Otoscan: el futuro de la Audiología ya está aquí
En un mundo encaminado inevitablemente hacia el teletrabajo, la telemedicina y la lucha contra el cambio climático, la digitalización de la Audiología hacia la que apunta Otoscan es la apuesta por un futuro sostenible del sector.
466 millones de personas en el mundo conviven con una pérdida auditiva que afecta a casi una de cada tres mayores de 65 años. Esta cifra aumentará hasta los 900 millones de personas en el año 2050. Así lo acredita el informe sobre «Pérdida de audición: cifras y costes» de Hear-it AISBL, una organización sin ánimo de lucro, que se basa en el análisis de cientos de estudios científicos de los últimos 20 años (1).
Las adaptaciones de audífonos son clave para resolver de manera satisfactoria las pérdidas auditivas. A medida que la tecnología avanza, además de ser casi indetectables, los audífonos pueden ser también un weareable más. Su tecnología conecta con los móviles y con cualquier otro dispositivo electrónico, sin cables, y gracias a microchips tan potentes como minúsculos.
Desde finales de 2018, la compañía Otometrics ha culminado el proceso de digitalización del gabinete auditivo. Con el fin de que las carcasas de los audífonos se adapten perfectamente al Canal Auditivo Externo (CAE) del paciente o a su oído y se conviertan en invisibles, los centros auditivos más avanzados de España utilizan ya la tecnología Otoscan.
Otoscan realiza un escaneo digital del CAE del paciente y de su pabellón auditivo mediante luz láser. Sin tocar en ningún momento el tejido del oído, el profesional dibuja sobre una pantalla una réplica exacta del interior y del exterior del oído.
Así, el usuario visualiza el resultado y su audioprotesista puede aportarle detalles prácticos y técnicos sobre la adaptación. Apoyándose en la imagen real de su CAE, el audioprotesista indicará al paciente cuál es el tipo de audífono que más le conviene y cómo le va a ayudar a resolver su pérdida auditiva. La precisión es total, puesto que la luz láser no toca el canal auditivo y, por lo tanto, no lo deforma. Por eso, su medición es exacta, sin deformidades.
Contar con el archivo digitalizado del CAE del paciente hace que se puedan fabricar, a partir de él, reposiciones de la carcasa del audífono o tapones de baño para el verano, por ejemplo, evitando así la visita del paciente al gabinete. También permite ahorrarse el transporte convencional y hasta 48 horas en la adaptación, lo que se traduce en una menor espera por parte del usuario para recibir su ayuda auditiva. Asimismo, no se contamina el medioambiente con resinas para fabricar los moldes de pasta convencional.
Nota
(1) Shield, B. Evaluation of the Social and Economic Costs of Hearing
Impairment (2019).