Una docencia diferente para niños muy especiales
La discapacidad auditiva conlleva unas necesidades de aprendizaje especiales y distintas a las que presentan los niños normoyentes.
Un estudio realizado en Australia con 86 niños de edades comprendidas entre los siete y los ocho años, reveló que aquellos pequeños que presentaban dificultades auditivas en algún grado, podían llegar a tener un nivel de lectura equivalente a diez meses más atrasado que el resto de sus compañeros. También se detectó que pronunciaban peor y con más errores.
Así pues, los docentes y especialistas en dificultades del aprendizaje tienen que afrontar la manera de enseñar a los niños hipoacúsicos de forma un poco diferente a la utilizada con el resto de los alumnos del aula, facilitándoles el aprendizaje y manteniendo su motivación. Repasamos algunos de sus recursos prácticos:
– Usar la verbalización para acompañar signos e imágenes con el fin de que el niño visualice el sonido de cada palabra, ayudándole a aprender a leer los labios.
– Buscar la estimulación del lenguaje, ya que, aunque no se oiga, esto no implica que no se pueda hablar. Enseñarles letras de canciones para que las repitan o pedirles leer en alto sus cuentos favoritos contribuye a mejorar la pronunciación y la fluidez.
– Promover la integración con el resto de los compañeros a través de los trabajos en equipo.
– Aprovechar las amplias posibilidades que brindan las nuevas tecnologías para hacer su aprendizaje más lúdico y motivador, por ejemplo, con juegos interactivos o con la posibilidad de flipped learning, que permite a los niños hipoacúsicos aprender en casa, a su ritmo, gracias a la posibilidad de contar con las clases impartidas grabadas y subtituladas.
– Usar los puzles para estimular las capacidades cognitivas que pueden verse afectadas por la falta de estímulos sonoros.
– Enseñanza de la lengua de signos para una mejor integración en la sociedad.
– Refuerzo de la autoestima, con el reconocimiento de su esfuerzo.