Autor: Oticon
La atención selectiva clave en las conversaciones de grupo
El mundo es un lugar ruidoso y eso no supone que sea desagradable, porque si hay ruidos molestos como el del tráfico, también existen ruidos relajantes como el del agua en una fuente o una música tranquila. Sea molesto o agradable, nunca estamos en silencio, gracias a nuestra sensibilidad auditiva.
Un normoyente es capaz de oír el ligero batir de las hojas de un árbol movidas por la brisa o el seco y repentino trueno de una tormenta lejana.
Los sonidos nos rodean, nos llegan de todas direcciones.
Podemos imaginarnos situados en el centro de una esfera sonora en la que recibimos estímulos auditivos de los 360o del espacio; nuestra capacidad auditiva es tridimensional y necesitamos de ese tipo de estímulo para situarnos en el espacio porque así hemos desarrollado y entrenado el sistema auditivo.
El cerebro es el procesador más sofisticado que existe y cuando recibe información suficiente, cuando la cóclea y el nervio auditivo le transmiten un código neural adecuado, es capaz de identificar y reconocer diferentes sonidos, memorizar los que identifica y no conoce, situarlos en el espacio y concentrarse solo en aquellos de su interés. Esta última capacidad se denomina «atención selectiva» y es la facultad natural del cerebro para organizar y priorizar los sonidos.
Su eficacia se apoya en un sistema muy eficaz de reducción del ruido que apoya la percepción del sonido de su interés.
En los últimos años, los científicos que trabajan sobre el sistema auditivo se han focalizado en la audición central, profundizando en cómo el cerebro reconoce los sonidos y en las consecuencias de la deprivación auditiva, en la relación entre audición y problemas cognitivos.
En los laboratorios de investigación de Oticon se utiliza la electroencefalografía para medir la actividad neuronal en respuesta a diferentes estímulos. Es relativamente fácil observar las diferencias cuando se utilizan estímulos auditivos y estímulos visuales, porque los niveles de mayor actividad cerebral se miden en áreas diferentes de la corteza. Pero la técnica utilizada para diferenciar si el paciente está atendiendo a uno u otro interlocutor es mucho más sofisticada. Gracias a la última tecnología y a nuevos algoritmos de análisis, utilizando la electroencefalografía, se ha podido demostrar que los audífonos de Oticon facilitan la atención selectiva.
Para ello, usuarios de Oticon OpnS se han sentado frente a dos altavoces que reproducían la conversación de dos personas que hablaban de forma simultánea y a la misma intensidad. Al mismo tiempo, escuchaban como ruido de fondo otras cuatro conversaciones y la relación señal ruido era de solo +3 dB.
Se pedía que atendieran a uno de los interlocutores y se les realizaba un electroencefalograma con OpenSound Navigator desactivado y activado.
En el primer caso, el orador atendido estaba claramente representado en el cerebro y tanto el interlocutor secundario como el ruido de fondo tenían exactamente la misma representación cerebral. En este supuesto, no podría haber atención selectiva porque al usuario de audífonos le resultaría difícil cambiar su atención entre los interlocutores, ya que uno de ellos se mezcla con el ruido de fondo.
Cuando se realizó la misma prueba con OpenSound Navigator, la representación del orador principal aumentó un 10%, pero lo fundamental es que la del interlocutor al que no estaban atendiendo aumentó un 95%, mientras que se redujo en un 50% la actividad cerebral debida al ruido. Por lo tanto, el usuario de audífonos podía utilizar la atención selectiva.
¿La consecuencia práctica? Oticon OpnS es el audífono que facilita a los usuarios participar en actividades sociales de la forma más similar a la que lo hacen los normoyentes.
Referencia
Ng, E. H. N., Man, B. K. L. (2020), Enhancing selective attention: Oticon Opn S™ new evidence. Oticon Whitepaper.