[vc_single_image image=»14285″ img_size=»full» style=»vc_box_border_circle_2″ css_animation=»left-to-right»]Autor: Redacción G.A.¿Conoces a alguien en tu entorno a quien desagraden en exceso sonidos como masticar, sorber o beber? ¿Su reacción ante estas acciones te parece exagerada? Quizá te interese saber que existe un trastorno, denominado «misofonía», que hace que algunas personas desarrollen una alta sensibilidad a determinados ruidos cotidianos y, como consecuencia, les resulte imposible tolerarlos.El término significa odio (miso-) al sonido (-fonía). Suele aparecer en la infancia, aunque puede manifestarse a cualquier edad. Según algunos psicólogos, en ocasiones, puede estar unida a un trauma relacional, y determinados sonidos reactivan la memoria de esa mala experiencia, produciéndose una respuesta automática y somática que desencadena ansiedad o irritabilidad. A menudo, puede estar relacionado con otras patologías de mayor gravedad como el autismo (lo sufren el 50% de los afectados) o relacionadas con trastornos psicóticos.En cuanto a la forma de abordarlo, algunas personas, conscientes de su intolerancia al sonido, intentan ignorarlo recurriendo a la música, por ejemplo, y otras sencillamente los evitan. Si la misofonía es más grave, quienes la sufren pueden incluso dejar de relacionarse con otras personas o llegar a abandonar la convivencia.
Por este motivo, es fundamental acudir al médico para que se pueda diagnosticar esta condición y tratarse, si así lo requiriera, con terapias psicológicas adecuadas.
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