Diabetes y pérdida auditiva, ¿están relacionadas?
Desde hace varios años se especula con que la pérdida auditiva puede obedecer, entre otras causas, al desarrollo de cualquier modalidad de diabetes. Pero ¿qué hay de cierto en esto?
Los estudios advierten
Recientes estudios en esa línea de investigación parecen confirmar esta hipótesis, basándose en que «la diabetes puede provocar daños graves en los nervios de distintas partes del cuerpo, como las manos, los pies, los ojos y los riñones, y también puede perjudicar a los nervios de los oídos.
Con el tiempo, los altos niveles de glucemia pueden dañar los vasos sanguíneos pequeños y los nervios del oído interno y, por otro lado, los bajos niveles de glucemia pueden afectar perjudicialmente a la transmisión de las señales que emite el nervio desde el oído interno hasta el cerebro. Ambos tipos de lesiones nerviosas pueden provocar pérdida de audición».
Así de contundentes se expresan desde los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU.El «National Centre for Rehabilitative Auditory Research» ha llevado a cabo uno de estos estudios y en sus conclusiones afirma que las personas con diabetes tienen el doble de posibilidades de padecer pérdida auditiva, independientemente de la edad.
Esta investigación señala, además, que las personas prediabéticas (aquellas que presentan niveles de azúcar en sangre por encima de los normales pero no tan elevados como para diagnosticarles la enfermedad) tienen un mayor riesgo de padecer problemas auditivos, en concreto, un 30% más de posibilidades. En 2019, alrededor de 374 millones de personas de entre 20 y 79 años tenían prediabetes. Casi la mitad de estas eran menores de 50 años, y de ellas, casi un tercio estaban comprendidas entre los 20 y los 39 años. En cuanto a la prevalencia por sexo, no existe apenas diferencia ya que esta enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres.
Paralelamente, otro estudio japonés similar ha confirmado que los jóvenes que padecen diabetes tienen un 2,6% más de probabilidades de sufrir hipoacusia.
Las cifras hablan
Los informes de la OMS (Organización Mundial de la Salud) y de la Federación Internacional de la Diabetes ponen de manifiesto un aumento considerable del número de personas que padecen diabetes en todo el mundo durante los últimos diez años.
La prevalencia de la enfermedad, que a nivel global padecen 382 millones de personas según la federación internacional de diabetes, aumenta cada año y su pronóstico a medio plazo es que esta cifra se incremente un 55%, afectando a más de 590 millones de personas en 2035. La diabetes de tipo 2 es la más dominante, ya que es la que padece el 90 % de los diabéticos. Esta enfermedad afecta a todos los grupos de edad, aunque se aprecia una mayor incidencia en el colectivo de edades comprendidas entre los 60 a 69 años: una de cada cinco personas con diabetes tiene más de 65 años.
El «National Centre for Rehabilitative Auditory Research» ha llevado a cabo uno de estos estudios y en sus conclusiones afirma que las personas con diabetes tienen el doble de posibilidades de padecer pérdida auditiva, independientemente de la edad.
En Europa, más de 55 millones de personas la sufren, de ellas el 8,4% son adultos. Según una previsible evolución, en el año 2030 se alcanzarían los 64 millones de diabéticos en el continente. En España, más de 5 millones de personas sufren diabetes tipo 2, lo que supone un 13,8% de la población, y su incidencia aumenta en 386.000 nuevos diagnosticados cada año.
En relación a todos estos datos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta de que, desde 1980, se han triplicado los casos.
Más vale prevenir…
El mejor tratamiento que pueden recibir estos pacientes es la prevención.
A la vista de estas conclusiones, es recomendable para aquellas personas que hayan sido diagnosticadas con diabetes o que sospechen que pueden desarrollarla, que se sometan a un completo examen audiométrico para valorar su audición y verificar si existe algún indicio de pérdida auditiva.
Lo ideal es combinar una audiometría tonal de alta frecuencia y una audiometría tonal liminar, ya que así obtenemos mayor sensibilidad para determinar, de forma temprana, cualquier cambio audiológico relevante.
El daño del sistema auditivo relacionado con esta dolencia, a día de hoy, no se puede evitar ni revertir, pero lo que sí hay que intentar es retrasar su aparición lo máximo posible mediante el uso de medicamentos que mejoren la micro-circulación a nivel del oído interno y con unos cuidados básicos.
En aquellos casos en los que la hipoacusia desarrollada impida tener una buena calidad de vida se podrá recurrir a la adaptación de audífonos que contribuyan a mejorar la audición y la comunicación con el entorno.