El Juez de los Divorcios. (Entremés)

15/04/2016 | Comparte:

La Revista Gaceta Audio Online apuesta por la Cultura. En el IV Centenario de la muerte de Miguel de Cervantes (1547 -1616), nos hacemos eco de su producción teatral. Dos entremeses populares del autor hacia 1615: “El Juez de los divorcios” y «El viejo celoso”. Dos comedias Cervantinas imprescindibles para disfrutar de nuestro patrimonio literario.

EL JUEZ DE LOS DIVORCIOS

El juez de los divorcios es una comedia publicada en 1615 por Miguel de Cervantes Saavedra. Esta obra fue escrita durante el barroco y coincide con el Siglo de Oro (1554-1681). El juez de los divorcios aparece en la colección Ocho comedias y ocho entremeses nunca representados.

Los otros entremeses de la colección son La cueva de Salamanca, El viejo celoso, El rufián viudo, La elección de los alcaldes de Daganzo, La guarda cuidadosa, El vizcaíno fingido y El retablo de las maravillas.

El juez de los divorcios se divide entre cuatro episodios y una canción final. El entremés empieza con el matrimonio de Mariana y el Vejete, quienes presentan su caso por divorcio al juez. Inmediatamente, Mariana demanda el divorcio, diciendo, “¡Divorcio, divorcio, y más divorcio, y otras mil veces divorcio!” (Cervantes 31). Ella sostiene que su marido es repugnante y demasiado viejo, y está cansada de ser su enfermera. Ella es más joven y quiere un mozo guapo. Su marido también quiere el divorcio, y sostiene que ella causa sus enfermedades por su maltrato.

La siguiente pareja consiste en un soldado y su esposa, doña Guiomar. Ella tiene una “actitud despectiva e insultante hacia su marido” (Bennecker 69). Ella está frustrada porque su marido no tiene trabajo y no cumple con sus responsabilidades. Él es un soldado y un poeta que tiene un carácter apacible y pasivo, mientras que ella es terca y agresiva (insultándole mucho).

Después, el cirujano y la señora Aldonza de Minjaca llegan a presentar su caso. El cirujano es un cirujano vestido de médico. Este detalle es significativo porque un cirujano era una profesión menos admirable que un médico. El Cirujano presenta cuatro razones por el divorcio, mientras que su esposa responde que tiene cuatrocientas. Cuando el juez les pide una prueba, el cirujano pregunta, “¿Qué más pruebas, sino que yo no quiero morir con ella, ni ella gusta de vivir conmigo?” (Cervantes 42).

El último caso es el del Ganapán, quien viene solo. Él es un cristiano viejo, detalle que él considera muy importante. Él revela que se había casado con una prostituta mientras estaba borracho una noche y ahora desea divorciarse de ella.

El juez no aprueba el divorcio en ninguno de los casos porque según él no se ha presentado evidencia suficiente para merecerlo. Para dar fin a la obra, el juez invita a unos músicos a tocar y cantar. En la letra de la canción se presenta una moraleja: “más vale el peor concierto, que no el divorcio mejor” (Cervantes 44-45).

El Juez de los divorcios

Obra cedida por el Centro de Estudios Cervantinos
Copyright Universidad de Alcalá.

Sale el juez, y otros dos con él, que son escribano y procurador, y siéntase en una silla; salen el vejete y Mariana, su mujer.

Mariana Aun bien que está ya el señor juez de los divorcios sentado en la silla de su audiencia. Desta vez tengo de quedar dentro o fuera; desta vegada tengo de quedar libre de pedido y alcabala, como el gavilán.

Vejete Por amor de Dios, Mariana, que no almonedees tanto tu negocio: habla paso, por la pasión que Dios pasó; mira que tienes atronada a toda la vecindad con tus gritos; y, pues tienes delante al señor juez, con menos voces le puedes informar de tu justicia.

Juez ¿Qué pendencia traéis, buena gente?

Mariana Señor, ¡divorcio, divorcio, y más divorcio, y otras mil veces divorcio!

Juez ¿De quién, o por qué, señora?

Mariana ¿De quién? Deste viejo que está presente.

Juez ¿Por qué?

Mariana Porque no puedo sufrir sus impertinencias, ni estar contino atenta a curar todas su enfermedades, que son sin número; y no me criaron a mí mis padres para ser hospitalera ni enfermera. Muy buen dote llevé al poder desta espuerta de huesos, que me tiene consumidos los días de la vida; cuando entré en su poder, me relumbraba la cara como un espejo, y agora la tengo con una vara de frisa encima. Vuesa merced, señor juez, me descase, si no quiere que me ahorque; mire, mire los surcos que tengo por este rostro, de las lágrimas que derramo cada día por verme casada con esta anotomía.

Juez No lloréis, señora; bajad la voz y enjugad las lágrimas, que yo os haré justicia.

Mariana Déjeme vuesa merced llorar, que con esto descanso. En los reinos y en las repúblicas bien ordenadas, había de ser limitado el tiempo de los matrimonios, y de tres en tres años se habían de deshacer, o confirmarse de nuevo, como cosas de arrendamiento; y no que hayan de durar toda la vida, con perpetuo dolor de entrambas partes.

Juez Si este arbitrio se pudiera o debiera poner en prática, y por dineros, ya se hubiera hecho; pero especificad más, señora, las ocasiones que os mueven a pedir divorcio.

Mariana El invierno de mi marido y la primavera de mi edad; el quitarme el sueño, por levantarme a media noche a calentar paños y saquillos de salvado para ponerle en la ijada; el ponerle, ora aquesto, ora aquella ligadura, que ligado le vea yo a un palo por justicia; el cuidado que tengo de ponerle de noche alta cabecera de la cama, jarabes lenitivos, porque no se ahogue del pecho; y el estar obligada a sufrirle el mal olor de la boca, que le güele mal a tres tiros de arcabuz.

Escribano Debe de ser de alguna muela podrida.

Vejete No puede ser, porque lleve el diablo la muela ni diente que tengo en toda ella.

Procurador Pues ley hay que dice, según he oído decir, que por sólo el mal olor de la boca se puede desc[as]ar la mujer del marido, y el marido de la mujer.

Vejete En verdad, señores, que el mal aliento que ella dice que tengo, no se engendra de mis podridas muelas, pues no las tengo, ni menos procede de mi estómago, que está sanísimo, sino desa mala intención de su pecho. Mal conocen vuesas mercedes a esta señora, pues a fe que, si la conociesen, que la ayunarían o la santiguarían. Veinte y dos años ha que vivo con ella mártir, sin haber sido jamás confesor de sus insolencias, de sus voces y de sus fantasías, y ya va para dos años que cada día me va dando vaivenes y empujones hacia la sepultura; a cuyas voces me tiene medio sordo, y, a puro reñir, sin juicio. Si me cura, como ella dice, cúrame a regañadientes; habiendo de ser suave la mano y la condición del médico. En resolución, señores: yo soy el que muero en su poder, y ella es la que vive en el mío, porque es señora, con mero mixto imperio, de la hacienda que tengo.

Mariana ¿Hacienda vuestra? Y ¿qué hacienda tenéis vos, que no la hayáis ganado con la que llevastes en mi dote? Y son míos la mitad de los bienes gananciales, mal que os pese; y dellos y de la dote, si me muriese agora, no os dejaría valor de un maravedí, porque veáis el amor que os tengo.

Juez Decid, señor: cuando entrastes en poder de vuestra mujer, ¿no entrastes gallardo, sano y bien acondicionado?

Vejete Ya he dicho que ha veinte y dos años que entré en su poder, como quien entra en el de un cómitre calabrés a remar en galeras de por fuerza; y entré tan sano, que podía decir y hacer como quien juega a las pintas.

Mariana Cedacico nuevo, tres días en estaca.

Juez Callad, callad, nora en tal, mujer de bien, y andad con Dios, que yo no hallo causa para descasaros; y, pues comistes las maduras, gustad de las duras; que no está obligado ningún marido a tener la velocidad y corrida del tiempo, que no pase por su puerta y por sus días; y descontad los malos que ahora os da, con los buenos que os dio cuando pudo; y no repliquéis más palabra.

Vejete Si fuese posible, recebiría gran merced que vuesa merced me la hiciese de despenarme, alzándome esta carcelería; porque, dejándome así, habiendo ya llegado a este rompimiento, será de nuevo entregarme al verdugo que me martirice; y si no, hagamos una cosa: enciérrese ella en un monesterio y yo en otro; partamos la hacienda, y desta suerte podremos vivir en paz y en servicio de Dios lo que nos queda de la vida.

Mariana ¡Malos años! ¡Bonica soy yo para estar encerrada! No sino llegaos a la niña, que es amiga de redes, de tornos, rejas y escuchas, encerraos vos, que lo podréis llevar y sufrir, que ni tenéis ojos con que ver, ni oídos con que oír, ni pies con que andar, ni mano con que tocar: que yo, que estoy sana, y con todos mis cinco sentidos cabales y vivos, quiero usar dellos a la descubierta, y no por brújula, como quínola dudosa.

Escribano Libre es la mujer.

Procurador Y prudente el marido; pero no puede más.

Juez Pues yo no puedo hacer este divorcio, quia nullam invenio causam.

Entra un soldado bien aderezado y su mujer, Doña Guiomar.

Doña ¡Bendito sea Dios!, que se me ha cumplido el deseo que tenía de verme ante la presencia de vuesa merced, a quien suplico, cuan encarecidamente puedo, sea servido de descasarme déste.

Juez ¿Qué cosa es déste? ¿No tiene otro nombre? Bien fuera que dijérades siquiera: «deste hombre».

Doña Si él fuera hombre, no procurara yo descasarme.

Juez Pues, ¿qué es?

Doña Un leño.

Soldado Por Dios, que he de ser leño en callar y en sufrir. Quizá con no defenderme ni contradecir a esta mujer el juez se inclinará a condenarme; y, pensando que me castiga, me sacará de cautiverio, como si por milagro se librase un cautivo de las mazmorras de Tetuán.

Procurador Hablad más comedido, señora, y relatad vuestro negocio, sin improperios de vuestro marido; que el señor juez de los divorcios, que está delante, mirará rectamente por vuestra justicia.

Doña Pues, ¿no quieren vuesas mercedes que llame leño a una estatua, que no tiene más acciones que un madero?

Mariana Ésta y yo nos quejamos, sin duda, de un mismo agravio.

Doña Digo, en fin, señor mío, que a mí me casaron con este hombre, ya que quiere vuesa merced que así lo llame; pero no es este hombre con quien yo me casé.

Juez ¿Cómo es eso?, que no os entiendo.

Doña Quiero decir que pensé que me casaba con un hombre moliente y corriente, y a pocos días hallé que me había casado con un leño, como tengo dicho; porque él no sabe cuál es su mano derecha, ni busca medios ni trazas para granjear un real con que ayude a sustentar su casa y familia. Las mañanas se le pasan en oír misa y en estarse en la puerta de Guadalajara murmurando, sabiendo nuevas, diciendo y escuchando mentiras; y las tardes, y aun las mañanas también, se va de en casa en casa de juego, y allí sirve de número a los mirones, que, según he oído decir, es un género de gente a quien aborrecen en todo estremo los gariteros. A las dos de la tarde viene a comer, sin que le hayan dado un real de barato, porque ya no se usa el darlo. Vuélvese a ir, vuelve a media noche, cena si lo halla, y si no, santíguase, bosteza y acuéstase; y en toda la noche no sosiega, dando vueltas. Pregúntole qué tiene. Respóndeme que está haciendo un soneto en la memoria para un amigo que se le ha pedido; y da en ser poeta, como si fuese oficio con quien no estuviese vinculada la necesidad del mundo.

Soldado Mi señora doña Guiomar, en todo cuanto ha dicho, no ha salido de los límites de la razón; y, si yo no la tuviera en lo que hago, como ella la tiene en lo que dice, ya había yo de haber procurado algún favor de palillos, de aquí o de allí, y procurar verme, como se ven otros hombrecitos aguditos y bulliciosos, con una vara en las manos, y sobre una mula de alquiler pequeña, seca y maliciosa, sin mozo de mulas que le acompañe, porque las tales mulas nunca se alquilan sino a faltas y cuando están de nones; sus alforjitas a las ancas: en la una un cuello y una camisa, y en la otra su medio queso y su pan y su bota; sin añadir a los vestidos que trae de rúa, para hacellos de camino, sino unas polainas y una sola espuela; y, con una comisión, y aun comezón en el seno, sale por esa Puente Toledana raspahilando, a pesar de las malas mañas de la harona, y, a cabo de pocos días, envía a su casa algún pernil de tocino y algunas varas de lienzo crudo; en fin, de aquellas cosas que valen baratas en los lugares del distrito de su comisión, y con esto sustenta su casa como el pecador mejor puede; pero yo, que ni tengo oficio [ni beneficio], no sé qué hacerme, porque no hay señor que quiera servirse de mí, porque soy casado; así que, me será forzoso suplicar a vuesa merced, señor juez, pues ya por pobres son tan enfadosos los hidalgos, y mi mujer lo pide, que nos divida y aparte.

Doña Y hay más en esto, señor juez: que, como yo veo que mi marido es tan para poco, y que padece necesidad, muérome por remedialle; pero no puedo, porque, en resolución, soy mujer de bien, y no tengo de hacer vileza.

Soldado Por esto solo merecía ser querida esta mujer, pero, debajo deste pundonor, tiene encubierta la más mala condición de la tierra: pide celos sin causa, grita sin porqué, presume sin hacienda, y, como me ve pobre, no me estima en el baile del rey Perico; y es lo peor, señor juez, que quiere que, a trueco de la fidelidad que me guarda, le sufra y disimule millares de millares de impertinencias y desabrimientos que tiene.

Doña ¿Pues no? ¿Y por qué no me habéis vos de guardar a mí decoro y respeto, siendo tan buena como soy?

Soldado Oíd, señora doña Guiomar; aquí, delante destos señores, os quiero decir esto: ¿por qué me hacéis cargo de que sois buena, estando vos obligada a serlo, por ser de tan buenos padres nacida, por ser cristiana y por lo que debéis a vos misma? ¡Bueno es que quieran las mujeres que las respeten sus maridos porque son castas y honestas; como si en sólo esto consistiese, de todo en todo, su perfección; y no echan de ver los desaguaderos por donde desaguan la fineza de otras mil virtudes que les faltan! ¿Qué se me da a mí que seáis casta con vos misma, puesto que se me da mucho, si os descuidáis de que lo sea vuestra criada, y si andáis siempre rostrituerta, enojada, celosa, pensativa, manirrota, dormilona, perezosa, pendenciera, gruñidora, con otras insolencias deste jaez, que bastan a consumir las vidas de docientos maridos? Pero, con todo esto, digo, señor juez, que ninguna cosa destas tiene mi señora doña Guiomar; y confieso que yo soy el leño, el inhábil, el dejado y el perezoso; y que, por ley de buen gobierno, aunque no sea por otra cosa, está vuesa merced obligado a descasarnos; que desde aquí digo que no tengo ninguna cosa que alegar contra lo que mi mujer ha dicho, y que doy el pleito por concluso, y holgaré de ser condenado.

Doña ¿Qué hay que alegar contra lo que tengo dicho? Que no me dais de comer a mí, ni a vuestra criada; y monta que son muchas, sino una, y aun esa sietemesina, que no come por un grillo.

Escribano Sosiéguense; que vienen nuevos demandantes.

Entra uno vestido a lo médico, y es cirujano, y Aldonza de Minjaca, su mujer.

Cirujano Por cuatro causas bien bastantes, vengo a pedir a vuesa merced, señor juez, haga divorcio entre mí y la señora doña Aldonza de Minjaca, mi mujer, que está presente.

Juez Resoluto venís; decid las cuatro causas.

Cirujano La primera, porque no la puedo ver más que a todos los diablos; la segunda, por lo que ella se sabe; la tercera, por lo que yo me callo; la cuarta, porque no me lleven los demonios, cuando desta vida vaya, si he de durar en su compañía hasta mi muerte.

Procurador Bastantísimamente ha probado su intención.

Minjaca Señor juez, vuesa merced me oiga, y advierta que, si mi marido pide por cuatro causas divorcio, yo le pido por cuatrocientas. La primera, porque, cada vez que le veo, hago cuenta que veo al mismo Lucifer; la segunda, porque fui engañada cuando con él me casé, porque él dijo que era médico de pulso, y remaneció cirujano, y hombre que hace ligaduras y cura otras enfermedades, que va decir desto a médico la mitad del justo precio; la tercera, porque tiene celos del sol que me toca; la cuarta, que, como no le puedo ver, querría estar apartada dél dos millones de leguas.

Escribano ¿Quién diablos acertará a concertar estos relojes, estando las ruedas tan desconcertadas?

Minjaca La quinta…

Juez Señora, señora, si pensáis decir aquí todas las cuatrocientas causas, yo no estoy para escuchallas, ni hay lugar para ello. Vuestro negocio se recibe a prueba; y andad con Dios, que hay otros negocios que despachar.

Cirujano ¿Qué más pruebas, sino que yo no quiero morir con ella, ni ella gusta de vivir conmigo?

Juez Si eso bastase para descasarse los casados, infinitísimos sacudirían de sus hombros el yugo del matrimonio.

Entra uno vestido de ganapán, con su caperuza cuarteada.

Ganapán Señor juez: ganapán soy, no lo niego, pero cristiano viejo, y hombre de bien a las derechas; y, si no fuese que alguna vez me tomo del vino, o él me toma a mí, que es lo más cierto, ya hubiera sido prioste en la cofradía de los hermanos de la carga, pero, dejando esto aparte, porque hay mucho que decir en ello, quiero que sepa el señor joez que, estando una vez muy enfermo de los vaguidos de Baco, prometí de casarme con una mujer errada. Volví en mí, sané y cumplí la promesa, y caséme con una mujer que saqué de pecado; púsela a ser placera; ha salido tan soberbia y de tan mala condición, que nadie llega a su tabla con quien no riña, ora sobre el peso falto, ora sobre que le llegan a la fruta, y a dos por tres les da con una pesa en la cabeza, o adonde topa, y los deshonra hasta la cuarta generación, sin tener hora de paz con todas sus vecinas ya parleras; y yo tengo de tener todo el día la espada más lista que un sacabuche, para defendella; y no ganamos para pagar penas de pesos no maduros, ni de condenaciones de pendencias. Querría, si vuesa merced fuese servido, o que me apartase della, o, por lo menos, le mudase la condición acelerada que tiene en otra más reportada y más blanda; y prométole a vuesa merced de descargalle de balde todo el carbón que comprare este verano; que puedo mucho con los hermanos mercaderes de la costilla.

Cirujano Ya conozco yo a la mujer deste buen hombre, y es tan mala como mi Aldonza: que no lo puedo más encarecer.

Juez Mirad, señores, aunque algunos de los que aquí estáis habéis dado algunas causas que traen aparejada sentencia de divorcio, con todo eso, es menester que conste por escrito, y que lo digan testigos; y así, a todos os recibo a prueba. Pero, ¿qué es esto? ¿Música y guitarras en mi audiencia? ¡Novedad grande es ésta!

Entran dos músicos.

Músico Señor juez, aquellos dos casados tan desavenidos que vuesa merced concertó, redujo y apaciguó el otro día, están esperando a vuesa merced con una gran fiesta en su casa; y por nosotros le envía[n] a suplicar sea servido de hallarse en ella y honrallos.

Juez Eso haré yo de muy buena gana; y pluguiese a Dios que todos los presentes se apaciguasen como ellos.

Procurador Desa manera, moriríamos de hambre los escribanos y procuradores desta audiencia; que no, no, sino todo el mundo ponga demandas de divorcios; que, al cabo, al cabo, los más se quedan como se estaban y nosotros habemos gozado del fruto de sus pendencias y necedades.

Músico Pues en verdad que desde aquí hemos de ir regocijando la fiesta.

Cantan los músicos.

Entre casados de honor,

cuando hay pleito descubierto,

más vale el peor concierto

que no el divorcio mejor.

Donde no ciega el engaño

simple, en que algunos están,

las riñas de por San Juan

son paz para todo el año.

Resucita allí el honor,

y el gusto, que estaba muerto,

donde vale el peor concierto

más que el divorcio mejor.

Aunque la rabia de celos

es tan fuerte y rigurosa,

si los pide una hermosa,

no son celos, sino cielos.

Tiene esta opinión Amor,

que es el sabio más experto:

que vale el peor concierto

más que el divorcio mejor.

Fin deste entremés

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En este caso fue clave revisar sus respuestas al cuestionario COSI y aclarar que era su hipoacusia la que generaba los problemas de comunicación y no su menor tolerancia a los sonidos. — El papel que jugaba la intervención del sistema nervioso autónomo en las respuestas de molestia y dolor que percibía, poniendo el énfasis en los motivos por los cuales los sonidos del día a día, aun cuando los percibiera como molestos, no lesionarían su oído ni su cerebro. Estos argumentos son comunes a la mayoría de los pacientes de hiperacusia e hipoacusia. La segunda clave será, entonces, transmitir esta información de forma efectiva, entendible y ajustada a las características de cada persona para que confíe en nosotros y en el proceso. Tenemos que ser capaces de contrarrestar sus dudas, desconfianzas y reticencias con nuestra información y argumentos, mostrando seguridad en lo que hacemos y explicamos. El paciente será capaz de dar los pasos que le proponemos solo si logramos que confíe en nosotros. En esta sesión inicial se dieron pautas para que realizara enriquecimiento sonoro (tener alguna fuente de sonido constante, eludiendo el silencio total y evitando el uso de tapones) y se propuso la adaptación de dos audífonos pasadas tres semanas, inicialmente para realizar terapia sonora de desensibilización y, posteriormente, cuando fuera posible, para proporcionar amplificación y corregir la hipoacusia. Pasadas tres semanas, asistió a la consulta para comenzar, en principio, la terapia sonora de sensibilización con programa de generador con audífonos sin amplificación y en adaptación abierta. Al preguntarle sobre la evolución en esas semanas, explicó que había dejado de usar tapones, había hecho enriquecimiento sonoro con varios dispositivos e intentado no aislarse en su cuarto. Le había sorprendido la facilidad para llevar a cabo estas medidas si bien al inicio lo había pasado muy mal. Sin embargo, planteó de nuevo su frustración al no ser capaz de entender y repetía argumentos como «yo no entiendo por la hiperacusia, si no la tuviera oiría bien». Tras repasar de nuevo parte del contenido del consejo terapéutico del inicio, se programaron los audífonos con función de generador, utilizando adaptadores estándar abiertos. En el momento en que se adaptaron, expresó dudas sobre la capacidad para comunicarse en presencia del sonido del generador. Concluimos que la angustia por no entender iba a interferir en el proceso que pretendíamos implementar (desensibilización) por lo que finalmente se optó por un adaptador más cerrado para proporcionar amplificación, que aun lejos de los objetivos, ayudara a contrarrestar la hipoacusia. Se puso especial énfasis en realizar un uso progresivo durante la primera semana hasta alcanzar el uso continuado durante todo el día. Criterios de hiperacusia:Umbrales de disconfortal sonido.Goldstein 1996< 90dBHLen 2 ó másfrecuencias entre 0,25-8 kHz.Jastrebof. 2000< 100dBHL en 2 ó másfrecuencias entre 0,25-8 kHz En este momento, el paciente volvió a mostrarse irritado y escéptico sobre el papel que «su pequeña hipoacusia» podía jugar en no entender, por lo que se le pidió que entrara en la cabina para realizar pruebas verbales a campo libre con y sin audífonos. Tras comprobar la ayuda que obtenía, su actitud hacia los dispositivos cambió y a partir de este momento mostró absoluta confianza en el proceso. Fueron necesarias tres citas de seguimiento en las cuales, de forma paulatina, el paciente dejó de centrar su discurso en la molestia por los sonidos y pasó a hablar de las mejoras que necesitaba en la amplificación. Una vez realizada la adaptación, se le instó a recuperar sus salidas fuera de casa al ritmo que él marcara para que no le produjera malestar y se sintiera confiado. En los contactos telefónicos que se mantienen entre citas con los pacientes de este perfil, él mismo propuso dejar de usar el programa de amplificación y generador al sentirse cómodo con los sonidos de alrededor y centrarse en escuchar todo. Hay que contrarrestar las dudas del paciente y su reticencia con nuestros argumentos, mostrando seguridad en lo que hacemos y explicamos. Nos encontramos pues, ante la tercera clave de este tipo de adaptaciones: hay que hacer un seguimiento exhaustivo y ser flexibles, adaptando los pasos generales a la particularidad de cada caso. De nuevo la escucha activa al paciente nos dará información sobre cómo conseguir el objetivo. En julio de 2022 L.S. asistió por última vez a consulta para revisión y evaluación (ver gráficas superiores): – Umbrales de molestia (UCL): – Marca gris: UCL abril 2022.Marca azul/roja: UCL julio 2022. Es clave hacer un seguimiento exhaustivo del paciente y ser flexibles, adaptando los pasos generales a la particularidad de cada caso. COSI: el paciente clasificó la mejoría en las tres situaciones descritas como «mucho mejor», indicando que entendía correctamente en un 95%, tras la adaptación de los audífonos. Había retomado sus actividades deportivas y poco a poco se animaba a practicar actividades sociales que no realizaba hacía tres años. A la vista de los resultados se le propuso continuar con el plan de revisiones convencional para pacientes de hipoacusia. Es cierto que estas adaptaciones nos hacen afrontar desafíos que pueden generar estrés e inseguridad en determinados momentos, pero todo queda recompensado cuando uno comprende de qué manera la vida del paciente ha mejorado con nuestra intervención. La escucha activa al paciente nos dará información sobre cómo conseguirel objetivo. Referencias bibliográficas Prevalence of Hyperacusis in the General and Special Populations: A Scoping Review. Jing Ren, Tao Xu, Tao Xiang, Jun-mei Pu, Lu Liu, Yan Xiao and Dan Lai*. Front. Neurol.03-September-2021. Sec. Neuro-Otology.https://doi.org/10.3389/fneur.2021.706555 Evaluación de la incapacidad en pacientes con acúfenos. C. Herráiz, J. Hernández Calvín, G. Plaza, M.C. Tapia, G. De los santos. Acta Otorrinolaringológica Española,Volumen 52, Issue 6,2001, Evaluación de la hiperacusia: Test de hipersensibilidad al Sonido. C. Herráiz, G. de los Santos, I.Diges, R. Díez, J.M. Aparicio. Acta Otorrinolaringológica Española, Volumen 57. 2006. Dillon H, James A, Ginis J. Client Oriented Scale of Improvement (COSI) and its relationship to several other measures of benefit and satisfaction provided by hearing aids.J Am Acad Audiol. 1997 Feb;8(1):27-43. PMID: 9046067. Sonia Bajo CV Autor: Audióloga / Audioprotesista Diplomada en Logopedia. Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC. Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, Audiología Infantil y Tercera Edad en RV Alfa Centros Auditivos. Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.

Todo lo que pensabas sobre los audífonos, ha cambiado

¿Qué pasa si cogemos lo mejor de los audífonos de ReSound y los auriculares Jabra más modernos? Ahora, nuestra tecnología auditiva más avanzada, en forma de audífono recargable, hecho a medida. Que tenemos como resultado el nuevo diseño de ReSound, que fusiona la tecnología más avanzada de ReSound con una nueva forma que hace que no se parezca al resto de audífonos, pero que sí se adapta al oído de cada paciente. Comodidad durante todo el día Se ajusta a las necesidades de cada paciente y podrá llevarlo todo el día sin molestia alguna. Impermeable y a prueba de sudor Diseño con certificación IP68 y con nano protección, por dentro y por fuera, para facilitar la limpieza y el mantenimiento. Gracias a que cuentan con la máxima protección posible los audífonos están protegidos del sudor, polvo, lluvia… Diseño y estilo para cada forma de vida Una de las mejores cosas de este audífono es que está hecho para que encajen perfectamente en el oído de cada persona. Con la impresión del oído de cada uno, ReSound fabrica un audífono personalizado. Tus pacientes podrán usar mascarilla, gafas, casco y cualquier otro objeto sin que sus audífonos se muevan o caigan. Diseño con certificación IP68 y con nano protección, por dentro y por fuera, para facilitar la limpieza y el mantenimiento. Escuchar en ambientes ruidosos ¿Por qué estos audífonos pueden ayudar a tus pacientes a escuchar mejor? Los micrófonos están situados al principio del canal auditivo, localizan el sonido y se adaptan automáticamente a cada situación para ayudar a la persona a escuchar mejor. Conectado con el mundo Transmisión de llamadas, música y más, desde iPhone, iPad y teléfonos Android. Ultra Focus Con el programa Ultra Focus, de la app ReSound Smart 3D, tus pacientes tendrán el control en lugares ruidosos y podrán escuchar mejor su propia voz. Gama de colores Antracita / Beige claro / Beige / Marrón medio / Marrón / Marrón oscuro

Aural presenta su primer centro auditivo experiencial

La red de centros auditivos Aural, pionera en audiología, presentó en un acto para la prensa, su primer centro auditivo experiencial de Aural en toda España, ubicado en Valencia. Es un concepto revolucionario que pretende colocar al usuario en el centro para ofrecerle un servicio único, derribando los muros y prejuicios que todavía existen alrededor del uso de audífonos y facilitando que el usuario compruebe, gracias a la tecnología, cómo puede ser su vida con una buena audición. El inicio de una nueva era para Aural El acto de presentación del nuevo centro experiencial contó con la participación de Juan Ignacio Martínez, director general de Aural, de la influencer y especialista en moda y tendencias María de León y de la cantante Samantha Gilabert, ambas usuarias de audífonos de los centros auditivos Aural. Juan Ignacio Martínez abrió el acto con unas palabras acerca del objetivo del nuevo centro experiencial. «Con esta nueva apertura, Aural quiere dar paso a una nueva era de centros auditivos experienciales que revolucionarán el sector de la audición y la audioprótesis para facilitar la concienciación y el cuidado de la salud auditiva», explicó. Esta flagship store marca un nuevo modelo de establecimientos en salud auditiva que sitúa al usuario en el centro para ofrecerle un servicio único y ajustado a sus necesidades. «Se trata de un centro - añadió Martínez - diseñado bajo un concepto innovador, que cuenta con 450 metros cuadrados distribuidos en tres plantas y que facilitan que el usuario se mueva por diferentes espacios, siendo siempre el protagonista y viviendo una experiencia en gabinete única». Un centro auditivo abierto y experiencial El nuevo centro cuenta con un diseño abierto, con salas diáfanas y grandes ventanales a la calle para ejemplificar una de las premisas del centro: la pérdida auditiva no es un tabú que haya que esconder. El centro dispone de cinco salas de audiología que recrean espacios cómodos y destierran la idea del profesional en un lado de la mesa y el paciente y acompañante en el otro. El paciente, aquí, es el protagonista. Además, cuenta también con dos salas experienciales en las que se recrean situaciones reales para que la persona con pérdida auditiva pueda experimentar cómo va a oír con sus nuevos audífonos en diferentes ambientes sonoros (en el campo, en un restaurante, en un centro comercial, etc.). Las experiencias personales de las embajadoras de Aural La emprendedora e icono de lifestyle, María de León, puso de manifiesto su gran satisfacción con los audífonos que le adaptaron en un centro auditivo Aural y que le cambiaron la vida, según reconoció. Además, recomendó a todas las personas con pérdida auditiva que venzan los prejuicios y se decidan a adaptarse audífonos: «Yo les diría a todos ellos que se acerquen a este nuevo centro auditivo Aural, verán que no tiene nada que ver con lo que tienen en mente; es otro concepto: aquí todo es abierto, experiencial. Creo que es algo estupendo que la persona pueda probar sus audífonos ajustados y recrear distintos ambientes de su día a día. Me encanta que en Aural hayan apostado por llevar la experiencia real al propio centro». Esta Flagship Store marca un nuevo modelo de establecimientos en salud auditiva que sitúa al usuario en el centro para ofrecerle un servicio único y ajustado a sus necesidades. También la cantante, Samantha Gilabert, hizo referencia al excepcional rendimiento que recibe de sus audífonos adaptados en Aural y destacó algunas de sus prestaciones como la de poder oír directamente en ellos las llamadas del móvil o la música de su tablet. También resaltó los beneficios de poder controlar la audición desde el móvil o el hecho de que el audífono se adapte automáticamente a cada entorno sonoro sin que ella tenga que hacer nada. Saber más ¿Quieres conocer más en detalle el nuevo concepto de retail de Aural? Escríbenos un email a: comercial@widex.esLlámanos al teléfono: 932 547 930