Si echamos la vista atrás no hay duda del enorme impulso de la tecnología de los audífonos en el procesamiento del habla y el ruido. El objetivo de todos los fabricantes es claro: desarrollar herramientas que consigan mejorar la relación señal ruido (el volumen del habla en relación con el ruido) a sabiendas de que, si la señal del habla no es audible sobre el ruido de fondo, es imposible entender.
Numerosos estudios documentan el efecto negativo del ruido en la capacidad de percepción del habla en personas con discapacidad auditiva. Esta población requiere de una relación señal ruido más favorable para obtener el mismo porcentaje de discriminación. Cuanto más supere la señal de voz el ruido de fondo, mejor se podrá entender. M Ross[1] establece esta diferencia entre 20-
30 dB para las personas con dificultades auditivas (ver tabla 1).
El desarrollo de la direccionalidad y el aumento del número de bandas y de la velocidad de procesamiento de los circuitos tienen como único objetivo mejorar esta relación, si bien aún no se ha desarrollado una herramienta en los audífonos que permita eliminar el ruido y preservar la señal de la voz cuando llegan de forma simultánea.
A pesar de toda la tecnología disponible, las dificultades de comunicación en contextos de ruido continúan siendo la queja más común de los usuarios de audífonos, aun cuando estos están correctamente adaptados.
A este contexto hay que añadirle las características que en ocasiones tiene este «ruido de fondo». Para el usuario de prótesis auditivas frecuentemente el ruido de fondo puede ser sonido de habla de personas adyacentes, por ejemplo, las conversaciones que se desarrollan entre comensales en una comida familiar, y la señal de interés, el discurso de una persona concreta del grupo. Esto supone un reto significativo para las prótesis auditivas, pues las características acústicas de ambas señales son similares si bien solo una de ellas es la que el usuario desea escuchar.
Es por ello por lo que, a pesar de toda la tecnología disponible, las dificultades de comunicación en contextos de ruido continúan siendo la queja más común de los usuarios de audífonos aun cuando estos están correctamente adaptados.
En estas situaciones nada se ha mostrado más eficaz para aumentar la relación señal ruido que el uso de un micrófono posicionado a centímetros de la boca del hablante. Los estudios[1] concluyen que los audífonos proporcionan el mayor beneficio cuando el hablante se encuentra a menos de 1.5 m (campo cercano/close field) hasta cierto nivel de ruido, utilizando la direccionalidad para mejorar la relación señal ruido. Si la distancia con el interlocutor es mayor (campo lejano/far field) o el ruido aumenta, se recomienda el uso de otras ayudas como micrófonos remotos y sistemas de FM.
Los Sistemas de Tecnología Asistencial (HATS)[2] optimizan la amplificación, permitiendo la interconectividad entre diferentes dispositivos electrónicos (TV, teléfonos, ordenadores…) Estos sistemas incluyen dispositivos de escucha y de alerta que mejoran la comunicación y/o facilitan la conciencia de sonidos ambientales. Ya en 2007, entidades como la AAA, reconocieron en sus guías de práctica clínica la importancia de las tecnologías de asistencia (HATS- Hearing Assistive Technology System) en el manejo de adultos con pérdida auditiva.
Los sistemas de FM tradicionalmente se han asociado a la población pediátrica con problemas auditivos y al ámbito educativo; posteriormente se ha reconocido su beneficio y ampliado su uso a edades previas a la escolarización.
Con relación a la gestión de ruido, estas guías centran la ayuda en adultos, en los equipos de FM y micrófonos remotos, que favorecen la relación señal-ruido entre 15- y 25 dB.
Los sistemas de FM tradicionalmente se han asociado a la población pediátrica con problemas auditivos y al ámbito educativo. Estos sistemas supusieron un progreso significativo en el rendimiento de los niños con dificultades auditivas en las aulas. Con posterioridad se ha reconocido su beneficio y ampliado su uso a edades previas a la escolarización y a situaciones cotidianas del día a día: el parque, viajes, práctica deportiva, situaciones sociales (fiestas, etc.). Su uso amplía la «burbuja auditiva» del niño y garantiza la exposición al lenguaje que los pequeños necesitan (30000 palabras diarias) para su desarrollo comunicativo.
En los adultos, el sistema de FM se ha propuesto como un «tercer oído»1. ¿En qué situaciones el uso de estos sistemas puede beneficiar a un adulto? Hagamos una revisión de la literatura que analiza este aspecto.
— Restaurantes y encuentros sociales. Esta es la situación persistentemente más señalada por usuarios de audífonos que incluso acaba renunciado a ciertos entornos ante la incapacidad para comunicarse. En este contexto, el micrófono del sistema FM puede ser portado por el acompañante o ubicado sobre la mesa dirigido hacia él. En el caso de una comida grupal, se sitúa en el centro de la mesa y la gestión automática de los múltiples micrófonos implementados permite la conversación. Existen micrófonos emisores de FM en los que el usuario puede seleccionar manualmente a qué ángulo atender.
En situaciones sociales en las que los interlocutores están de pie (fiestas, encuentros, visitas turísticas guiadas), el micrófono es sujetado por el usuario de audífonos y es él quien lo dirige hacia la fuente de interés o simplemente lo lleva colgado. De forma natural, tenderá a colocarse frente a su interlocutor lo que permitirá la entrada de la señal al micrófono del sistema de FM.
El uso de FM en esta situación ha reportado una disminución en la tensión para escuchar y una reducción de la percepción de aislamiento, pues los pacientes pueden participar en mayor medida en las conversaciones.
— Situaciones donde el apoyo de la lectura labial es limitado: coche, paseos. Las personas con discapacidad auditiva frecuentemente centran su mirada en los labios del interlocutor, sean o no conscientes. Combinando la visión de los movimientos de la boca con la audición pueden acceder al mensaje hablado. Incluso las personas normoyentes leen los labios si la señal auditiva está deteriorada (su intensidad es muy baja o la relación señal ruido es desfavorable). Un viaje en coche, un paseo en compañía por un entorno normal como la calle de una ciudad, son situaciones cotidianas que pueden suponer un reto para los usuarios de audífonos pues la posición en la que se ubican los interlocutores (lateral) impide la lectura labial. La utilización del sistema de FM habilita la comunicación en estos escenarios incidiendo directamente en la calidad de vida.
Uno de los entornos en los que la discapacidad auditiva puede generar más desafíos en el adulto es el laboral, generando tensión en la escucha y aumentando el estrés.
— Ámbito laboral: reuniones, conferencias, presentaciones y conexiones remotas. Uno de los entornos en los que la discapacidad auditiva puede generar más desafíos en el adulto es el laboral. Una escucha deficiente genera tensión para escuchar, aumenta el estrés y conduce a errores. En países como Canadá, Australia y USA, los sistemas de FM se proponen como herramientas de accesibilidad en los puestos de trabajo y a menudo corren a cargo de las empresas o están subvencionados por los sistemas sanitarios. Estos sistemas se pueden vincular a los dispositivos tecnológicos usados en videoconferencias y reuniones telemáticas, garantizando la percepción del mensaje.
Cualquier audiólogo reconoce en las situaciones anteriores la mayoría de las demandas que los usuarios de audífonos plantean en la consulta o en los cuestionarios de validación de las adaptaciones (COSI, APHAB, HHIE, etc…) Entonces, si la evidencia muestra que los equipos de FM pueden mejorar de forma significativa el resultado en estos contextos ¿por qué rara vez son usados por adultos?
Este aspecto ha sido analizado en algunos estudios llegando todos ellos a conclusiones similares.
—Percepción del costo/beneficio por parte de los usuarios. La proporción de usuarios que decide utilizar el equipo de FM tras probarlo, cuando lo obtiene sin cargo, es significativamente mayor que cuando corre de su cuenta. Esta diferencia aumenta si, en el grupo de quienes tienen que abonarlo, se ha propuesto la renovación de los audífonos al tiempo que la adquisición del FM. Su costo parece pues, un factor relevante.
— Con relación a la aparición de sentimientos negativos como vergüenza o rechazo por hacer más evidente una discapacidad los estudios concluyen que el uso de FM aumenta estos sentimientos inicialmente. No obstante, al igual que en estudios similares con audífonos, estas sensaciones se reducen una vez que el usuario comienza a utilizarlo. También concluyen que, cuando se realiza una prueba, el entorno cercano (familia, compañeros y amigos) valora el sistema positivamente y animan al uso.
— En el grupo de pacientes con pérdidas más severas, paradójicamente aquellos que más dificultades presentan en las situaciones complejas descritas, se observa un fenómeno que hace que no sientan la necesidad de usar FM: aceptación1. Este proceso es una combinación de negación de las dificultades («a todo el mundo le ocurre igual»), disminución de las expectativas, restricción en sus rutinas sociales diarias y aceptación de mayores tensiones en ellos mismos, su familia y sus círculos sociales. En resumen, se resignan a su situación y no entienden o aprecian el beneficio que este sistema puede reportarles.
— Dificultad en el uso e inconvenientes. Cuando los usuarios se plantean la utilización de estos sistemas, especialmente los adultos mayores, pueden percibir el proceso de aprendizaje y manejo como complejo. Sin embargo, esta valoración no difiere significativamente de la que los usuarios plantean sobre el aprendizaje del uso y manejo de los audífonos.
— Concienciación e información sobre equipos de FM. Los estudios concluyen que la mayoría de los usuarios de audífonos adultos desconocen la existencia de estas herramientas o nunca se les han propuesto. Los motivos por los cuales los audiólogos no plantean esta solución a sus pacientes son varios:
— Costes
— Estéticos
— Miedo a transmitir la idea de que los audífonos «no son suficientes» y que se pierda la venta de gamas altas justificadas por su beneficio en ruido.
Los estudios sobre el uso de FM en adultos remarcan el beneficio colateral para familiares y amigos facilitando la convivencia.
¿Qué pensaríamos de un especialista de la salud que no propusiera a su paciente una solución que de forma probada permitiera mejorar su calidad de vida y solucionar buena parte de sus dificultades? ¿Serían admisibles argumentos como «no lo va poder pagar», «su uso es complejo», «lo va a rechazar por estética» o «no le va a sacar partido», sin dar la opción al paciente de decidir por sí mismo?
Cuando los audiólogos recibimos a pacientes que exponen dificultades para afrontar sus funciones laborales, para mantener su vida social o cuando hablan de aislamiento o dificultades recurrentes en situaciones de ruido, tenemos que ser capaces de proporcionar información sobre los sistemas de FM, planteándolos como lo que son, una herramienta tecnológica que puede solucionar buena parte de estos problemas. Los estudios sobre el uso de FM en adultos remarcan el beneficio colateral para familiares y amigos facilitando la convivencia.
De igual manera, estos estudios sugieren la conveniencia de plantear estas soluciones en «accesibilidad al trabajo»[4]. La BDA concluyó que solo el 8% de los recursos solicitados para la adaptación al puesto de trabajo de personas con discapacidad auditiva fueron sistemas de FM, frente a un 57% de otros servicios como intérpretes. El mismo estudio revelaba que solo el 10% de los usuarios conocían los servicios de accesibilidad de las empresas.
Según recientes estudios, solo el 8% de los recursos solicitados para la adaptación al puesto de trabajo de personas con discapacidad auditiva han sido sistemas de FM.
La evolución de la tecnología en asistencia auditiva HATS ha propiciado que en la actualidad se cuente con micrófonos remotos de reducido tamaño y receptores integrados completamente en los audífonos. Los emisores también han avanzado en tecnología y tamaño aliviando en parte la reticencia estética que pueda generar su uso.
Los motivos por los cuales un paciente con las dificultades de comunicación expuestas no usa el sistema de FM, pueden ser variados. No obstante, no deberíamos encontrar dentro de esos motivos el desconocimiento de la existencia de esta herramienta. Es nuestra responsabilidad como audiólogos proporcionar esta información de forma efectiva y promover su prueba con el fin de que el paciente pueda valorar por sí mismo los beneficios y tomar la decisión que estime más conveniente.
La evolución de la tecnología en asistencia auditiva HATS ha propiciado que en la actualidad se cuente con micrófonos remotos de reducido tamaño y receptores integrados completamente en los audífonos.
[1]1. Listening with a third ear. Mark Ross Audiology on line.
[1]. Perspectives of FM/RM usage in adults: A qualitative study. Athalye el al. The Ear Foundation. Review 2017.
[2] Bridging the under standing gap. Phonakpro.com. 2020.
[4] Evidencia del uso de tecnología de asistencia auditiva por parte de los adultos: el papel del sistema de FM. CHilsolm et al. Trends in amplification. 2007.
CV autor:
Audióloga / Audioprotesista
Diplomada en Logopedia.
Habilitación Tinnitus & Hyperacusis Therapy MC.
Experta en Acúfenos e Hiperacusia, tratamiento TRT, Audiología Infantil y Tercera Edad en RV Alfa Centros Auditivos.
Docente en el Máster de Audiología de la Universidad Europea Miguel de Cervantes.
Tengo una pregunta, una persona con hipoacúsia bilateral simetrica de grado severo con dos implantes cocleares , deberia de utilizar dos sistemas de freqüència modulada , es decir, uno para cada implante o solo se lo pondria en uno de esos dos implantes ?
Gràcias