurológico, es decir, un bloqueo a nivel de las vías auditivas del Sistema Nervioso Auditivo Central y el córtex relacionado con las inhabilidades auditivas, que se puede manifestar con retrasos en el desenvolvimiento individual y alteraciones en la integridad funcional de las estructuras del Sistema Nervioso Central Auditivo responsables de los mecanismos fisiológicos de la audición.
Un desarrollo lento o deficiente de las capacidades auditivas podrá ser determinado por tres factores: ambiente auditivo limitado (pasivo o activo), conducción sonora pobre o proceso neurológico incompleto.
La privación auditiva precoz durante períodos críticos del desarrollo como la infancia, especialmente en el contexto de hipoacusia de conducción por otitis, ha sido bien documentado, en particular en los déficits de audición binaural.
Es importante que en una primera etapa el desarrollo sea pasivo, a través de los estímulos, y luego activo, a través del aprendizaje.
Los procesos centrales de percepción auditiva son los mecanismos y procesos del Sistema Nervioso Central Auditivo causantes de los siguientes fenómenos comportamentales:
— Localización y lateralización del sonido.
— Discriminación auditiva.
— Reconocimiento de patrones auditivos.
— Reconocimiento de aspectos temporales de la audición.
— Resolución temporal/integración temporal/ordenación temporal.
— Reconocimiento auditivo frente a señales competitivas.
— Reconocimiento auditivo frente a señales degradadas.

Estos procesos implican tanto señales verbales como no verbales y pueden afectar a áreas del habla y del lenguaje.
Cuando alguna de estas competencias auditivas centrales se encuentra alterada, se va a producir un desorden del procesamiento auditivo que no es provocado por factores lingüísticos o cognitivos exclusivamente, sino que pueden coexistir. Dichas competencias se comportan como si tuviesen un déficit acústico pero con sensibilidad auditiva normal.
Dada esta relación entre lenguaje y audición podemos asociar estos mecanismos fisiológicos auditivos a déficits gnósicos, pero sin pensar que todos los trastornos del procesamiento son simples dificultades del lenguaje, ni que las alteraciones del lenguaje son todas trastornos del procesamiento auditivo.
Con el fin de diferenciar efectivamente los trastornos del procesamiento auditivo de otros desórdenes con similar sintomatología, la American Accademy of Audiology en el año 2000, en el Consenso de Dallas, propuso que el examinador debería considerar las siguientes variables relevantes:
— atención.
— neuropatía.
— fatiga.
— sensibilidad auditiva reducida (hipoacusia).
— medicación.
— motivación.
— habilidades motoras limitadas.
— español que no sea la lengua nativa.
— edad del paciente.
Las comorbilidades más comunes son: déficits atencionales e hiperactividad, trastornos del desarrollo, dislexia, capacidad intelectual reducida, dificultad en el aprendizaje (comprensión/memoria) y otras afecciones relacionadas con alteraciones neurológicas.
Es muy importante también tener a mano una batería neuropsicológica, ya que la misma contará con un conjunto de pruebas sensibles a los efectos que producen las lesiones y/o disfunciones cerebrales sobre el rendimiento intelectual. Los análisis cuantitativos y cualitativos del tipo de errores que cometa cada individuo permitirán reconocer el perfil neurocognitivo atencional.
No podemos dejar de relacionar audición con cognición, ya que cuanto mayor sea la edad de los individuos, más severa será la pérdida auditiva y mayor el declinamiento cognitivo (atención, memoria, velocidad de procesamiento), conspirando para que los trastornos en el procesamiento se instalen rápidamente.
La prevalencia de los trastornos del procesamiento auditivo varía según las estadísticas de distintos países. Por ejemplo, en Estados Unidos corresponde a un 2-3% en niños, siendo mayor en hombres (Chermak & Musiek, 1997) y en el Reino Unido correspondería al 10% de los adultos (Saunders & Haggard, 1992), que acuden a consulta por dificultades para escuchar, sin la presencia de una patología de oído interno ni de oído medio.
El procesamiento perceptual de información auditiva en el Sistema Nervioso Central y la actividad neurobiológica que subyace dan como resultado potenciales electrofisiológicos auditivos, en donde los indicadores de latencia y amplitud son altamente confiables (Journal of the American Academy 11: 467-474, 2005).
La evaluación electrofisiológica es poco utilizada pero muy necesaria. Numerosos investigadores han demostrado la utilidad de la misma en la población pediátrica y adulta, encontrando hallazgos patognomónicos de alteraciones en el procesamiento auditivo.
Se utilizan las pruebas electrofisiológicas pre y postratamiento para medir los avances en el mismo, ya que la modificación neurofisiológica parece preceder a la comportamental. El entrenamiento auditivo verbal altera la actividad neural subyacente y la codificación de eventos acústicos antes de que esas percepciones sean integradas en percepciones conscientes, mientras que el aprendizaje comportamental exige un mayor nivel de atención y envuelve procesos cognitivos centrales (Tremblay et. al).
Las pruebas que evalúan el procesamiento auditivo central son denominadas tests comportamentales y proporcionan información acerca de las alteraciones que, más frecuentemente, interfieren en las habilidades auditivas necesarias para el procesamiento auditivo.
Sin embargo, no solo la aplicación de estos procedimientos especiales permite la evaluación del procesamiento auditivo, sino que esta comienza cuando tenemos el primer contacto con el candidato, e incluso con la audiometría tonal pueden observarse muchas señales.
Los candidatos que vayan a ser evaluados deberán presentar dificultades para:
— Oír y/o comprender en ambiente ruidoso.
— Seguir conversaciones extensas.
— Aprender un idioma extranjero o vocabulario
complejo.
— Recordar información en forma oral.
— Mantener la atención en una actividad en presencia de otros sonidos del ambiente.
— Dirigir, sostener o dividir la atención.
— Discriminar e identificar sonidos del habla.
— Procesar información no verbal (música).
— Y/ o manifestar un lenguaje expresivo y receptivo pobre (dificultades en lectoescritura).
Estas características son válidas tanto para niños como para adultos.
Bibliografía
American Speech Language Hearing Association (1996). Central auditory processing: Current status of research and implications for clinical practice. Am. J. of Aud. 5 (2), 41-54
American Speech Language Hearing Association (1996). Central Auditory processing: Current Status of research and implications for clinical practice. Am. J. of Aud 5, 2
Arias, C y Soto Ramos, H. (1994). Evaluación e intervención educativa de las Disfunciones de Procesamiento Auditivo Central (DPAC) basadas en las aplicaciones de la versión en español del Test SSW (VE-SSW). Univesidad Metropolitana de Ciencias de la Educación. Santiago, Chile, pág 1-60
Bellis, T. J. (2003). Assessment and Management of Central Auditory Processing Disorders in the Educational Setting: From Science to Practice. New York, Delmar
Chermak, G. D. (2001). Auditory processing disorder: An overview for the clinicians. Vol 54, nro. 7, pág 10-25
Etchepareborda, M. & Abad-Mas, L. (2001). Sustrato biológico y evaluación de la atención. Rev Neurol Clin. 2 (1): 113-24

Susana Domínguez
Fonoaudióloga
Unidad de Acúfenos de Otoneurología (Clínica de Neurociencias INEBA).
Resp. Audiología del Servicio de O.R.L. (Hospital Italiano de Buenos Aires).
Investigadora de los trastornos del Procesamiento Auditivo.
https://www.ineba.net