Los síntomas de la hiperacusia pueden desencadenarse en un paciente a raíz de tensiones sociales que surgen en su entorno y no es capaz de manejar. Como audiólogos, podemos proponerle distintas vías de tratamiento para mejorar la tolerancia a los sonidos cotidianos y ayudarle a recuperar su actividad social.
Hace siglos, el médico griego Galeno de Pérgamo reconocía la influencia del ambiente físico y social sobre la salud de los hombres, y hoy en día es algo que se sigue estudiando.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce que las Ciencias de la Salud abarcan desde las dimensiones moleculares hasta el conglomerado social, por lo que la “otosociología» se basa en la utilización del diagnóstico (historia clínica) y el estudio social (historia social) para conocer los eventos vitales en el entorno del paciente y así poder identificar la causa de su padecimiento. Esto le permite al profesional elaborar un diagnóstico médico social para lograr administrar el tratamiento causal patogénico y sintomático correcto.
Las denominadas personas altamente sensibles (PAS) son aquellas que tienen un sistema nervioso más vulnerable que el resto y se estima que constituyen un 8,5% de la población general. A su vez, casi el 7% de estos pacientes tienen algún grado de sordera. De este total, entre el 50 y el 60% padecen acúfenos y también intolerancia a los sonidos o hiperacusia.
La parte positiva de estas personas es que son muy reflexivas e intuitivas, pero por el contrario, presentan una desventaja: se ven muy afectadas por las emociones o los sucesos negativos de su entorno y se alteran fácilmente. Pueden verse perturbadas por las luces brillantes, el ruido en general, o verse abrumadas por un exceso de trabajo o por estar entre muchedumbres. Además, tienen el umbral del dolor bastante bajo y no suelen manejar bien situaciones estresantes, entre otras cosas.
La mayoría de las personas que consultan por intolerancia a los sonidos – lo que clínicamente conocemos como hiperacusia – refieren que antes de la aparición de los síntomas, no eran personas altamente sensibles, pero desarrollaron dicha sensibilidad después de una dinámica de conflictos en los que la tensión social y su incapacidad de adaptación, hicieron aflorar información genética de alta sensibilidad.
Otras entidades clínicas similares relacionadas con la intolerancia a sonidos
Misofonía: es un trastorno neurológico en el que los estímulos auditivos y, en ocasiones, visuales son mal interpretados por el Sistema Nervioso Central con una sensación de aversión/odio. Se dice que puede estar causado por experiencias negativas que son solo el resultado de sonidos específicos. Quienes padecen misofonía se sienten normalmente molestos, incluso furiosos, por sonidos tan comunes como por ejemplo los producidos por otras personas (masticar/olfatear/toser). La ansiedad intensa y los comportamientos agresivos que, a veces, pueden adoptar estos individuos, hacen que eludan las relaciones personales, lo cual propicia la disminución de la socialización. Por supuesto, hay protocolos de intervención para este tipo de personas, logrando a largo plazo su inserción en el mundo social.
Fonofobia: es el miedo irracional a sonidos fuertes y repentinos. Esta entidad se encuadra dentro de los trastornos fóbicos (trastornos de ansiedad) y no es una enfermedad auditiva. La fonofobia comparte ciertos síntomas con otros trastornos de ansiedad. Las personas que la padecen pueden presentar uno o varios de los siguientes síntomas: deseos de huir, sudoración excesiva, náuseas, alteración del ritmo cardíaco, cambios bruscos de humor, etc. También tiene tratamiento protocolizado.
¿Qué les puede causar esta sensibilidad a las personas?
Se conocen diferentes causas de estas patologías:
Causa otológica: se establece en el contexto del oído y los síntomas están en él.
Causa otoneurológica: se establece en el contexto del oído y del cerebro, y los síntomas están en el oído y en todo o en parte del parte del Sistema Nervioso Central.
Causa otosociológica: se establece en el contexto del entorno social de la persona.
Causa idiopática: cuando la causa médica es “desconocida” se somete al paciente a una entrevista estructurada para conocer la influencia del entorno social (conflictos sociales y comportamentales). Este estrés -producido por el medio, el conflicto social y el comportamiento- trasladado al organismo, desencadena una hiperactividad neural central y periférica auditiva conocida como hiperacusia.
¿Tiene tratamiento la hipersensibilidad?
Como está comprobado en humanos, la privación o carencia acústica disminuye la tolerancia a sonidos (es muy común que un paciente llegue a la consulta y nos diga que usa tapones de oído o algodones para aislarse de sonidos molestos); pero también es sabido que con la exposición a sonidos de forma paulatina, siguiendo protocolos de implementación y sobre todo, usando la música que le gusta al paciente, se puede lograr que poco a poco se incrementen los umbrales de tolerancia acústica.
Algunos tratamientos en esta línea podrían ser:
Técnica de Molinér: una técnica para escuchar sonido a campo libre con protocolos establecidos.
El uso de generadores de ruido de banda ancha por su seguridad y adaptación del nivel de sonido confortable para el paciente, ya sea en formato MP3 con auriculares en el oído o bajo la forma de audífonos.
Hay aplicaciones de teléfono móvil (“OIR + ACÚFENOS”, López González et al, 2014) con diferentes tipos de música preestablecidos y auriculares en el oído que el paciente elige de acuerdo con sus criterios de tolerancia, y se aplican los mismos protocolos de implementación referidos anteriormente.
La clásica técnica de TRT (terapia de reentrenamiento de tinnitus), basada en el modelo neurofisiológico de Jastreboff, usando consejos y sonidos. Es la más utilizada hasta la fecha.
Cualquiera que sea la elección, resulta fundamental guiar al paciente en la Autoterapia Conductual (voluntad propia para encausar el tratamiento impartido).
Hay muchos casos donde es apropiada la utilización de Terapia Cognitivo Conductual, cuyo objetivo principal es la evaluación psicológica de los pacientes con el fin de averiguar qué factores psicológicos (ansiedad, depresión, estrés, cogniciones, etc.) pueden tener relación con el inicio y/o mantenimiento de su problemática. El abordaje cognitivo conductual se centra en el aprendizaje de una serie de técnicas para reducir el malestar emocional y los problemas de adaptación psicosocial que se derivan del padecimiento de esta patología.
Y si no logramos que estas dos últimas propuestas mejoren la situación del paciente, puede ser atendido mediante la psiquiatría.
Bibliografía
1. Jastreboff, PJ. y Jastreboff, M. M. (2014) “Treatments for Decreased Sound Tolerance (Hyperacusis and Misophonia)”. Seminars in hearing, 35 (2) 105-120.
2. Jastrebroff, M.M. and Jastreboff, P.J. (2002). “Decreased Sound Tolerance and Tinnitus Retraining Therapy “.
3. López González, M.A., Abrante Jiménez, A. A(2016). “Epigenética social del oído”, Editorial PUBLIDISA, Sevilla, España, Vol. I, Cap. II: otosociología; 79-116.
4. Roitman, D., Yanco, A., Varela, C. y Sumbre S.B. (2010). “Acúfenos”, pg 89-92.
5. Schulman, A., Aran, J.M., Tonndorf, J., Feldmann, H. y Vernon, J.A. (1997). “Tinnitus, diagnosis/treatment”, -Singular Publishing Group, San Diego, U.S.A.
6. Tyler, R. (2006). “Tinnitus treatment”, Editorial Thieme, N.Y., U.S.A.; Cap XI: 146S-160.
7. http://comunicacion.us.es/centro-de-prensa/personal-docente-e-investigador/crean-una-aplicacion-movil-para-personas-con
SUSANA DOMINGUEZ
Fonoaudiologa
Unidad de Acúfenos del Servicio de Otoneurología (Clínica de Neurociencias INEBA)
Resp. Dpto. Audiología del Servicio de O.R.L. (Hospital Italiano de Buenos Aires)
Dedicada a la investigación de los trastornos del procesamiento auditivo central
www.ineba.net
¿Debo entender que una persona que frecuentemente es obligada a exponerse, que no tolere 10 horas continuas de ruido infernal emanado de un aparato reproductor de «música», si no logra adaptarse, requiere atención psiquiátrica?