Samuel Heinicke, el pionero de la corriente oralista
Si hace algunos números, el protagonista de esta sección fue Charles-Michel de L’Épée a quien se le atribuye el honor de ser el «padre» de la lengua de signos, en esta ocasión conocemos a otro gran personaje coetáneo, Samuel Heinicke, nacido en Alemania en 1727, a quien se considera uno de los mayores precursores de la «corriente oralista». Ambos mantuvieron un verdadero «duelo» dialéctico por defender diferentes maneras de enseñar a hablar a las personas sordas.
Desde muy joven, Heinicke se dedicó a aprender de forma autodidacta lenguas extranjeras, ciencias y música. Esto orientó sus pasos hacia la docencia. En 1769, tuvo la oportunidad de enseñar a leer y escribir a un alumno sordo, lo que le granjeó cierto prestigio y pronto acudieron a él cinco alumnos más. Decide entonces abrir su primera escuela para sordos.
Su metodología partía de un mínimo aprendizaje con señas y recursos gráficos, para después centrarse de lleno en la enseñanza de la pronunciación. No consiguió que llegaran a hablar bien, pero sí que lo hicieran de modo inteligible.
En 1778, puso en marcha el «Instituto Sajón para Mudos y Otras Personas con Desórdenes del Habla» en Leipzig, una institución que ha llegado hasta nuestros días.