Es el momento de una nueva perspectiva en BrainhearingTM. Audífonos para ayudar al cerebro a entender
Cada persona es un mundo y vive y oye en su mundo, por eso, lo que es natural para una persona no lo es para otra, y como es el cerebro el que oye y el que asigna o reconoce como «natural» el conjunto de sonidos que recibe, debemos facilitar que el cerebro funcione de forma natural.
Los últimos descubrimientos en el campo del procesamiento auditivo cerebral han diferenciado dos subsistemas de trabajo en la corteza auditiva:
— el subsistema de orientación que recibe toda la información del ambiente sonoro que le envían los dos oídos y puede crear una perspectiva completa, un mapa sonoro de todo lo que le rodea.
— el subsistema de enfoque que nos ayuda a seleccionar los sonidos que queremos escuchar y a filtrar y atenuar aquellos que no son relevantes en cada momento.
La cóclea de un oído normal recibe todos los sonidos y los descompone en sus diferentes frecuencias. En el órgano de Corti se genera el código neural que contiene toda la información recibida del mundo sonoro de nuestro entorno y lo envía a la corteza auditiva.
El primer subsistema, el de orientación, combina toda la información para crear una visión de todos los objetos sonoros y comienza a separar unos de otros. De esta forma facilita la tarea posterior de decidir sobre qué centrarse, qué escuchar.
El subsistema de enfoque utiliza toda esa información y elige en qué centrarse y cuándo cambiar el objeto de su atención, mientras filtra los sonidos irrelevantes que dificultan enormemente su capacidad de escucha, especialmente, en ambientes ruidosos.
Sin embargo, en las personas con pérdida auditiva esto no funciona así. El cerebro no puede procesar la escena sonora completa ya que no recibe las señales sonoras de intensidad inferior a su umbral auditivo y para compensarlo, adaptamos los audífonos, aunque no todos trabajan de la misma forma.
Los audífonos convencionales utilizan la direccionalidad para mejorar la relación señal/ruido, pero suprimen una gran parte de la escena sonora al no proporcionar amplificación suficiente de los sonidos laterales y traseros. La compresión tradicional añade comodidad, pero distorsiona la señal sonora y dificulta así al cerebro para obtener la mejor información de las claves del habla, sin reducir de forma suficiente el esfuerzo de escucha.
El resultado es que estos audífonos no permiten al cerebro procesar la señal sonora de forma natural, ni generar un código neural adecuado.
Cómo funciona el proceso auditivo en el cerebro
El código neural es crucial para dar sentido a los sonidos
Cuando los sonidos llegan al oído interno se convierten en código neural de información dentro de la cóclea. El nervio auditivo transporta este código neural al centro auditivo del cerebro, también conocido como corteza auditiva.
Dentro de la corteza auditiva, estos códigos neurales se convierten en objetos sonoros significativos sobre los cuales los subsistemas de orientación y enfoque pueden trabajar.
En Oticon somos conscientes de que es el cerebro el que oye y sabemos cómo ayudarlo porque llevamos más de 20 años diseñando y fabricando audífonos sobre nuestra filosofía «BrainHearing», elaborada y evolucionada gracias a las investigaciones de nuestro laboratorio de Eriksholm y con la colaboración de diferentes universidades.
Y gracias a esa evolución y a los resultados de las últimas investigaciones publicadas sobre el sistema auditivo y su relación con el sistema cognitivo, sabemos que ha llegado el momento de tener una nueva perspectiva sobre cómo ayudar al cerebro a tener una escena sonora completa para que pueda procesar el sonido de forma natural.
Los audífonos OticonOpn S, gracias a OpenSoundNavigator, SpeechGuard y OpenSoundOptimizer, proporcionan el acceso a los sonidos en los 360o del espacio, balanceando la amplificación aplicada a la fuente sonora de ruido y habla para que el usuario tenga conciencia del entorno sonoro, pero siempre priorizando el habla sobre el ruido. Atenúan el ruido difuso, incluso entre palabras, no comprimen la señal del habla y pueden proporcionar la amplificación necesaria en cada momento del día ya que previenen la aparición del feedback.
Por eso, nuestros audífonos proporcionan a la corteza auditiva del usuario un código neural adecuado para que pueda orientarse en el espacio sonoro y enfocarse en el sonido de su interés y, gracias a que mantienen su capacidad de atención selectiva, el usuario de estos audífonos puede cambiar de un interlocutor a otro con más facilidad y participar en reuniones de forma similar a los normoyentes, evitando el aislamiento social y disminuyendo el riesgo de Alzheimer o deterioro cognitivo.
Una escena sonora limitada puede convertir un problema auditivo en un problema para el cerebro y ya conocemos cuáles son las consecuencias de una hipoacusia no tratada o tratada de forma inadecuada:
— Mayor esfuerzo de escucha.
— Aumento de la carga cognitiva.
— Reorganización de las funciones cerebrales.
— Aceleración del deterioro cognitivo.
— Aceleración de la disminución del volumen cerebral.
Estas consecuencias pueden conducir a que la persona que la padece tenga un mayor aislamiento social que le puede arrastrar a la depresión.
Y debemos alertar a nuestros pacientes de que una pérdida auditiva no tratada, aunque sea leve, multiplica por dos el riesgo de demencia, y se multiplica por cinco en el caso de las hipoacusias severas. Por lo tanto, diagnosticar y rehabilitar los problemas auditivos cuando empiezan a aparecer va más allá de mejorar el nivel auditivo y la capacidad de comunicación verbal, y debemos ayudar a que la sociedad sea consciente de todo esto porque cuando esos problemas aparecen, tienen difícil solución.
Por eso, en Oticon queremos ayudar al cerebro a entender facilitando el procesamiento natural de la señal sonora.
Hace falta un cambio de perspectiva en la rehabilitación auditiva, en el funcionamiento de los audífonos, para poder cambiar la vida de las personas con pérdida auditiva, y eso es lo que hace Oticon, tecnología que cambia vidas.