FAQS #4
Probablemente, en la práctica clínica, todos los audiólogos nos hemos planteado alguna vez esta cuestión. En ocasiones, es el propio paciente el que viene convencido de adaptarse solo un audífono y, además, de adaptarlo en el oído que menos oye, cuando a veces la indicación más idónea es precisamente la contraria (dependiendo del grado de pérdida, claro). Otras veces, la iniciativa de empezar por la adaptación de un solo oído procede de la familia, del especialista ORL o del propio audiólogo, que ante la indecisión del paciente piensa que siempre será mejor que se adapte uno que ninguno.
La conveniencia de adaptar dos audífonos en una pérdida bilateral -sobre todo si es simétrica o no hay gran asimetría- está fuera de toda duda. Las ventajas de la binauralidad desde el punto de vista audiológico son de todos conocidas: favorece la localización de los sonidos, la discriminación de palabras en ambientes de ruido, la estimulación de ambas vías auditivas y, en general, mejora la calidad de audición.
Si esto está tan claro… ¿por qué tanta gente se «apaña» con un audífono, cuando su pérdida es bilateral?
Las investigaciones realizadas en este sentido dan mucho que pensar. Las encuestas demuestran que las adaptaciones binaurales logran una mayor satisfacción del usuario, una mejora de su calidad de escucha, una mayor comodidad y un notable descenso del esfuerzo y de la fatiga auditiva. Estas ventajas son especialmente importantes en los pacientes de edad avanzada.
Según un estudio de Valente y Katz (Valente&Valente, Katz, 2015), el 85% de los pacientes con adaptaciones monaurales que prueban el segundo audífono consideran que el beneficio es suficiente como para quedárselo. Sin embargo, solo el 15% de los pacientes con adaptaciones monoaurales vuelven por sí solos al centro auditivo a por el segundo audífono. Los datos hablan por sí mismos
Debemos insistir a nuestros pacientes en la idea de que no es lo mismo uno que dos, y de que, si a causa de otros condicionantes, principalmente económicos, deciden ponerse solo un audífono, la adaptación del segundo no debe hacerse esperar más de la cuenta.
Para fundamentar esta idea, es preciso también desterrar algunas falsas creencias, frases que escuchamos cada día, y que no tienen ninguna justificación audiológica:
«Me adaptaré mejor si me pongo solo uno. Dos es mucho de una vez».
FALSO: Cuando el paciente presenta una hipoacusia bilateral, sobre todo si no hay una gran asimetría, su audición puede ser deficitaria, pero es relativamente equilibrada; el input auditivo de los dos oídos es similar y el procesamiento de la señal a través de la vía auditiva también lo es. Con la adaptación de un solo audífono se pierde este equilibrio, cambia totalmente la percepción auditiva, que se realiza de manera muy distinta por cada una de las vías, lo que en cierta medida puede dificultar la adaptación.
«Si me pongo los dos voy a perder más oído».
FALSO: La etiología de la pérdida auditiva es la que condiciona su evolución. La adaptación protésica en absoluto la determina. Eso sí, permite que los dos oídos se estimulen por igual y, ante un eventual empeoramiento de la audición, permite al paciente estar más «preparado» gracias a la estimulación.
«Pruebo con uno, no vaya a ser que lo guarde en el cajón».
FALSO: A lo mejor es más probable que lo guarde en el cajón si prueba solo uno, porque no responde a sus expectativas y se da cuenta de que en sitios con ruido no es capaz de entender como cree que debería hacerlo. Si adaptar un solo audífono es la única alternativa, es primordial ajustar las expectativas: la audición mejorará, pero únicamente en cierta medida.
«No puedo comprarme dos audífonos. Mejor uno solo, pero de los buenos».
FALSO: Cuando nos encontramos ante una pérdida con similares características en ambos oídos, con frecuencia es mejor invertir en estereofonía, aunque para ello sea preciso reducir algo la gama y por tanto renunciar a algunas de las prestaciones de las más altas. Con gran probabilidad el paciente se beneficiará bastante más de las ventajas de la escucha estereofónica.
Solo el 15% de los pacientes que llevan un audífono vuelven a ponerse el segundo, aunque sabemos que la mayoría de ellos mejoraría de forma significativa si lo tuvieran. Nuestra obligación como especialistas en el ámbito de la audición es recomendar a nuestros pacientes lo que, desde el punto de vista estrictamente audiológico y audioprotésico, es mejor para ellos, sin considerar de antemano otros condicionantes; esa es nuestra primera misión.
Cuando tienen en su mano toda la información, todos los pros y los contras, les toca a ellos decidir. En muchos casos seguirán nuestras recomendaciones; en otros no lo harán, pero tendrán un poco más claro lo que pueden esperar de un audífono y lo que pueden esperar de dos, y quizá… ¡vuelvan a por el segundo antes de lo que pensamos!